Cinco personas regresarán a vivir en sus casas en la localidad japonesa de Futaba, una de las dos que acoge la accidentada central nuclear de Fukushima, once años después del desastre atómico. El Gobierno local otorgó el permiso de pernoctación y planea habilitar nuevas áreas de la ciudad que todavía se mantienen desiertas.

Las autoridades niponas han levantado progresivamente en la última década las órdenes de evacuación impuestas por la radiación excesiva que generó el accidente nuclear de 2011. Sin embargo, todavía hay un 2,4 por ciento de la superficie de Fukushima -la tercera mayor prefectura del país- que sigue clasificada como "zona de difícil retorno".

Hasta el momento, en Futaba no había ni un solo habitante de los 6 mil que se encuentran empadronados y que hoy deben residir en otras localidades. Recién en marzo del 2020 se levantó parcialmente la restricción de entrada a la ciudad para reanudar ciertas actividades en la oficina municipal.

La descontaminación y construcción de infraestructuras se ha llevado a cabo en unas 780 hectáreas, un 15 por ciento de su superficie.

El objetivo del Gobierno local es que las personas puedan regresar a sus casas a modo de prueba al menos hasta junio, cuando se abran otras áreas y la residencia pueda ser permanente.

El plan "busca asegurar que los residentes puedan vivir sin problemas, por ejemplo, revisando que las alcantarillas funcionen bien y que haya instalaciones para sostener la vida cotidiana", indicó a AFP un funcionario local.

Según la agencia, solo 15 personas de 11 hogares han presentado su solicitud para volver a Futaba.

"Por fin ha llegado este día. Me gustaría prepararme para poder empezar a recuperar la vida que tenía antes del accidente", dijo a la agencia de noticias Kyodo Yoichi Yatsuda, de 70 años, tras regresar a Futaba desde la cercana Minamisoma, donde había sido evacuado tras la catástrofe.

La vuelta a Okuma

En la vecina Okuma, la otra localidad que acoge la central, la prohibición fue levantada en un 40 por ciento del territorio en abril de 2019, aunque menos de un 3 por ciento de su población ha regresado a sus hogares.

El Gobierno central japonés anunció en agosto de 2020 un plan de descontaminación en las zonas de exclusión con la idea de que los antiguos residentes puedan regresar en la presente década.

El primer regreso

En 2014, tres años después del accidente, 17 familias volvieron a sus casas en Muyakoji, un pequeño distrito de la ciudad Tamura, situada a 220 kilómetros al nordeste de Tokio y que redujo su población de 40 mil a 38 mil personas tras el incidente de 2011. Algunos tenían permiso para visitar sus hogares, pero no podían pernoctar por el riesgo de la radiación.