Eugenia Cozzi es criminóloga, graduada de la Universidad Nacional de Rosario y doctora por la Universidad de Buenos Aires, especialista en políticas de seguridad. Con amplio trabajo de campo sobre jóvenes de los sectores populares y su relación con la ilegalidad, cuando el tema estaba despuntando en la agenda pública, Cozzi es investigadora del Conicet y, además, activista de la Multisectorial contra la Violencia Institucional. ¿Por qué los delitos económicos, imprescindibles para el funcionamiento del circuito ilegal, no tienen impacto social? El procesamiento de Gustavo Shanahan, financista acusado de vender los dólares necesarios para comprar las sustancias, no es percibido como parte del problema de inseguridad por buena parte de la población. Decir que la muerte de un joven arquitecto "no es un asesinato más", cuando hubo 200 homicidios en la ciudad, ¿qué efectos tiene en las políticas de seguridad? “Periodistas, funcionarios, militantes, activistas, actores de la academia, colaboramos en la construcción de la categoría de muertes por narcotráfico, que hay que poder problematizar, romper, para explicar los conflictos que suceden en la ciudad de otro modo, inscriptos en otra serie”, plantea la especialista, quien considera que socialmente se construye que hay personas “matables”, cuyos asesinatos no generan ningún impacto, mientras se sobrerrepresentan los crímenes en ocasión de robo, que no llegan al 10 por ciento del total. Para eso, apuesta a generar un movimiento social audible que integre en el concepto de seguridad a esos jóvenes hoy considerados victimarios. 

--¿Por qué es tan diferente el impacto social de delitos de guante blanco, que son condición de posibilidad de una trama ilegal, de otros como por ejemplo, los arrebatos callejeros?

--Eso no es algo particular de Argentina, sino que los delitos callejeros o predatorios generan un impacto social distinto a este otro tipo de delitos y la problemática de seguridad e inseguridad se construyó alrededor de ese tipo de delitos. O sea, si uno hace una pregunta acerca de la inseguridad, a nadie se le ocurre hablar de delitos económicos, no son construidos de ese modo, si no, en todo caso, son inscriptos en otro tipo de problemas. La victimización en la calle es un tipo de delito que genera miedo, que genera un montón de sensaciones, que genera identificación, además, en términos de víctima. Además, otra de las cosas que también se puede pensar es quiénes son los protagonistas de ese tipo de delito y ahí nuevamente, los delitos predatorios están ligados a cómo se construyó seguridad, con el estereotipo del pibe chorro. 

--Es lo mismo que ocurre en relación a los asesinatos...

--No todas las muertes generan la misma de repercusión. Ahí me parece que hay distintas entradas para pensar por qué. Una tiene que ver con víctimas y victimarios, quiénes son los que están involucrados en esas muertes, las buenas y malas víctimas o las víctimas que nos permite generar mayor empatía que otras. También el contexto donde sucede. Hay situaciones que permiten construir más empatías que otras, y eso habla de cómo construimos comunidad. Un homicidio en ocasión de robo genera mayor empatía y repercusión, y el tratamiento que se le da es distinto. Y por otro lado, tiene que ver acerca de cómo esas muertes se inscriben en series, y algunas series generan determinado tratamiento distinto a otras.

--¿Por qué toda la problemática de la inseguridad parece concentrarse en las muertes en ocasión de robo?

--Es interesante para dimensionar esto hacer una entrada más cuantitativa. No solo en Rosario,los homicidios en ocasión de robo siempre son menos del 10 por ciento de la totalidad de los homicidios, pero el tratamiento que se les da es muy distinto al 90 por ciento restante. Hay una sobrerepresentación de un fenómeno que en realidad es excepcional. Esto tiene que ver con un montón de cuestiones, porque tiene que ver acerca de cómo construimos determinados grupos sociales como “matables”, en términos de que ante un homicidio de esos, no va a suceder mucho, muchos efectos no va a tener para las personas. En cambio, un homicidio en ocasión de robo trae problemas. Sabés que te van a investigar, sabés que vas a ir preso. Charlando con jóvenes que participan en estas situaciones, el homicidio en ocasión de robo donde víctima y victimario no se conocen, no es una situación que genera prestigio, no sos un buen ladrón si cometés este tipo de hechos. En cambio, el homicidio entre pares sí es un hecho que se relata, que construye prestigio, que construye honor, y ese otro sobre quien se despliega violencia, es otro que ha sido construido socialmente como matable y los jóvenes comparten ese criterio de victimización. La gran mayoría de los homicidios son entre varones, jóvenes, de los sectores populares, que no generan mayor repercusión.

