¿Cuánto vale el triunfo de River? ¿Puede valer un campeonato? Podría darse, claro, pero ¿realmente está el torneo local entre las prioridades de River? Se sospecha que no, que lo que más le importa es la Copa Libertadores, y si tiene que reservar jugadores Gallardo no va a tener dudas en la elección. Pero si en el camino le gana a Boca, le mete tres goles en la Bombonera y lo deja malherido para lo que se viene, suma suficientes motivos para el festejo eufórico. Dicho de otro modo: River ya está hecho en el campeonato local, y todo lo que venga a partir de ahora será de regalo.

La situación de Boca es bien distinta porque llevaba mucha ventaja antes del receso, y el título (que ahora teme que se le escurra de las manos) era el único consuelo para atenuar el avance de su clásico rival en la Libertadores.

Boca perdió algo más que un partido. Perdió a un jugador fundamental (Centurión, ¿no apuraron demasiado su regreso?), perdió la brújula de su juego ya desde la línea de fondo, y perdió la confianza en sus propias fuerzas. 

Si se revisan las jugadas de los goles de River quedará claro que se trató en todos los casos de una combinación de aciertos del rival, y errores propios. Peruzzi lo dejó patear solo a Martínez en el primero, y el volante de River sacó un fenomenal remate que pudo tapar Rossi si hubiera cubierto, como la lógica indicaba, el primer palo. En el segundo gol, Peruzzi rechaza sin fuerza (¿por qué hacia el medio?) y le abrió a River la posibilidad de una contra que terminó resolviendo bien Alario. Una de las claves del partido, como bien dijo Marcelo Gallardo, es que River jugó mejor que Boca; la otra clave es que los marcadores defensores de Boca jugaron muy mal, dieron ventajas en la marca, se dejaron tomar las espaldas (especialmente  los centrales) y también cometieron errores infantiles de manejo. Con un gol en el arranque (15 minutos) lo natural fue que River hiciera lo que hizo: partir rápidmente de contraataque, a campo traviesa, aprovechando el adelantamiento de los locales. 

Es cierto que Boca pudo haber empatado el partido, con la doble tapada de Batalla a Bou y Peruzzi, sobre el epílogo del encuentro. Batalla se reinvindicó del grosero error cometido sobre el final de la primera parte cuando dio un paso al frente en un tiro libre de Gago, que se le coló en un ángulo. Como sea, los errores del equipo de Gallardo no fueron tantos (en cantidad y calidad) como los su rival. Pudo empatarlo Boca también en un cabezazo de Benedetto, por arriba, y en un cruce providencial de Martínez Quarta, pero no hubiera sido lógico que el partido terminara igualado.

El campeonato se puso muy caliente (Boca 49, River 45 con un partido menos y detrás llega un pelotón de candidatos). Boca sigue dependiendo de si mismo, porque continúa siendo el líder, pero si los Mellizos no usan el inflador anímico, si no hacen algunos cambios necesarios (Wilmar Barrios por Bou, por ejemplo) las posibilidades se van a reducir. Los dirigentes de Boca le habían prometido a Bentancur que lo iban a dejar viajar a Corea, para jugar el Mundial Juvenil, pero tal vez ahora cambien de idea. Al pibe tampoco le vienen bien algunos murmulos que caen desde la tribuna, cuando se apura a patear o hace una de más.