Sus pies caminan en la noche, llueve. Ella toca el timbre de una casona. Ingresar no se puede, le dicen. Vuelva mañana. Pero no tengo dónde quedarme, responde. Mañana, le repiten. El blanco y negro envuelve de una manera cuasi gótica a esta historia donde una médica dirige una clínica clandestina de abortos. La película se titula El apego, es uno de los estrenos de El Cairo Cine Público. Dirige Valentín Javier Diment (La memoria del muerto, El eslabón podrido) y protagonizan, admirables, Lola Berthet (médica) y Jimena Anganuzzi (paciente).

“La película surge de las ganas que teníamos de laburar juntos, con Lola y Jimena. Somos amigos desde hace muchos años, son grandes actrices y la pasamos bien juntos. Son gente recontra responsable, seria, tienen todo a favor para trabajar con ellas, y muchas veces nos dijimos de pensar algo para hacer juntos. Un día les dije: ‘nos encontramos y llevo un par de personajes y un conflicto central’. A partir de ahí empezamos a armar el argumento de la película, entre reuniones, mientras mirábamos películas y conversábamos. Pensamos siempre en una película que nos interesara como temática y desarrollo, con las intensidades dramáticas que nos gustan, y que además tuviera actuaciones; es decir, que fuese dadora permanente de situaciones que ellas pudieran desarrollar. En esas charlas armamos la línea argumental. Después escribí el guión, lo revisamos milimétricamente, y luego se sumó el resto del elenco”, explica Valentín Javier Diment a Rosario/12.

-¿Por qué la elección de la época (Argentina, años ’70)?

-De las distintas referencias, hay algo medio de época en relación a esas películas de orfanato, de institución. Por otra parte, la idea de una clínica clandestina de abortos en una casa muy cajetilla, en las afueras de la ciudad, es de época, porque hoy por hoy todo es muy distinto. Nos interesaba no quedar pegados con las luchas en los momentos coyunturales de la actualidad, respecto del aborto y de las luchas del feminismo, e ir a esa zona donde tanto el lesbianismo como el aborto eran cosas completamente clandestinas. Así se fue dando. En algún momento se quiso dar una referencia un poquito más clara respecto del momento, y anclarla en el Mundial ‘78 o algo por el estilo, pero no hacía falta. Sólo dejamos una referencia sonora de época, que es muy tangencial y de la que sólo se da cuenta gente muy específica del cine, tiene que ver con el estreno de La parte del león, de Aristarain, además de cierta referencia general de la época.

-Ciertas referencias como la casona, la noche, la médica, dialogan con un mundo de cine; quiero decir, hay una cinefilia consciente y un gran poder metafórico.

-Cuando hay una idea ficcional, con una lógica interna muy sólida, siempre se van a desprender metáforas, ideas, interpretaciones. Es una de las cosas más lindas que tiene la ficción. La idea ficcional puede ser jugada desde los géneros, lo fantástico, lo gótico, etc., y eso es algo que siempre aprecio, que siempre me sorprende. Las películas que están más apegadas a la realidad o que no tienen una idea o una lógica interna tan sólida, sino que se adaptan más al esquema de los tres actos, que fuerzan a los personajes a que terminen dando una respuesta, independientemente de lo que piden éstos y la trama, ésas son lógicas un poco menos sólidas, que generan menos interpretación y un sentido más recortado.

-En varios planos se aprecia un reencuadre a través de espejos, vidrios, en imágenes que se desdibujan de maneras raras.

-Con el director de fotografía (Claudio Beiza) y el director de arte (Federico Mayol) trabajamos mucho la idea de que haya un reencuadre natural a través de puertas, espejos o vidrios deformantes. También hay algo más, yendo a lo concreto de la cinematografía argentina, donde hay tan poco presupuesto para poder desarrollar la cantidad de planos necesarios. Hay que pensar desde el vamos que nunca vamos a poder filmar todos los planos que se quieren. Si te imaginás a priori una escena donde necesitarías 11 planos, sabés desde el vamos que no vas a poder filmar más de 4. Y cuando uno lo que quiere es buscar la excelencia en la actuación y en el detalle, todo lleva tiempo. Como van a ser planos largos, de mucha duración, tratamos de hacerlo con complejidades, a partir de composiciones y del montaje interno, para que no se agotara la mirada del espectador. Si hacés un encuadre estándar, ya está, al encuadre lo reconociste, se agotó visualmente, y el resto de la duración del plano va a ser solo para información. Eso sería un embole. Por eso, nos planteamos ayudar a la atención del espectador, para que a pesar de la duración pueda mirar distintas cosas. En eso ayudan la complejidad de los movimientos del montaje interno y las composiciones.

-También el paso del blanco y negro al color, o la aparición del título mismo, de manera inesperada.

-Todo lo que compone la película es un elemento narrativo. En este caso, al momento donde aparece el título lo usamos narrativamente, para producir un determinado efecto en el espectador; lo mismo con el pasaje a color. Así como en el esquema más clásico, donde se utilizan los puntos de giro o ese tipo de cosas más reconocibles desde la historia, acá nos apoyamos en empujones para la atención del espectador, con aportes narrativos de otro tipo, que tienen que ver con la manipulación de otros elementos.

-Es extraordinaria la entrega de las actrices, sumidas en la exposición de sus cuerpos, en su voluptuosidad y su desgarro, en el placer y en el dolor.

-Ellas están desde cero en la historia, y su entrega y tipo de exposición se desprenden de lo que buscamos. Esto también tiene que ver con un dispositivo narrativo más. Hay ciertas cuestiones como la intensidad de determinada escena sexual, o que se vea un plano detalle que no suele verse en el cine, que ayudan a la idea, a la sensación de verdad de la película. Como estábamos juntos en el tipo de película que queríamos, estaba claro para qué nos servía, qué buscábamos, y qué buscan los cuerpos. Son actrices muy serias y saben que el cuerpo está todo el tiempo en juego. La exposición es lo de menos, el compromiso es mucho más profundo e involucra un tipo de actuación no realista, no naturalista, que asume un determinado riesgo al caminar por una cornisa. Es algo que puede fallar, porque es un tipo de actuación que no está defendida por los cánones habituales del realismo y el naturalismo. Ellas buscaban ese riesgo; por lo tanto, todo lo demás se amolda a esa idea.