Veinte años después y con la prueba histórica de haber desatado la peor debacle económica, política y social de la historia argentina, el exministro de Economía Domingo Felipe Cavallo volvió a defender su “corralito” financiero que marcó el fin del neoliberalismo iniciado durante la década del '90. Y como si fuera poco, dijo que "la sociedad (actual) valora lo que fue la convertibilidad".

Durante una entrevista a un medio internacional, dijo que el congelamiento de los depósitos que le derramó el vaso al gobierno de la Alianza fue “algo que inexorablemente había que hacer”.

"¿Qué otra alternativa va a poner usted si se le están yendo los depósitos de una manera muy rápida y todos se quedan sin suficiente liquidez?", planteó el exministro al referirse a la medida que tomó contra los salarios y ahorros de los trabajadores para contener el estallido del plan de convertibilidad cambiaria que él mismo había puesto en marcha en el gobierno de Carlos Menem.

El estallido no pudo ser contenido por el corset que el propio Cavallo le había puesto a la economía argentina para sostener el 1 a 1 (1 peso debía valer 1 dólar), y la prohibición de retirar ahorros y más de 250 pesos/dólares semanales no fue la mejor salida que se optó. Hubo un estallido social, implosión de la economía, default y crisis institucional.

Así y todo, Cavallo sigue negando que todo eso tuvo que ver con él. El “corralito” fue “algo que inexorablemente había que hacer" por esos días en los que, según dijo, “no había inventiva” que no condujera a esa medida.

Sus decisiones desencadenaron varias jornadas de protestas que culminaron con la represión policial en Plaza de Mayo, 38 muertes en distintos puntos del país y la posterior renuncia de él y del entonces presidente Fernando de la Rúa, el 20 de diciembre.

No obstante, Cavallo consideró que haber desplazado del gobierno a la Alianza "abrió la puerta para desorganizar de manera tremenda la economía argentina". "El 'default' y la confiscación de los depósitos a través de la pesificación: eso fue destruir la organización económica de Argentina", dijo a la agencia EFE.

Y como si fuera poco, el ex ministro interpretó que el 1 a 1 sigue siendo un buen recuerdo para la sociedad. Dijo que los argentinos cambiaron su lectura de esa época y "valoran lo que significó la convertibilidad".

Luego, con el mismo nivel de negación, se dio permiso para opinar sobre el escenario actual. Dijo que es "muy malo" y lo relacionó con haber abandonado "las ideas y principios que habían dado diez años de estabilidad en la década de los ‘90".