La receta de austeridad histórica provoca debate entre los analistas acerca de cómo debe interpretarse y continuarse el acuerdo con el organismo. Algunos de los más críticos aseguran que no pagarle al FMI no necesariamente sería una catástrofe. Entre estos se cuenta el economista Andrés Asiain, Director del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz. Consideró que “alcanzar un acuerdo se presenta (supuestamente) como un mal menor frente a una cesación de pagos con el organismo, a la que vislumbran como un escenario caótico”.

Pero aclaró que “este consenso a favor de cerrar con el Fondo no tiene respaldo en la evidencia de los últimos años, donde los acuerdos de 2018 y el más reciente con los acreedores derivados derivaron en mayores presiones cambiarias”. Dijo que el último período de expansión económica sostenida 2002-2011 se produjo en un escenario de “aislamiento” de los mercados financieros internacionales. “En el objetivo hacia la reducción del déficit se corre el riesgo de que los instrumentos para lograrlo no atenten contra la reactivación económica ni acelere la suba de los precios”, agregó.

Por su lado, Marina Dal Poggetto consideró que hacer un acuerdo con el organismo internacional es necesario para evitar más problemas de la macroeconomía. Entre ellos señaló la brecha cambiaria, la inflación y la merma las reservas. La economista de EcoGo planteó que “el país está en la cuenta regresiva. El Gobierno abre el paraguas y empieza a barajar un escenario sin acuerdo después de marzo. Pero el equipo económico va a intentar negociar”.

Apuntó que “este año son otras las condiciones por ejemplo del agro y las posibilidades de exportación. La cosecha por ejemplo podría traer 7 mil millones de dólares menos respecto del año pasado”. Agregó que “la discusión con el Fondo es: no nos pidas austeridad y en cinco años con más crecimiento corregimos el déficit. El tema es que es muy difícil proyectar a 2027. En el medio te piden un sendero de reducción y llegar al equilibrio en tres años. Necesitarías bajar 1 punto por año”.

Dal Poggetto consideró que “la dinámica que se ve en el corto plazo es una fuerte caída de los bonos, que ya están en torno de 20 y pico dólares (por cada 100 de valor nominal), la presión sobre la brecha, una dinámica de aumentos de precios que no frena, y pocas divisas en el Banco Central. Posiblemente habrá que recortar importaciones para bajar la presión. Es importante cerrar el acuerdo. El país no es la prioridad número uno de Estados Unidos y no es lo mismo la visión del Departamento de Estado, el Tesoro y del FMI. Pero creo que están para negociar el acuerdo”.