Ni rock puro ni música electrónica, sino todo eso a la vez. Cancioneros y bailables. La indefinición y la extrañeza son las aguas por las que mejor nada Peces Raros, la banda platense comandada por Marco Viera y Lucio Consolo. La dupla compositiva acaba de publicar su notable cuarto disco, Dogma (2021), en el que potencian la osadía artística y encuentran una síntesis entre la maquinaria electrónica y la canción. Y después de participar en Cosquín Rock en febrero, lo presentarán el 12 de marzo en Niceto Club.

► La refundación del dogma

A diferencia de sus discos anteriores, Dogma se construyó de manera casera, "confinada" y bastante despojada, porque Lucio y Marco crearon las maquetas y fueron directo al estudio a trabajarlas con el productor Juan Stewart, sin pasar por la sala de ensayo ni arreglarlas en formato banda.

"En general hacíamos las canciones en piano y guitarra, y las llevábamos a la sala, donde la canción muta o se nutre de los otros instrumentistas, y toma una energía de banda. Después registrábamos eso en el estudio y laburábamos un poco los sintes y los samples", cuenta Marco. Pero para este disco, pandemia mediante, el método cambió. "Fuimos con las canciones seleccionadas directamente al estudio con el productor. Por eso se generó una estética más minimalista, más pop y pulcra. Sin dudas hay un audio distinto, no hay un sonido de banda tocando", apunta Marco.

La maquinaria está un poco más presente, no está como algo satelital, sino que los sintes, los samples y las máquinas de ritmo son protagonistas. Y de hecho lo que se añade de parte orgánica son las guitarras y las voces. "Sucedió eso en cuanto al sonido y como consecuencia la canción quedó en un lugar central, porque pudimos organizar los elementos en torno a la voz y la canción", explica Viera.

El resultado es curioso, porque si bien los elementos electrónicos fueron el punto de partida, la "paradoja" -dice Lucio- es que lograron el disco más cancionero de la banda. Igual, lo corporal y la apelación al baile siguen presentes. "Pero también hubo una búsqueda de que impere la estructura de la canción antes que la del track. Y eso nos llevó a hacer transiciones más cortas, a que las ideas se desarrollen en menos tiempo y que haya un poco más de jerarquía en torno a la melodía antes que al pulso o el desarrollo de un timbre", describe Lucio.

► La fantasía espacial

Peces Raros parece desdoblarse: funciona muy bien como banda en vivo y también como experiencia contemplativa, íntima. "Como hay mucha canción, además del trabajo rítmico y del beat, es un disco que podés escuchar sentado y aun así tener una experiencia interesante", coincide Marco, nacido en Mar del Plata. "Pero en el vivo, con la energía del show, se vive mayoritariamente desde el baile. Y también hay temas en los que se corea y se agita. Una cosa más de pogo, de rock."

--¿Qué tan importante es la puesta escénica para ustedes? Hay mucho juego de luces en diálogo con la música.

Lucio: Cuando nos llevaron a escuchar música electrónica, hace muchos años, en tiempos en los que solo escuchábamos a Charly García y Radiohead, nos volaron la cabeza tres cosas: que la música no paraba; que no había relación de sujeto-objeto contemplando, que es una relación típica del arte, sino que la gente iba y venía con la música sin estar todo el tiempo con la mirada clavada en frente. Y la tercera cosa que nos voló la cabeza, además del sonido, eran las luces: era como meterse en una nave espacial. Y por eso trabajamos mucho ese aspecto con un iluminador.

Marco: El DJ, como performer, no tiene mucho para mostrar en escena, porque está solo con las bandejas, entonces compensa mucho con la iluminación. Nos gustó la idea de que sea un show de luces y no de visuales. Y creo que llegamos a un momento en el cual el show de luces está en gran sintonía con la música.

Dogma es un disco bastante heterogéneo. Hay pasajes más electrónicos, como en Fabulaciones o la robótica Reliquia. Y momentos más cercanos a la balada, como Infieles, Aluminio o Misceláneas. También apelan al techno rock en Insuficiente, Cicuta y Luz del sol, y exploran en el sonido de la música urbana en Espora. "Creemos que cada canción tiene que tener su propio paisaje sonoro e identidad tímbrica. Y hay un laburo muy arduo en torno a eso", resalta Lucio.

--¿Y también les interesa que la gente baile, no?

Marco: Nuestras canciones tienen esa veta desde siempre. Abren al baile, pero no es la única motivación de nuestra música, porque les prestamos mucha atención a la letra y al arreglo para que también sea una música que pueda ser contemplada desde la quietud. Pero el baile es súper valioso, porque cuando estás poniendo el cuerpo a disposición de la música electrónica la experimentás con otro recurso, no solo con el oído y la cabeza. El baile abre un canal de conexión entre la gente y la música. Y permite acceder a la sensibilidad del otro con mucha fuerza.

► Peces y redes

"La propuesta de Peces Raros forma parte de una grilla más de bandas, donde el público se siente más cómodo en esos formatos. Y también podemos formar parte de una fiesta electrónica, lisa y llanamente. Yo no creo que formemos parte tan taxativamente de una categoría de mercado como podríamos hablar de trap, de rock o rock-pop", dice Lucio.

"Nos pasa mucho que gente que nunca había escuchado electrónica entró a ese mundo por nosotros. Y nos pasa también que gente que solo escucha música electrónica y no bandas, nos escucha a nosotros. Hay una necesidad de categorización muy grande, por una dinámica de mercado. Porque mientras mejor se pueda segmentar el producto mejor se puede vender."

--¿La riqueza de Peces Raros radica en su indefinición, entonces?

Marco: Las playlist te proponen algo que creen que te va a gustar, con la intención de que lo escuches y te quedes en las plataformas. Pero nosotros por no estar muy cerca de ningún género o ninguna escena en particular, no nos vemos particularmente beneficiados. Porque si nos ponés en una playlist de pura electrónica no somos solo eso, porque hacemos canciones y mucho rock. Pero para el rock somos muy electrónicos y tenemos muchos sintetizadores. Creo que la indefinición nos potencia. En algún sentido, los artistas que no están encasillados en un género están proponiendo una ampliación al oyente.