La situación del Kily González no tiene nada de extraordinaria para el fútbol argentino pero sí está más visible. Su continuidad depende, en gran medida, en la respuesta que entregue el hincha en el Gigante de Arroyito en el partido con Atlético Tucumán el domingo 21. El entrenador responde a las demandas de los directivos de promover juveniles. Eso lo mantiene en pie. Lo que hace falta para que se le renueve contrato es el plebiscito del socio en la tribuna. Sin apoyo de sus hinchas, el Kily no podrá seguir al frente del plantel el año que viene, aunque en ese caso se buscará un entrenador que también priorice la consolidación de chicos en la máxima categoría.

El equipo de Cristian González nunca tomó forma. Tuvo buenos momentos, sí, pero nada que evidencie la construcción de un equipo más estable en cuanto al juego, indispensable para trazar proyectos ambiciosos. Ahora se encuentra en grave crisis de juego. Y otra vez es el técnico el que está en el centro de la discusión.

Cuando el Kily, ante una derrota, resalta que hizo debutar a un juvenil, sabe que eso no es ningún mérito. A quien le habla ahí el entrenador es a los directivos, que estiman viable solo este modelo deportivo en lo económico, con ingresos y cotización de divisa extrajera que hacen imposible pensar en buscar refuerzos de otros mercados. En cualquier otra liga se paga mejor, en términos de dólares, por lo cual traer refuerzos ya no es una opción a considerar.

El Kily tiene contrato hasta fin de año. Le quedan cinco partidos esta temporada. De local, ante Atlético Tucumán, River y Huracán. El próximo juego, ante los tucumanos, el técnico necesita el respaldo del hincha para fortalecer sus chances de continuidad. “De acá a fin de año se van a iniciar conversaciones para saber qué quiere él (González) y lo que busca el club”, confió un colaborador de la dirigencia canaya. Pero los objetivos en Central está señalados: “Los juveniles en cancha no se negocian. Sin ellos los números no cierran”.

Es decir, los dirigentes quieren darle continuidad al trabajo de González. Pero no se puede sostener si el socio no acompaña. Las decepciones están florecidas en Arroyito. El equipo no tuvo ningún protagonismo en el año en Liga Profesional y en Copa Sudamericana llegó a cuartos, lo destacado que tiene para mostrar el entrenador, además del claro triunfo en el clásico que se jugó en el Gigante. El futuro de González, más que nunca, estará en manos del socio.