El Centro de Investigaciones Citra (Conicet-Umet) comenzó a medir el número de trabajadores de la economía popular, con una actualización trimestral. Contar con este tipo de dato es toda una novedad, ya que hasta ahora, si bien hubo mediciones, siempre se trató de fotos: cálculos que reflejaban la situación de un determinado momento histórico.

“Creemos que se necesitaba un cálculo periódico y sistematizado. La categoría de economía popular está instalada, ya no se habla por ejemplo de trabajadores desocupados. En ese sentido es necesario conocer cuántos y quiénes son los trabajadores de la economía popular, qué subconjuntos existen y cómo evoluciona cada uno. No sólo para decidir políticas; también como insumo para los propios movimientos”, plantean las coordinadoras de esta iniciativa, María Inés Fernández Alvarez y Ana Natalucci.

Fernández Alvarez es antropóloga. Ha realizado investigaciones sobre empresas recuperadas y cartoneros, como así también sobre las características de los nuevos trabajos nacidos de la exclusión. Natalucci -comunicadora social, doctorada en Ciencias Sociales- también enfocó en su trayectoria académica a los trabajadores excluídos del mercado formal, aunque desde el aspecto de la protesta.

Su proyecto de medición nació de un convencimiento compartido, el de que las transformaciones del trabajo que vienen ocurriendo en la Argentina no son pasajeras sino estructurales.

“Y en realidad, tampoco están limitadas a la Argentina. El pleno empleo, que en nuestro país existió de manera relativa, la sociedad salarial hoy no existe. Ni acá ni en casi ninguna parte del mundo”, asegura Fernández Álvarez.

Datos y evolución

Como todo dato, este debió ser construido. En este caso, las investigadoras definieron como trabajadores de la economía popular a quienes se ganan la vida “a través de una pluralidad de actividades que se desarrollan sin derechos laborales y sin patrón visible”.

Desarrollaron una metodología que puede ser consultada en línea, en la página de Citra (Conicet Umet) . Como fuente de datos eligieron trabajar exclusivamente con la Encuesta Permanente de Hogares que realiza el Indec.

Hicieron tres mediciones, de diciembre de 2020, marzo de 2021 y junio de 2021.

¿Qué es lo que observaron al realizarla y actualizarla? Estas son sus principales conclusiones para el período:

  • En estos meses -que no pueden calificarse de postpandemia, pero sí recuperación económica ligada a la apertura de la circulación- pandemia- la población de la economía popular se redujo. Entre diciembre pasado, un momento en que la actividad estaba muy afectada por el Covid, y junio de 2021 el número de trabajadores de la EP,-medido como porcentaje de la población económicamente activa-, bajó del 38,5 al 32,9%.

  • La mejoría de estos indicadores laborales tiene una sombra: la alta inflación, un problema sin resolver que licúa el poder de compra de los ingresos del trabajo, especialmente entre los más pobres. Por esto los avances en términos laborales no significan una completa recuperación de los trabajadores.

  • Dentro de la economía popular los subconjuntos más numerosos son los cuentapropistas no profesionales y, en segundo lugar, los trabajadores que tienen como ingreso principal algún subsidio del Estado, entre ellos los planes de empleo.


Fuente: Citra (Conicet .UMET) Programa de Estudios e Investigaciones de Economía Popular y Tecnologìas de Impacto social 


La lectura de los datos

¿Por qué se redujo el volumen de trabajadores de la economía popular durante el primer semestre de 2021?

Un punto a tener en cuenta es que la medición de Citra (Conicet Umet) usa un filtro de ingresos por el que sólo es considerado trabajador de la economía popular quien tiene ingresos de hasta 1,5 salario mìnimo vital y movil (uno y medio, que hoy son 48 mil pesos) . Es decir que ganando más que eso, un trabajador ya sale de la categoría de economía popular.

Los datos de Citra (Conicet Umet) muestra que el subconjunto que más se redujo fue el de trabajadores cuyo principal ingreso es la asistencia del Estado: de finales de 2020 a mediados de 2021 hay 259 mil menos. La hipótesis es que, al reactivarse la actividad, estos trabajadores, que hasta entonces tenían como principal ingreso un plan de empleo o un subsidio, pasaron a tener mayores ingresos laborales, con lo que el peso de la asistencia del estado en sus presupuestos pasó a ser complementario.

Fuente; CITRA (Conicet - Umet) Programa de Estudios e Investigaciones de Economía Popular y Tecnologìías de Impacto Social

En segundo lugar, se redujeron los cuentapropistas no profesionales en 170 mil personas.

Si se miran los totales, entre diciembre de 2020 y junio de 2021 el número de trabajadores de la economía popular se redujo en 600 mil personas. ¿Cuántos mejoraron su situación hasta tener empleo o ingresos superiores a 1,5 salario mínimo? Uno de cada diez trabajadores de la economía popular.

Esta dinámica se dio al mismo tiempo que el avance de la vacunaciòn y el levantamiento de las restricciones para circular. En este mismo período, volvieron a la actividad 312 mil personas y los ocupados asalariados crecieron en 580 mil trabajadores.

Así, el estudio concluye que el principal factor para la reducción del número de trabajadores de la economía popular es la dinámica del mercado laboral: la reactivación económica en el período. 

Como bien marca el estudio, esta recuperación muestra que las personas están aumentando sus ingresos laborales -por ejemplo ya no "viven" de un plan-, pero les juega muy en contra la inflación: tener más trabajo no significa mejorar en la misma medida el acceso a lo necesario para vivir. 

Habría que agregar una segunda pregunta, la de si hay recuperación de derechos laborales, y cuánta: en este sentido, el dato es que el crecimiento de los puestos de trabajo asalariados se está dando predominantemente con la modalidad del monotributo.  Hoy, entre los "nuevos" empleos, son más los monotributistas que los trabajadores en relación de dependencia. Y el uso del monotributo está asociado a la pérdida de derechos laborales. 

Como se ve, el mundo del trabajo es muy heterogéneo, y los procesos de recuperación de ingresos y derechos están sujetos a múltiples variables y disputas.