El Colegio Secundario 5030, de la localidad de Apolinario Saravia, impuso a las estudiantas el uso de corpiño, según quedó asentado en el reglamento de convivencia de este año.

Desde la institución se indicó que esto fue especificado por una recomendación de la supervisora de Educación, Roxana Quintanilla, ante "un problema" que tuvieron el año pasado con una estudianta que concurrió a clases sin esta prenda, situación que molestó a docentes y autoridades de la institución.

Según pudo averiguar Salta/12, aquella vez una docente preguntó en clase quienes no usaban corpiño y tres estudiantes levantaron la mano. Entonces la docente las envió a la dirección, donde fueron reprendidas y les dijeron que fueran a sus casas a ponerse sujetadores y regresaran al colegio. Una de las niñas se quejó señalando a lxs directivxs que había un estudiante varón cuyos pezones se notaban más que los suyos pero no lo obligaban a disimularlos con una prenda especial. 

"Ante el problema sucedido el año pasado, se consultó a Supervisión y nos dijeron que se especifique en el régimen de convivencia" el uso del corpiño, dijo a Salta/12 la vicedirectora, Inés Pérez, al tiempo que aseguró no ver el inconveniente en esa norma que impusieron a las chicas. También sostuvo que no les aclaran a los varones que deben usar ropa interior porque hasta el momento no tuvieron la experiencia de que alguno fuera "sin boxer". 

Desde el Ministerio de Educación de la provincia confirmaron que hay un aval de ese organismo a la orden de hacer obligatorio el uso de un sujetador para las chicas: "Dentro de la instituciones educativas se deben cumplir ciertas normas de conducta, convivencia y vestimenta. Fuera de la escuela queda en cada familia/alumno. El uso de ropa interior es un requisito de la institución", respondieron ante la consulta de Salta/12.

La directora del Área de la Mujer y de la Diversidad Sexual de Apolinario Saravia, Gabriela Sotelo, quien además fue estudianta del colegio 5030 al igual que su hija, dijo a Salta/12 que "el uso del uniforme con la falda y la obligatoriedad del corpiño, lo que está logrando es que se enfatice en el binarismo de género reforzando los estereotipos". Sostuvo que en la mayoría de los colegios se establece en el uniforme que los varones pueden ir con pantalones  y las mujeres con polleras. "Ya el uso de la falda las coloca a las mujeres en una posición desigual respecto a los varones porque condiciona que se puedan mover libremente. Esto no permite que hagan uso de los espacios con libertad. El patio siempre se monopoliza con los deportes que practican los varones", analizó. 

El Colegio Secundario de Apolinario Saravia, pueblo del departamento Anta, exige a las estudiantas vestir en verano pollera azul de tela (no de jean); camisa blanca y/o remera blanca con cuello; ropa interior, corpiño; corbata azul; medias azules y zapatos negros, así como llevar el cabello recogido. En invierno les permiten ir de pantalón de vestir azul y exceptúan la especificación del uso del corpiño.

A los estudiantes varones solo les exigen en verano: pantalón de vestir azul; camisa blanca y/o remera blanca con cuello; corbata azul; cabello corto o recogido y zapatos negros. Para el invierno solo añaden el pulóver azul. 

Cambios que Educación no registra 

"Me parece importante problematizar estas reglas institucionales y los cambios que puedan darse teniendo en cuenta que hay un avance de las adolescencias y niñeces hacia el respeto, por ejemplo, en las expresiones de las identidades de género. En Apolinario Saravia, aunque es (una localidad) bastante conservadora, hay un pequeño cambio, se está avanzando. Hay adolescentes que abrazan el feminismo y son las que están planteando el uso del corpiño como dispositivo de control", manifestó Sotelo.

La directora del área de género señaló que hay una mirada sexualizada de los pezones femeninos, lo que no pasa con los varones. Dijo que es similar a cuando les impidieron a las mujeres que amamantan hacerlo en espacios públicos y llegaron a pedirles que se tapen.  

Además, Sotelo señaló que hay una mirada adultocentrista en estas reglas que se imponen a las niñas y adolescentes, avalando un sistema sexista y heteronormativo. En el caso del año pasado "la adolescente recibió un fuerte llamado de atención por no usar corpiño y fue expuesta en su curso por una docente", contó. Consideró que las instituciones educativas deben promover la igualdad entre lxs niñxs y lxs adolescentes, y dejar atrás "esas formas de represión patriarcal".

