El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció formalmente que, a partir del año próximo, los estudiantes secundarios deberán trabajar para aprobar y egresar de ese ciclo. Lo harán a través de un programa que ya había sido cuestionado por su perfil flexibilizador que consiste en pasantías que, so pretexto de una formación educativo-laboral, brinda mano de obra barata para empresas y organizaciones.
“Lo hacemos porque para nosotros la escuela es la prioridad número uno”, definió el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, durante la conferencia en la que hizo el anuncio de lo que él llamó “Secundaria del Futuro”.
La iniciativa es parte de un proyecto lanzado hace cinco años y que cobró impulso durante la última campaña electoral, en la que Juntos por el Cambio se aferró al concepto “educación” como caballito de batalla contra el gobierno nacional.
Larreta dijo que su nueva/vieja iniciativa que es para “vincular a las escuelas secundarias al mundo del trabajo” y para que los estudiantes puedan tener una oportunidad laboral que los ayude a definir su perfil profesional de cara al futuro.
Las “prácticas educativas en el ambiente laboral” se aplicarán de manera obligatoria, es decir de manera compulsiva, en escuelas públicas y privadas, y “van a ser parte de la cursada necesaria para aprobar" y egresar del ciclo, explicó.
La ministra de Educación, Soledad Acuña, agregó que el plan “tendrá 120 horas cátedras que se suman a 30 horas de espacio de capacitación sobre educación financiera y habilidades blandas para el trabajo”. Por su desempeño en esos rubros “también van a ser evaluados”, es decir que el trabajo “va a ser parte de lo que todos van a tener que aprobar para terminar su ciclo de formación”, dijo.
Rodríguez Larreta se cuidó de hablar de “pasantías” por la que se pagan bajos estipendios que no tienen carácter de salarios, pero la modalidad sería esa, tal como lo anunció durante la campaña cuando habló del tema.
Las virtuales pasantías obligatorias se ofrecerán como supuestas opciones para que los estudiantes puedan elegir según la especialización de las escuelas. Esas “prácticas se realizarán en el sector productivo, el Estado, el sector cultural, la educación superior o el mundo científico académico”, enumeró el mandatario porteño.
Por eso hizo un llamado “al sector productivo, a las empresas, ONG y universidades a que nos ayuden a impulsar este plan. Necesitamos que se involucren”, insistió.
Por su parte, Acuña fue más explícita: “Necesitamos 450 espacios de proyectos para poder concretar” este plan que, según dijo, podrá involucrar a empresas, cámaras y firmas que estén “en el registro de proveedores del Estado”.
Durante la conferencia, ambos funcionarios procuraron una y otra vez hablar del costado pedagógico de ofrecer a las empresas mano de obra no especializada, sin experiencia y que, como tales, suelen pagarse con una contrapartida que no llega al Salario Mínimo Vital y Móvil ni establece una relación laboral formal con los trabajadores. Es decir, flexibilización.
Como siempre lo hace, el jefe de gobierno dijo que a la decisión de este plan lo hizo “luego de conversar con docentes, padres y estudiantes que, en su mayoría, coincide que los chicos terminan la escuela con mucha angustia del día después”. Por eso, añadió, “con estas prácticas en trabajo queremos que un estudiante tenga u horizonte más claro sobre hacia dónde le gustaría caminar en su futuro”.
Acuña usó menos eufemismos. Dijo que con el envío de estudiantes menores de 18 años a empresas el gobierno porteño está “cambiando lo que hay que enseñar” en las escuelas. “La Secundaria del Futuro es un proyecto que trabaja saliendo de la lógica de materias estructuradas”, concluyó.