Está de espaldas, en un escenario que da cuenta de la noche, del revoltijo, de un tiempo donde se piensa y se divaga. Su voz le dice todo, no solo por la palabra que es , en realidad, un texto teórico, sino por una hondura que parece venir de otro espacio. Susy Shock no necesita interpretar el texto de Teoría King Kong porque entiende las reflexiones, las arengas de Virginie Despentes como si fueran propias.

La lectura performática devine en manifiesto, porque de hecho en el texto de la autora francesa hay una contundencia, una determinación, una palabra que es concluyente sobre algunos temas que han sido más el resultado de una experiencia directa, de una práctica cercana a la vida y alejada de la academia.

Susy Shock en la puesta acertada, inteligente de Barby Guamán, va hacia el texto como una reina, como la dama que se lleva las cosas por delante sostenida en sus propios bríos. Nada la detiene en su modo de señalar el texto, de pensarlo mientras lo dice, de hacerlo pasar por un cuerpo que conoce de manera empírica lo que allí podría sonar a enunciación teórica.

Despentes pone lo emocional en su libro y lo más bello, el mayor descubrimiento se encuentra en esta chica King Kong que funda y le da nombre a su teoría. La reflexión que se organiza frente a la figura de King Kong tal como fue presentada en el cine, como una criatura anómala, no binaria, despojada de seducción, sin tetas, sin pene, ni hombre ni mujer, solo encantada por un amor que surge desde su impronta salvaje. Ese fragmento del texto, en la versión de Alejandro Maci, es acompañado por una interpretación que permite ver el planteo de Despentes como una escena, como una imagen que se va enlazando con la palabra. 

Allí descubrimos a King Kong como un nuevo Frankenstein o tal vez como su opuesto, porque los fragmentos, la forma de colage de su figura ya no es el producto de una tarea científica sino de las miradas ideológicas que se realizan sobre un cuerpo. Ese cine y todo el aparato industrial civilizatorio que la película despliega, entienden a King Kong desde sus propios moldes. Incluso la bella enamorada debe rechazar y sacrificar ese amor como algo imposible de asimilar, sin caer también en la furia de ser vista como un monstruo.

King Kong viene a decir que el deseo, que esa naturaleza que se intenta contener, no es predecible ni comprensible. Esta lectura perfomática tiene en la disposición escénica de Guamán el formato de una obra teatral donde podemos imaginarnos algunas escenas previas y otras que vendrán. Susy Shock es también una voz en la radio. Desdoblada en ese montaje sonoro se produce un diálogo más directo con este contexto. La información sobre la muerte de travestis surge como un dato que completa la escritura de Despentes.

Este libro de Despentes reclama una tribuna, necesita ser llevado al espacio público, entonces la idea del teatro Cervantes de situar esta experiencia en la explanada de la Biblioteca Nacional motiva al transito de espectadores inesperados, desprevenidos y en ese encuentro la palabra se pone a prueba también como materia de emociones, como un llamado a un pensamiento que puede ocasionar identificaciones y discrepancias. Un libro hecho carne es una demostración que la escritura y la lectura siempre pasan por el cuerpo, que cuando se lee se habla y se interpreta y que un libro también puede ser una voz siempre distinta.

Teoría King Kong se presenta los viernes y sábados a las 22 y los domingos a las 21: 30 en la explanada de la Biblioteca Nacional.