Donald Trump redobló las provocaciones diplomáticas al fotografiarse para el mundo en el Muro de Los Lamentos. Ningún presidente de los Estados Unidos, en ejercicio de su mandato, se había atrevido a tanto en territorio palestino. Sin embargo, hubo otro gesto que le quitó la trascendencia en las cadenas de noticias del mundo occidental: su mujer, Melania Trump, le sacó con desprecio la mano cuando él intentó acercarse al llegar a Tel Aviv.

La tensión en esa pareja presidencial es notoria desde el mismo día de su asunción como Presidente. Ese día el gesto adusto de la ex modelo de origen esloveno sólo cedió ante el abrazo de Barack y Michelle Obama. Trump la había relegado a un segundo plano sin la menor cortesía.

La misoginia del magnate inmobliario fue moldeada a lo largo de años de declaraciones machistas y sigue generando el repudio de las mujeres del mundo. Durante la gira a Medio Oriente, Melania primero evitó usar el velo que la tradición musulmana le impone a las mujeres --Trump había criticado a Michelle Obama por no hacerlo-- y hoy con su gesto dejó en evidencia el malestar que es capaz de manifestar a pesar de estar casada con el presidente de los Estados Unidos.