"Yo no estoy haciendo un poroteo", jura y rejura, el jefe de bloque del Frente de Todos de la Cámara de Diputados, Germán Martínez, cada vez que alguien le pregunta como viene el panorama de voluntades frente al acuerdo con el FMI. En la misma sintonía, Máximo Kirchner le pidió a los suyos que no hicieran números sobre las posibles abstenciones ni que expusieran en público cálculos de la votación que pudieran recrudecer la interna del Frente de Todos. Existe un mandato en Casa Rosada y el Congreso que llama a evitar especulaciones, pero el escenario parlamentario comienza a estar cada vez más claro y la gran mayoría coincide en que el acuerdo será aprobado una vez que llegue al recinto. Los recientes guiños de Juntos Por el Cambio - en cuya interna parecieran haber ganado la pulseada quienes abogan por la "responsabilidad" frente a la deuda tomada por el gobierno de Cambiemos - abonan también esta teoría. Y si bien la mayoría de los bloques (opositores, aliados u oficialistas) demandan conocer primero la "letra chica" del acuerdo antes de adelantar cualquier posición, la cantinela que más se repite en los pasillos del Congreso es que "el acuerdo sale". 

Mientras que el ministro Martín Guzmán ultima con el staff del Fondo los detalles del memorándum de entendimiento, el gobierno nacional busca evitar que el adelantamiento público de posiciones reduzca los márgenes para negociar. "Voy a disputar hasta el último voto", repite, tanto en público como en privado, Germán Martínez, el encargado junto a Sergio Massa de tantear humores y sondear las posturas tanto en el oficialismo como la oposición. La fecha límite es el 21 de marzo, pero el verdadero desafío para el gobierno será poder resolver las diferencias internas antes del discurso de apertura de sesiones ordinarias del 1 de marzo, en el que Alberto Fernández tendrá que inevitablemente referirse al acuerdo con Cristina Fernández de Kirchner sentada a su lado y con su hijo, recién renunciado a la jefatura del bloque, escuchándolo desde su banca. 

Los números del Frente de Todos

Fue el diputado Itaí Hagman quien le puso una cifra a la resistencia oficialista y fijó en 30 la cantidad de diputados y diputadas que podrían abstenerse el día de la votación. Si bien el número venía circulando hace días, la exhibición pública de listado de los posibles kirchneristas opositores generó malestar en el Frente de Todos. Ante esta situación, Máximo Kirchner buscó poner paños fríos y le pidió a los propios que no adelantaran posiciones hasta conocer la letra del proyecto. La Cámpora, en efecto, se llamó al silencio en los últimos días: "Queremos ser muy cautos para que no pueda haber lugar a ninguna mala interpretación", explicó una de las 16 diputadas que integran la organización que lidera Kirchner. Después del desliz, la situación no escaló: Hagman se reunió con Germán Martínez, el jefe de la bancada le dijo que creía que había cometido un error, quedó ahí y, acto seguido, se enfrascaron en ver cómo hacer para darle un impulso a la investigación sobre el destino de la deuda que tomó Mauricio Macri.

Si bien la tensión no llegó a mayores, el panorama de resistencias continúa siendo el mismo. De los 118 diputados que tiene el oficialismo, se calcula que hay casi un tercio podría no respaldar el acuerdo el día de la votación: los 16 legisladores de La Cámpora (entre los que se encuentran, además de Máximo, figuras como Paula Penacca, Marcos Cleri, Florencia Lampreabe, entre otros); los tres diputados de Patria Grande (Hagman, Federico Fagioli y Natalia Zaracho); los de la Corriente Clasista Combativa (Juan Carlos Alderete y la salteña Verónica Caliva); y varios y varias referentes del kirchnerismo núcleo duro que también podrían abstenerse (como Leopoldo Moreau, Mónica Macha, Rodolfo Tailhade, Hugo Yasky, etc). Los votos, sin embargo, no están definidos. Algunos sectores, incluso, piden negociar con el gobierno algunas iniciativas populares, como el salario universal, a modo de compensación por su acompañamiento en el Congreso. 

"Todavía no hay nada cristalizado", coinciden tanto quienes coquetean con la abstención como el propio Germán Martínez.

Los números de la oposición

La paradoja del acuerdo con el Fondo es que, más allá del número de abstenciones que termine teniendo el FdT, Juntos Por el Cambio se encamina cada vez más a acompañar el proyecto de entendimiento en el Congreso. El jueves pasado, en una encuentro presencial en Olivos, la mesa nacional de JxC coincidió en que "no se puede empujar al país al default" y remarcó la importancia de "honrar las deudas", enviando así un primer guiño sobre su posible apoyo --o, al menos, no entorpecimiento-- a la aprobación del acuerdo. Si bien la coalición opositora postergó la definición oficial sobre cuál será la estrategia parlamentaria a adoptar, aduciendo que había que esperar a conocer el detalle del proyecto, en los últimos días fueron proliferando las voces de JxC que insisten en la importancia de acordar. "La predisposición es acompañar, porque el default es la peor de las alternativas", sostuvo el diputado del PRO, Pablo Tonelli. 

Las declaración del diputado del PRO (a la que se le sumaron otras en los últimos días) tiene un peso simbólico especial, ya que integra el partido que más se ha resistido al acuerdo dentro de JxC. Mientras que la UCR y la Coalición Cívica sostienen hace un tiempo que la oposición debe adoptar una actitud de "responsabilidad" frente al endeudamiento, Patricia Bullrich y los "halcones" del PRO se han dedicado a poner peros, argumentando que si el FdT no acompañaba de manera unánime el proyecto ellos no tenían por qué hacerlo. En su momento, luego de Máximo Kirchner renunciara a la jefatura de bloque, Bullrich sugirió que el gobierno derogara la Ley Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, buscando con eso que toda la carga política de acordar con el Fondo recayera sobre los hombros de Alberto Fernández. Finalmente, si bien hubo condiciones (como, por ejemplo, que el entendimiento no supusiera nuevos impuestos), terminó prevaleciendo el espíritu más acuerdista de la UCR y la CC.

Por otro lado, JxC no es el único sector con el que el oficialismo debe negociar. Los bloques minoritarios de la Cámara de Diputados, especialmente algunos interbloques como el Federal (8 integrantes) o Provincias Unidas (4 integrantes, generalmente aliados del gobierno), resultan también piezas claves. En el caso del interbloque Federal, los cordobeses que responden a Juan Schiaretti ya adelantaron que darán quórum pero que se abstendrán. El resto, mientras tanto, pide esperar a conocer la letra chica y, principalmente, "tiempo" para poder interpretarla. "Lo peor que podría hacer el gobierno es replicar la lógica del proyecto de Presupuesto 2022, una suerte de arreo a las patadas para que el Congreso se expida sin tiempo para discutir", deslizó el titular del interbloque, el "Topo" Rodríguez. Un caso aparte es el FIT y los libertarios de extrema derecha (4 integrantes cada uno), quienes ya adelantaron, sin lugar a dudas, que votarán en contra.