Por su parte, la psicopedagoga Sandra Acosta, integrante de la Red de Docentes por el Derecho a Decidir, dijo a Salta/12 que la vestimenta es cultural porque la sociedad "va definiendo la mirada sobre el cuerpo del otro. Hay sociedades donde mostrar la rodilla es impúdico. En otras se ha avanzado en que el cuerpo de las mujeres sea más visible y no tenga tantas prohibiciones. Tiene que ver con la mirada que se va construyendo del otro, desde lo cultural y religioso. Hay sociedades donde las mujeres andan con el torso desnudo y no pasa nada como en las tribus africanas y australianas", explicó.

En el marco de esa reflexión, Acosta consideró que en este período histórico, se ha avanzado en cuanto a los derechos de las mujeres y las miradas sobre los cuerpos femeninos. "La escuela tiene que adaptarse a esas miradas. Las mujeres han ganado muchos derechos en Argentina y Latinoamérica", expresó. 

Acosta sostuvo que el cuerpo de la mujer tiene que ser respetado en todas las instituciones. "La escuela tiene que respetar la decisión de las mujeres sobre cómo llevar la vestimenta, cómo cubrir o no su cuerpo. En ese punto de vista no se están mirando esos cambios de la época", dijo. Consideró que el reglamento del Colegio de Saravia "habla de la vestimenta de los cuerpos femeninos que asisten a la institución" y que tiene una "mirada conservadora, restrictiva y sesgada del cuerpo de la mujer", al tiempo que señaló que hay una mirada "sexualizada" sobre los pechos de la mujer, mientras que "el torso del hombre no es obligado a usar corpiño". Incluso señaló una mirada de clase, por lo que cuesta a las familias de los sectores populares comprar uniformes, zapatos y ahora también corpiños, que es una prenda cara en el mercado.

La psicopedagoga recordó que en Buenos Aires también se difundió el caso de una chica que fue al colegio sin corpiño en 2018 y fue sancionada, "decían que se le notaban los pezones", que "los hombres también tienen", sin embargo, "al pecho de la mujer se lo ve como una parte sexualizada. Va en contra de las decisiones de los derechos de las jóvenes y las niñas, sobre las decisiones de su propio cuerpo. Si desea o no usar corpiño, que es una ropa íntima, es íntima también la decisión de usar o no usar. No se especifica que los hombres deben usar ropa interior, no les andamos mirando, no sabemos si tienen slip o calzoncillo".

Por su parte, Pérez dijo que "desde los movimientos feministas surgen estas cuestiones, dentro de las instituciones hay normas", insistió. Señaló que antes se sobreentendía que las chicas debían llevar ropa interior, pero este año optaron por especificar el requisito.

Del otro lado, Acosta ratificó que se repara en los cuerpos femeninos y se imponen “cuidados” en la vestimenta: "que si la pollera es corta, si el pantalón es más o menos ajustado. Nunca hay especificaciones en la ropa masculina. Para la mujer sí, se les dice que no vayan con calza. Es injusto, poco democrático, misógino. Y no se adecúa a las nuevas perspectivas de género que tendrían que estar actualizadas en los reglamentos escolares e instituciones educativas. Estamos obligadxs a enseñar ESI y es un tema de discusión, la percepción del cuerpo. ¿Cómo vamos a enseñar si desde la dirección no se ve a la sexualidad desde una mirada integral?", preguntó.

A su vez, Sotelo cuestionó que en el Colegio de Apolinario Saravia, como en otros del departamento Anta, la Educación Sexual Integral se aplica desde una mirada biologicista. Señaló que incluso hay docentes que le han expresado que "es una pérdida de tiempo y que no están preparados" para dictarla. También dijo que no la han llamado desde la institución para preguntarle sobre temas de género, pero ella sí ha invitado a lxs estudiantes a talleres sobre prevención de la violencia de género, y anunció que volverá a invitarles a talleres en el marco del mes de la mujer y espera poner en discusión esta situación respecto a la exigencia del corpiño en el colegio.

Aunque Pérez dijo que el régimen de convivencia se establece con la comunidad educativa, entre padres, madres, tutorxs y estudiantes, y así lo consigna el reglamento 2022, por otro lado reconoció que al reglamento de este año no lo trabajaron de esta forma debido a la pandemia. También reconoció que la exigencia del corpiño no fue discutida ni consensuada. "Al régimen de convivencia los tutores lo tienen que leer y firmar", manifestó y dijo que según las necesidades "se lo va trabajando".

Para Acosta, es "una utopía que todo se elabore en la comunidad educativa", pero es algo que la mayoría de los colegios no ha logrado. "En algunas ocasiones hay participación de los padres que integran la cooperadora, pero no hay una consulta popular. A veces se hacen reuniones con docentes, pero es poco probable que participen todos los padres y las madres del colegio". Y consideró fundamental que en los reglamentos de convivencia participen lxs estudiantes, sobre todo desde los centros de estudiantes. En el Colegio de Saravia tampoco hay centro de estudiantes.