Rosario, una ciudad anfibia. Crónicas contemporáneas es un libro editado en Buenos Aires por Mansalva como resultado de una estimulante iniciativa. Dieciséis cronistas de distintos lugares de Latinoamérica, en muy pocos días de aquel 2019 pre-pandémico y hoy tan lejano, respondieron al desafío de salir a buscar por esta ciudad una historia que contar. El convite provino del Festival Pensamiento Contemporáneo, un proyecto surgido de las mentes creativas de Lila Siegrist y Cristian Alarcón, que fue materializado en una articulación entre el Gobierno de la Provincia de Santa Fe, el Consejo Federal de Inversiones, el Centro Cultural Parque de España, la UNSAM, la UNR y la revista Anfibia. 

"En paralelo a las mesas y performances programadas, se desarrolló el taller de crónica cultural y periodística Contar la ciudad, a cargo de la escritora española Cristina Fallarás. Los dieciséis talleristas becados, seleccionados a partir de una convocatoria abierta para toda América Latina, produjeron textos en clave de crónica cultural sobre la ciudad que se publicarían en medios nacionales y latinoamericanos", escribe Siegrist en el prólogo. "Como parte de la formación, asistieron a charlas magistrales de los historiadores Pablo Montini y Agustina Prieto, junto a los periodistas Osvaldo Aguirre y Sonia Tessa", narra. 

Navegar por este bien lustrado espejo de 16 facetas, para quienes disfrutan y padecen la urbe junto al Paraná, es un baño de identidad. Las miradas extrañadas de lxs poetas y periodistas experimentadxs que afilan sus plumas en ella nos devuelven el retrato real que sospechábamos, pero que temíamos fuese una paranoia personal o mero efecto de nuestras propias torpezas. Rosario es una ciudad de locos; locos solos y malos. Algunos son buenos hasta que se les rompe el corazón, ya sea de un balazo o por otros motivos. Rosario es como la película Taxi Driver de Scorsese pero al revés: la única sensata en la vastedad de la noche es la taxista. Todos los demás vegetan en el caos o divagan sobre la organización armada, lo que sea que eso signifique. Los soliloquios de los personajes urbanos encontrados enternecen tanto como aterrorizan. Cada cual balbucea memoria en su propio planeta personal, cruzando su azarosa o rutinaria trayectoria con cronistas sueltos por ahí como en un sueño, viaje astral o inframundana pesadilla donde todo es paisaje hasta que aparece el guardián en el umbral con su "no", innegociable y pétreo.

Rosario, una ciudad anfibia bien podría ser una novela. "Nadie mira para arriba, nadie escucha, nadie huele, nadie nada", anota la periodista montevideana Andrea Salle. "Si en Rosario hay una tradición esa es la soledad", reflexiona el sociólogo colombiano G. Jaramillo Rojas. Algunos vienen traídos por una canción: Yenys Laura Prieto desde Cuba y Exequiel Svetliza desde Tucumán por la Oración del remanso, de Jorge Fandermole. Lydiette Carrión (México) y Nacho Estepario (Las Toscas) siguen cada cual el embrujo del poeta Federico García Lorca por galpones ensombrecidos. Fredi Velázquez viene a por Fito, Messi y el Che; se vuelve a Chile con un relato de desencuentros, más rosarino eso que los tres juntos. Un trabajo detectivesco, animado por la serendipia, es el que hace Emiliano Gullo tras una colección de arte que ni a Morris West se le hubiese ocurrido. 

Algunas crónicas exploran mundos dentro de la ciudad: Lucía Rodríguez nos conmueve con su abrazo a las bailantas chamameceras, Pablo Rodríguez se interna en la mansión Fracassi, Teresa Sofía Buscaglia indaga esa mini-utopía que es La Toma, Sofía Sandoval va a ver qué fue de los viejos prostíbulos de Pichincha, y Lorena Oviedo se sienta al lado de una conductora de She Taxi. La mujer trans Carolina Boetti protagoniza su propia historia de persecución y reparación, que le relata a Pilar Cuartas. Un escritor local, Santiago Beretta, cuenta como nieto la vida de su abuelo artista, Rodolfo Elizalde. Y Milagros Berríos Choroco (Perú) sigue a Dante Taparelli en una visita guiada a El Salvador, que depara los diálogos más macabros y los más luminosos del libro.