Bárbara Plesnicar se manifestó el lunes a las puertas de la Ciudad Judicial de la ciudad de Salta, para reclamar que le restituyan a sus hijas de 4 y 5 años de edad, con quienes no tiene contacto desde desde noviembre del año pasado cuando el progenitor, reiteradamente denunciado por violencia de género y desobediencias judiciales, decidió no restituirlas luego de haberlas retirado para una visita. 

Acompañada en la protesta por el Foro de Mujeres por la Igualdad de Oportunidades, la madre sostuvo que la nena de 5 años contó al declarar en Cámara Gesell que el padre les había hecho creer que ella estaba muerta. El juez de Familia que interviene es Juan Canavoso pero en la feria judicial la causa pasó a la jueza Inés Villa Nougues.

Pleniscar dijo a Salta/12 que su expareja “tiene 30 denuncias” por hechos de violencia de género y desobediencias judiciales. También dijo que una hermana de este hombre la empujó una vez mientras ella cargaba a sus dos hijas en brazos, golpeándolas a las tres. Aseguró que las denuncias “quedaron en la nada”. El pasado 24 de noviembre este hombre retuvo a sus hijas, impidiendo la comunicación con la madre por un mes y desde esa fecha las niñas residen en la casa de la abuela paterna, con su progenitor. Pleniscar tiene una orden para no nombrar públicamente a su expareja. 

La abogada de la madre, Natalia Otero, detalló que Plesnicar se separó de su expareja por “cuestiones de violencia de género”. La joven tiene denuncias contra este hombre desde 2017, aunque se separó en 2019. La letrada señaló que en aquel momento lo único que acordaron en una instancia de mediación fue el cuidado personal compartido de las nenas y que ellas tuvieran la residencia en la casa materna. Este acuerdo fue homologado por el juez Canavoso. 

“En el tema de alimentos nunca llegaron a un acuerdo”, ya que el progenitor “dice que es comerciante” pero “no se sabe a qué se dedica”, agregó la letrada. Plesnicar dijo que él solo le pasó dos veces una suma mínima y luego, debido a que no se comprometía a garantizar la cuota de alimentos, hizo un acuerdo de mediación con la abuela materna, quien recién el año pasado empezó a pagarles 10 mil pesos al mes, también una suma irrisoria para cubrir gastos de la crianza de dos nenas.

Plesnicar contó que su expareja nunca respetó los horarios para ver a las niñas, que lo hacía “cuando él quería” y que a veces pasaban 3 o 4 meses para que las buscara; y añadió que era ella quien se hacía cargo de las principales responsabilidades de cuidado de las nenas, como llevarlas al jardín y a que les pongan las vacunas, entre otras tareas. La mujer señaló que su expareja siguió violentándola a ella y a su familia.

“Él iba cuando quería a verlas a las nenas, cada vez que iba, había problemas. Esto dio lugar a un montón de denuncias por amenazas, por situación agresiva. Él tenía restricción de acercamiento hacia Bárbara”, explicó la letrada. Luego esta medida se amplió a otros integrantes de su familia. 

Plesnicar contó que el pasado 24 de noviembre, luego de que le dejara las niñas de visita a la abuela materna, su expareja grabó un video en el que una de las nenas relata un supuesto abuso de un primo, un niño de 7 años. La madre cree que su hija fue obligada por el padre a decir eso. "Hizo una denuncia falsa por supuesto abuso, en el informe médico surgió que es todo mentira", aseguró la mujer. 

Agregó que su hermana había denunciado antes a su expareja por amenazas de muerte al niño de 7 años y que las autoridades justiciales intervinientes determinaron una restricción de acercamiento entre este hombre y el grupo familiar del nene. 

Ante la retención de sus hijas, Plesnicar denunció el secuestro de las niñas, pero con la denuncia por abuso que el padre hizo contra el sobrino, su abogada especificó que un jueza de violencia familiar y de género decidió que las pequeñas se queden con el padre, medida con la que estuvo de acuerdo el juez Canavoso.

Para Plesnicar, al impedirle el contacto con sus hijas el padre está ejecutando "una venganza". Otero agregó que las niñas están siendo víctimas de violencia psicológica, porque por un mes el padre les hizo pasar por "un duelo", al decirles que su madre había muerto.

Plesnicar contó que el asesor de Menores que interviene en la causa, Esteban Martínez, le dijo que si no volvían a tener un buen vínculo "de padre y madre", y "si seguíamos haciendo denuncias, iba a institucionalizar a las menores, en el Hogar Escuela". La mujer sostuvo que este funcionario no puede exigirle que tenga una buena relación con su expareja porque él tiene una perimetral por ejercer violencia de género contra ella. Consultada la Asesoría, no aportó mayor información sobre esta causa. 

Otero explicó que luego de un mes sin que la madre tuviera contacto con las niñas, hizo una presentación solicitando que le permitieran verlas en un lugar neutral, pero "El juez dispone que las vea de 11 a 13 en la casa del padre", por lo que tuvo que ir a hablar con el magistrado para explicarle que eso no se podía hacer así porque había una perimetral. Finalmente, Plesnicar pudo ver a sus hijas el 24 y el 31 de enero, en la casa de la abuela paterna. La madre dijo que esta mujer estuvo todo el tiempo durante la visita y no le dio privacidad para estar con las niñas.  

Otero informó que pidió la habilitación en feria para que se trate un pedido de protección de personas que hizo por las niñas, y le llamó la atención que el juez se la dió y luego la revocó. Explicó que solo le permitía una instancia de apelación pero que esto era inviable porque en la semana siguiente empezaba la feria. 

También hay otro expediente judicial "de medida autosatisfactiva" iniciado por la abogada anterior de Plesnicar, en la que se pide que se cumpla con el cuidado personal y la residencia en la casa materna, pedido que aún no fue resuelto por el juez Canavoso, o su subrogante en la feria, la jueza Villa Nougues. 

Salta/12 intentó consultar a la abogada Andrea Aparicio, que representa al padre de las niñas, pero no hubo respuestas.