En Argentina existen 40 volcanes activos, según el Instituto Geográfico Nacional, un dato que obliga a preguntarse sobre el potencial de erupción y los efectos que podrían desencadenarse. Las imágenes de los desbordes de lava en Cumbre Vieja, en la isla española de La Palma, reavivaron el interés sobre este fenómeno natural.

Desde 2017, la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) dicta la carrera de Geología. Allí, alumnas y alumnos comenzaron a trabajar sobre investigaciones relacionadas con volcanes en materias como Petrología Ígnea y Metamórfica, que tiene como docente a Javier Gómez Figueroa.

En diálogo con el Suplemento Universidad, Gómez Figueroa destacó el aumento del interés por el estudio de un tema que suele tratarse poco en el país por el escaso registro de erupciones. Más allá de ese dato, remarcó que la provincia de Mendoza alberga entre ocho y diez volcanes activos y que algunos de ellos requieren un mayor monitoreo por su potencial peligrosidad.

–¿Qué tan preparados estamos en Argentina para anticipar potenciales erupciones?

–En Mendoza el estudio se hace a través de métodos directos, es decir, se coloca un sismógrafo en el volcán para tomar los datos y a partir de allí se hace una lectura específica, junto al análisis de los niveles de gases en zonas específicas. Las herramientas de las que disponemos nos permiten predecir el comportamiento del volcán, pero no con exactitud absoluta como para decir día y horario en que se va a generar una erupción. Las precisiones en este campo son mínimas, ya que por ejemplo en La Palma se creyó que la erupción iba a ser de unos días y ya lleva más de dos meses. De todos modos, hemos avanzado en los últimos años y eso es muy importante.

– ¿Cómo se puede evaluar entonces el nivel de inversión en el país respecto al estudio de los volcanes?

–Estamos creciendo. Luego de algunas erupciones que se produjeron en los últimos diez años –en 2011 con el volcán Puyehue, que afectó muchísimo tanto a Río Negro como a Neuquén, y la del Calbuco en 2015, que si bien fue en Chile también repercutió en la Patagonia–, el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), que es el ente del Estado nacional destinado a prever este tipo de sucesos, comenzó a hacer más hincapié en la vigilancia volcánica con una mejor inversión. Si bien falta mucho, vamos por el buen camino.

– ¿Cuáles son los volcanes activos que demandan mayor monitoreo en Mendoza por considerarse más peligrosos?

–En Mendoza hay entre ocho y diez volcanes activos que se ubican a partir de la localidad de Valle de Uco hacia el sur, ya que hacia el norte de la provincia y San Juan están inactivos debido a la configuración de las placas tectónicas en esa latitud. Entre los que presentan actividad están el Tupungatito, San José, Overo, Infiernillo, el Planchón-Peteroa-Azufre. Pero si tenemos que poner el foco en uno es en el volcán Laguna del Maule, que es el más estudiado en este momento y sugiere una mayor peligrosidad. Esto se debe a que se encuentra sobre una potencial cámara magmática ubicada a una profundidad bastante cercana, y de hecho está en alerta amarilla, una clasificación otorgada por la cantidad de sismos –aunque menores– que allí se registran, la famosa “fumarola” observable y otras señales que sugieren que algo abajo hierve; cuando eso sucede, se puede llegar a dar una erupción.

“Si tenemos que poner el foco en un volcán es en el Laguna del Maule, que es el máse studiado en este momento y sugiere una mayor peligrosidad”.

–¿Cuáles serían las características de esas erupciones?

–Sin dudas muy distintas a las que vemos en lugares como España, Islandia o Hawái, con ríos de lava que fluyen en forma incesante. La enorme mayoría de los volcanes que tenemos en el límite entre Argentina y Chile son explosivos, y se caracterizan por generar nubes eruptivas inmensas, cargadas tanto de polvo como de cenizas que caen sobre las poblaciones cercanas y ocasionan múltiples daños, ya que matan animales, dañan la infraestructura y generan dificultades para respirar. En el caso del Laguna del Maule, se han intensificado los estudios porque una erupción de ese volcán, que se cree sería muy importante, taparía todas las rutas cercanas e impediría la normal circulación.

–¿Qué rol cumple la UNCUYO en la formación de profesionales que aporten al estudio de los volcanes?

–Es muy importante. Doy clases a los alumnos de la carrera de Geología en la materia Petrología Ígnea y Metamórfica, que estudia el origen de las rocas y los fundidos magmáticos. Es una asignatura troncal, y como complemento este cuatrimestre estamos junto a un colega chileno al frente de la materia Fundamentos de la Volcanología, de modo que la UNCUYO cumple un rol vital en la formación de profesionales. La historia de la vida se genera en los volcanes, y por ese motivo es necesario acercar la mayor cantidad de conocimientos a la sociedad, a las escuelas primarias y secundarias. Soy un defensor de la divulgación científica para que penetre en todas las esferas posibles.

–¿Existe una plataforma accesible para la población que permita conocer en profundidad el mapa volcánico a nivel nacional?

–En 2020, junto a un grupo de profesores y estudiantes de la universidad, creamos el Grupo de Investigación de los Volcanes de Mendoza (Givome) que, a través de Instagram y Facebook, brinda información a la comunidad sobre cuántos volcanes hay en Argentina, en tierras mendocinas, su peligrosidad y nivel de actividad, todo con muy buena infografía. Estas maravillas de la naturaleza siempre han estado y no hay que temerles. Más que crear mitos a su alrededor, necesitamos comprenderlas y respetarlas.