Este jueves, el Ministro de Agricultura, Julián Domínguez, hará anuncios vinculados a la carne, el trigo y el maíz, hecho que refleja un dato político más coyuntural. Luego de meses en los que la dinámica de los precios pasaba casi exclusivamente por la Secretaría de Comercio Interior, se viene una temporada de un abordaje más integral de la cuestión, por dos razones: primero, porque la inflación sigue pegando y no fue afectada por las medidas urgentes; segundo, porque el Gobierno pretende que la contención de los valores abarque a todos los actores de la cadena para tener efecto y, además, no desordenar algo que para el Ejecutivo es prioritario: un esquema que equilibre mercado interno con exportaciones. 

Una parte de ese giro de una consideración micro a una macro de los precios, quedó estampada en la foto de la reunión que compartieron el viernes último -y se difundió el fin de semana-, los ministros de Economía, Martín Guzmán; de Desarrollo Producción, Matías Kulfas; el secretario de Comercio, Roberto Feletti y el viceministro de Economía, Fernando Morra. De esa mesa salió el mensaje de la búsqueda de un plan integral de precios para el 2022. Allí, Guzmán expresó que no está mal hacer acuerdos parciales, pero explicitó que son un complemento de las acciones macro para contener la inflación. Se detalló allí que, además, la discusiones de precios también están en la agenda de las charlas que el Gobierno mantiene con el Staff del Fondo Monetario (FMI). No por nada estaba allí Morra, la mano derecha de Guzmán que ya está en Washington en las negociaciones técnicas del plan Plurianual con las filas de Kristalina Georgieva. 

El Gobierno quiere evitar, además, que la discusión por la inflación se debata en el terreno de la efectividad o no de congelamientos de precios muy parciales. De hecho, en la Casa Rosada aseguran hoy que la salida de Débora Giorgi, la subsecretaria de Comercio que no fue designada, tuvo que ver con alguna rebeldía política al poder central y, sobre todo, el día a día desornado de los congelamientos. Así, en los próximos días se verán más claramente las modificaciones en las decisiones. El ejemplo a observar será la definición con carnes y granos. En las últimas horas, Domínguez viene con charlas remotas con la Mesa de Enlace para evaluar las siguientes posibilidades e ideas que tiene el Gobierno. Lo mismo viene ocurriendo con frigoríficos, molineros y productores. 

Las opciones sobre la mesa muestran dos herramientas: por un lado, los cupos a las exportaciones, una figura que puede tener un impacto directo en los precios, y un compromiso de mayor producción de carne y dejar fuera de la exportación a los 7 cortes populares más consumidos. Según supo Página I12, habría un techo de 650 mil toneladas para exportar carne, lo que da previsibilidad de ventas y es un camino alternativo a las retenciones, que el Gobierno pretende evitar, por ahora, ante los riesgos más políticos que económicos. 

En la cabeza de Domínguez, que estuvo en las últimas horas repasando ideas con el jefe de Gabinete, Juan Manzur hay, además, esquemas similares de cupos para maíz y trigo. Algunos ejemplos: hasta ahora, los exportadores compraron en el año 9 millones de toneladas de trigo, ahora se pondría un cupo para llegar, este año, a un máximo de algo más de 12 millones (con envios a Brasil, Indonesia, zonas de África, China y Armenia). Con un mercado total de 21 millones y 6 millones del consumo interno. De esta manera, los agroexportadores ya tendrían todo el grano para vender en 2022. Así, quedaría sólo para el año que viene la compra de la molinería, esos 6 millones, para adquirir entre febrero y noviembre. Ergo, sin la presión compradora de los exportadores, las negociaciones de precios de los molineros llevarán el precio del grano a la baja, porque además no habrá otros compradores grandes tensionando.

Este martes, Domínguez recibirá a las ramas técnicas de las entidades del agro, para llegar al jueves con un paquete armado y para comunicar, según confiaron a este diario fuentes oficiales. En paralelo, este lunes por la mañana conversó de varios temas con el actual titular de Coninagro, Carlos Iannizzotto, que venía de estar licenciado de las entidades por su candidatura en Mendoza. 

De esta manera, el Gobierno busca conjugar el mercado interno con el externo y, sobre todo, tratar de desacoplar los precios locales de los externos de los granos y la carne, para evitar impacto en las góndolas. En el ministerio de Economía saben que la batalla más importante del 2022, una vez cerrado el acuerdo por la deuda que contrajo Mauricio Macri, será el ring de los precios. Por eso, también se avanzará negociando con toda la cadena la continuidad de un congelamiento de alimentos y bebidas básico, que es el que existe hoy en día, pero perfeccionado y con otros criterios. Algo de eso adelantó hace varios días el propio Feletti, quien habló de una continuidad de negociaciones de consensos con los sectores del consumo masivo.