--¿Ellos mismos sienten que pueden ser matados, y matar? 

--Sí. La otra cosa que a mí me interesa discutir es cómo clasificamos las muertes, en qué serie las inscribimos. Entonces, la forma en que clasificamos las muertes va a generar efectos en relación al tratamiento que le demos a esas muertes, y al tratamiento que le demos a esas vidas. Y ahí podemos pensar cómo el movimiento de derechos humanos construyó la categoría de violencia institucional para clasificar violencias estatales del presente. Y eso genera que esas muertes se inscriban en una serie ligada a la violación de los derechos humanos o los feminismos construyen la categoría de violencia de género, con todas las complejidades, y eso hace que esas muertes sean inscriptas en una problemática pública que genera que áreas específicas del Estado se ocupen de eso. Ahora ¿en qué serie se inscribe la muerte de los pibes? Es un problema de seguridad y los pibes aparecen visibilizados como victimarios, no como víctimas. O aparecen inscriptos en series ligadas a ajustes de cuenta de narcotráfico, una etiqueta que homogeniza todos esos conflictos y que genera tratamiento específico. Si es un ajuste de cuenta entre delincuentes, la forma de resolverlo es los reiterados pedidos de fuerzas federales en la ciudad de Rosario. 

--Pensarlos solamente como victimarios tiene efectos en las políticas públicas...

--A la hora de pensar los distintos impactos de las distintas muertes, si nos interesa pensar políticas de seguridad más democráticas y a la seguridad como un derecho que el Estado debe garantizar para todas las personas, no solo tenemos que discutir acerca de las características de las víctimas, que va a haber grupos sociales que van a generar más empatía que otras, si no tenemos que pensar cómo construimos las clasificaciones de esas muertes. Y en la clasificación de muertes ligadas al narcotráfico hay un montón de actores sociales que colaboramos en la construcción de esa categoría, que hay que poder problematizar, periodistas, funcionarios, militantes, activistas, academia, colaboramos en la construcción de esa categoría, que hay que poder romper, que hay que poder explicar los conflictos que suceden en la ciudad de otro modo, inscriptos en otra serie que permitan otros tratamientos.

--¿Falta un movimiento social audible que inscriba las muertes de estos pibes como un problema social?

--Sin lugar a dudas. Nombro el movimiento de derechos humanos, nombro al movimiento de mujeres, porque considero que son movimientos potentes para poder producir otras clasificaciones sobre estas muertes. Y en algunos casos, por ejemplo, la investigadora María Pita tiene un artículo interesante sobre eso, algunas organizaciones sociales inflan la categoría de violencia institucional para inscribir las muertes entre pibes como un caso de violencia institucional por desprotección del Estado. ¿Por qué? Porque se volvió una categoría política productiva en términos de demanda. Entonces, me parece que el desafío es pensar a las políticas de seguridad inscriptas en la discusión sobre derechos humanos, en tanto el Estado no debe vulnerar derechos humanos para garantizar seguridad y en tanto el estado debe garantizar seguridad como derechos humanos. Sin lugar a dudas es un desafío para las agendas de las organizaciones, de los activistas y demás discutir en serio cómo como sociedad vamos a administrar los conflictos que tenemos.

--Pero los discursos sociales hegemónicos, y casi diría uniformes, van en el sentido de obturar y demonizar políticas de seguridad que no se centren en lo punitivo.  

