Lanzar productos nuevos que de nuevo tienen poco, quitar bonificaciones en el precio de venta y apostar por las menores fiscalizaciones del Estado en los comercios de cercanía. El congelamiento de precios que propone el gobierno no es una medida novedosa, ya se aplicó en varios momentos de la historia económica argentina, como tampoco lo son las maniobras que hacen las empresas para eludirlos.

La medida más común es el lanzamiento de productos que las empresas venden como nuevos e innovadores, pero que son en la práctica el mismo artículo con modificaciones casi imperceptibles en el gramaje, el sabor, el diseño de la etiqueta o del envase; y con diferencias muy perceptibles respecto al precio del producto original. Como la posibilidad de control de la Secretaría de Comercio es a través del código de barras EAN, el DNI de cada producto, una pequeña modificación permite generar un nuevo código EAN que no se encuentre dentro del listado de precios regulados o congelados. 

Los ejemplos son infinitos: Unilever solicitó un nuevo código de barras EAN para agregarle al paquete de mostaza "La mostaza más rica". Mondelez sacó un nuevo código de barras para agregar un gramo más de galletitas Pepitos que el paquete original más la insignia "con chispas Cadbury", y aumentar un 50 por ciento su precio. Nestlé ofrecía un café instantáneo Nescafé igual al existente pero con la leyenda “estamos recreando nuestro envase, dale nueva vida al frasco” en verde y un 40 por ciento más caro.

Estas maniobras no se limitan únicamente a eludir los controles de precios, también lo utilizan las firmas como una herramienta de marketing para lanzar productos, aunque esto no los exime de estar engañando a las y los consumidores. Con el objetivo de prevenir engaños, la anterior gestión al frente de la Secretaría de Comercio puso en marcha a fines de marzo de este año el Sistema de Fiscalización de Rótulos y Etiquetas (Sifire). 

Previo a su comercialización, los productos que pertenecen a los rubros de alimentos, bebidas, perfumería, aseo, cuidado personal y limpieza doméstica aptos para el consumo deben presentar la documentación detallada del producto con información completa de sus componentes y obtener una aprobación del organismo. Desde que comenzó el año, las empresas- sobre todo las más grandes- presentaron en promedio 160 lanzamientos nuevos. 

Otro mecanismo que encuentran las firmas para eludir los controles es trasladando ese congelamiento al siguiente eslabón es decir, a los supermercados. En los contratos entre empresas y supermercados no existe un precio único para cada producto, sino que cada firma tiene acuerdos de precios con los clientes que se facturan como "bonificaciones". Es decir, en las facturas que reciben los supermercados se detalla el precio por unidad del producto, el precio total de la factura y una bonificación que varía de acuerdo al contrato que tenga cada firma proveedora con cada supermercado.

Cuando comenzaron los controles de precios, los supermercados se quejaban de que las empresas proveedoras les sacaron esa bonificación, trasladando entonces los aumentos que pretendían hacer al precio que le venden a los supermercados. 

Finalmente, las empresas proveedoras suelen también cumplir con los controles en las grandes cadenas de supermercados, ya que se encuentran más reguladas. Sin embargo, aprovechan los acuerdos con los comercios de cercanía, donde el Estado cuenta con menos poder de fuego para intervenir por su atomización, para no respetar los controles de precios pautados en las oficinas de la Secretaría de Comercio. 

En términos generales, cuando hay congelamientos los supermercados demandan más de esos productos con precios regulados o congelados porque se venden más, y las empresas tienden a entregar menos. Esta maniobra, gracias a la ley de abastecimiento y  cláusulas de cantidades que comenzaron a formar parte de las negociaciones de productos sensibles para Precios Cuidados, ya no son tan utilizadas por las empresas. Las mismas firmas explican que a ellas mismas no les conviene muchas veces dejar de abastecer un producto porque el mismo se discontinúa.