La pandemia, que aún continúa, modificó por completo la cotidianeidad y muchas de nuestras practicas más habituales. En ese contexto, mientras avanza el plan de vacunación y los especialistas recomiendan sostener los cuidados, los modos de establecer cercanía con otras personas se han transformado, con el correr de los meses, de manera sorprendente y creativa.

Una muestra de esto es “Voces que nos acercan”, una propuesta que se inició en Salta, en medio de la crisis sanitaria y que ya cuenta con participantes de diferentes provincias y países. Se trata de una idea simple y significativa a la vez: grabar literatura, ponerle el cuerpo a numerosas historias y versos, replícalos por whatsapp y en diferentes plataformas para acercarse a diversas personas, en hospitales, colegios y otras intuiciones.

De esta manera, promotores de la lectura y voluntarios amateurs, de entre 9 y 70 años, recitan y multiplican a Susana Thénon, Alfonsina Storni, Manuel J. Castilla, Alejandra Pizarnik, María Elena Walsh, Mary Oliver, Federico García Lorca o Jorge Luis Borges, entre muchos otros. Con casi 500 piezas online, la iniciativa impacta en el día a día de pacientes hospitalizados y lleva algunas de las mejores plumas de las letras de la Argentina y el mundo a geriátricos y hogares escuela.

“Esto que hoy es un proyecto, al comienzo fue una iniciativa personal. Mi hijo vive en México y nos íbamos a encontrar en Perú con toda la familia, en diciembre del 19. Como no se pudo concretar, por distintas razones, cuando volvimos a Salta busqué fortalecer los lazos afectivos con mi nieto, que en ese momento tenía 7 años, a través de la literatura. Comencé a leerle un libro de aventuras. Todas las noches, al momento de que se acostase, los padres le hacían escuchar uno de los capítulos. Luego, como fue realmente muy acogedor, fue recreativo para ambas partes, fui ampliando el espectro de oyentes” describe Gladis Bori, una de las fundadoras de la iniciativa.

Tras esa instancia inicial, Bori expandió la idea y comenzó a leer para sus nietas de Salta: “Estaban cerca geográficamente, pero por el tema de la pandemia y la necesidad de aislamiento social no nos podíamos ver con la continuidad que nos veíamos antes. Pasó un período y cuando vi que realmente era interesante, que se fortalecían esos lazos a través de la palabra de un abuelo, invité a participar a integrantes de Lecturarte, un espacio de difusión y promoción de la literatura infantojuvenil de la provincia”.

Así se fue replicando la experiencia, con escritores y amantes de los libros, con jóvenes y adultos mayores. De esta manera, “El grupo poco a poco tuvo una amplitud, no solo de integrantes sino de proyección geográfica, porque empezaron a incorporarse y escuchar jóvenes y adultos de distintas provincias del país y también de Europa, de Holanda, de Alemania, de Israel y poco a poco se fue enriqueciendo la propuesta”, subraya Bori, maestra y profesora en letras.

El abrazo de la palabra

La polifonía de cuentos y poemas se reproduce con evidente pasión lectora. Y Bori, claro, no está sola: Julia Pesclevi, Ana Maria Ramos, María del Carmen López Lodi, Marianela Alegre, Lía Comitini, María Luisa Dellatorre, Félix González Bonorino, Francisco Lanusse, Jorge Bertoni y Cecilia Torres, entre otros, amplifican este archivo sonoro que abraza, con palabras, a cada lector/oyente que se adentra en la magia de los libros a viva voz.

En esa línea, Torres, quien además de docente es psicopedagoga, detalla: “Esto nació con un grupo de lecturas para niños, llamado palabras para a soñar en casa y luego por un comentario de una persona de un centro de rehabilitación y de mi hermana, médica en el Hospital Argerich, en Buenos Aires, comenzamos a grabar también para adultos, porque decían que los enfermos de COVID solo tenían el celular, ya que hasta los mismos médicos y enfermeros trataban de entrar lo menos posible. Entonces, los cuentos podían ser una gran compañía para los pacientes que estaban totalmente aislados”.

En la misma línea, Gladis Bori recalcó: “Afortunadamente, contribuimos al fortalecimiento emocional y afectivo de quienes nos estaban escuchando, pero por otro lado para nosotros, para los lectores también fue y es un espacio que nos permite sobrellevar la situación que estamos atravesando a nivel planetario”

Con el avance de la pandemia, las grabaciones para las infancias, subidas al canal de Youtube “Palabras para soñar en casa” y las destinadas a los adultos "Voces que nos acercan", se abrieron su propio camino hasta llegar a decenas de escuelas en toda la provincia: “hemos tenido algunas respuestas muy lindas, nos enteramos de que llegaban hasta poblaciones aborígenes en el Chaco, tuvimos este también otra alegría cuando una directora nos dijo que en su escuela albergue del Chaco salteño, en el paraje Las Horquetas, los chicos se duermen todas las noches con nuestros cuentos. 

También recibimos comentarios de enfermos de COVID, de cómo los habían acompañado los cuentos durante la enfermedad ya que están doloridos y el ponerse un auricular y escuchar un cuento es algo que no requiere ningún esfuerzo y lo saca del problema que están viviendo. Así que nuestros cuentos han sido una compañía muy grande para muchísimas personas”, destacó Torres con emoción, y añadió que en 2021 contactaron a la Secretaría de niñez y familia y de adultos mayores, para llegar a hogares de niños y de ancianos.

Asimismo, a través de agentes sanitarios, sus materiales llegan a familias de La Caldera y Vaqueros y también, por otras vías, a la biblioteca virtual de la Asociación Tiflonexos, que brinda servicios gratuitos a personas con discapacidad visual y traspasa las fronteras nacionales.

Mostrar otros mundos

“A través de la lectura mostrás otros mundos. Y fundamentalmente, creemos que la escucha de lectura, por curiosidad lleva a la lectura. Entonces, leer para que los chicos escuchen es una herramienta de promoción y fomento de la lectura. También el hecho de poder seguir un relato ayuda a la estructuración del pensamiento, a poder opinar si el texto nos gustó o no nos gustó, en base a una actitud de crítica”, afirman las organizadoras

Tanto Cecilia Torres como Gladis Bori coinciden en una serie de objetivos: “buscamos que los chicos hagan comentarios y justifiquen sus opiniones, que hagan recomendaciones. Todo eso va hacia una dimensión socializadora de la lectura, hacia el desarrollo del pensamiento, para que sean personas pensantes que colaboran en el desarrollo de un mundo mejor y pueden llegar a mejorar la sociedad en la que viven”, auguran.

En otro orden de cosas, sobre el impacto social de su labor, revelan que todo fue planificado, desde un inicio, con una actitud de servicio: “La repercusión está dada justamente por el acompañamiento, en la situación de pandemia, la ayuda a través de la promoción de la lectura, a crear ciudadanos pensantes ciudadanos críticos que ayuden a construir una sociedad mejor para todos, más equitativa, más justa, donde haya lugar para todos. La posibilidad de servicio que beneficia tanto al que da como al que recibe “, sentencian.

Finalmente, las gestoras invitan a quienes quieran sumar sus voces a contactarlas en las redes sociales y confiesan: “nuestro trabajo tuvo un impacto superior al que habíamos previsto. Las respuestas de agradecimiento, que permanentemente nos hacen llegar, nos permiten vivir realmente una práctica maravillosa, la alegría de servir”, concluyen.