--Hay que pensar en términos de eficacia. Cuando uno plantea Políticas de Seguridad Democráticas, lo que está diciendo es que las políticas punitivas, además, no son eficaces para generar mayor seguridad. O sea, no van a reducir los homicidios, no van a evitar las muertes en ocasión de robo, además, teniendo en cuenta cuál es el rol de las fuerzas de seguridad en la configuración de determinados circuitos delictivos.  Lo que es interesante pensar es políticas a corto, mediano y lago plazo que además sean efectivas para reducir la conflictividad y ahí no es que se desecha la participación de las fuerzas de seguridad, pero tiene un rol específico junto a otras áreas del estado, junto a otras áreas del Estado y junto a organizaciones sociales, sobre organizaciones políticas o de derechos humanos

--¿El estado argentino está en condiciones de tomar los compromisos y hacer las inversiones que implican políticas de seguridad no punitivas? 

-Yo creo que estamos en un paso previo, ni siquiera estamos problematizando la forma en que pensamos la seguridad. Entonces, creo que es algo que hay que discutir, porque si seguimos clasificando estas muertes como ajuste de cuenta del narcotráfico y seguimos pensando que la forma de resolverlo es pidiendo más gendarmes a Nación, estamos en problemas, y ahí me parece que hay muchos actores que tenemos la responsabilidad de dar otras discusiones.

--¿Cuál es el punto de partida de esa discusión?

--Cómo incluir las muertes de pibes de sectores populares en una serie que sea efectiva para comprender esas dinámicas. Porque si todo es narcotráfico, ni siquiera se comprende qué es lo que sucede, qué información producimos en la circulación de armas y municiones, qué información producimos sobre los conflictos que anidan en esos resultados letales entre jóvenes. Me parece que estamos como pasos muy atrás en un contexto muy complicado, pero que ha habido algunas experiencias de pensar la seguridad en otro modo, lo que pasa es que son experiencias que se cortan, que no se siguen, y cuando se cortan, eso genera que tomen fuerza las propuestas punitivas.

--Y las respuestas punitivas siempre se ejercen sobre los mismos sectores sociales, porque el problema no se centra, por ejemplo, en los delitos económicos y en el circuito de la economía ilegal.  

--Totalmente. Las agencias del sistema penal procesan delitos duros de los pobres, que les lleva la policía. En su mayoría, si vos pensás la justicia provincial como la justicia federal, esa es la gran masa de hechos que procesan. Y ahí me parece que otro desafío es ponernos a discutir en serio el modelo prohibicionista en materia de drogas. A mí me interesa discutir política de seguridad, política de drogas, por eso me parece que, si hay algo que podemos hacer desde distintos sectores, es romper la matriz con la que estamos pensando los conflictos. Porque no sirve ni para comprender los conflictos ni para pensar abordajes que sean efectivos. Entonces vamos a seguir ensayando las mismas respuestas.

--Además, nunca las fuerzas de seguridad vienen a proteger a esos pibes que son los que se están muriendo. 

--De todos modos, y eso es interesante pensarlo, por eso digo que la policía en este esquema tiene un rol específico. Cuando vino el primer desembarco de Gendarmería (en abril de 2014), nosotros estábamos haciendo trabajo de campo en algunos barrios de zona sur de la ciudad y los propios jóvenes que estaban involucrados en situaciones de violencia letal, los "tiratiros", nos decían que se sentían tranquilos con la presencia de Gendarmería en su propio barrio. O sea, nosotros teníamos una idea acerca de que no los íbamos a encontrar en la esquina cuando fuéramos a hacer el trabajo de campo y para nuestra sorpresa, sí estaban. Decían "yo sé que el grupo de la bronca no me va a venir a tirotear". Y ahí me parece que es interesante pensar cómo sufren la inseguridad los sectores populares y cómo sufren la inseguridad los sectores medios. Son victimizaciones muy distintas. Por eso, la llegada de determinadas fuerzas, genera ciertas condiciones de protección o de seguridad. Si vos vas a traer gendarmes para tenerlos en la plaza López, dando vueltas, no estás pensando en garantizar seguridad de quienes son los que más sufren la victimización.