Desde París

Rusia y Ucrania pactaron abrir un corredor humanitario al mismo tiempo que, durante la última conversación telefónica entre el presidente francés Emmanuel Macron y el ruso Vladimir Putin, se cerraban nuevamente las puertas de una posible conciliación. El resultado de la conversación telefónica es lapidario: "pienso que lo peor está por venir" y que "Rusia quiere tomar el control de todo el país", resumió el jefe del Estado. Ambos mandatarios hablaron por tercera vez desde el inicio del conflicto en Ucrania durante una hora y 45 minutos a pedido de Putin. Al término de la conversación se confirmó lo que pocos conjeturaban antes de la invasión rusa. Según París, Putin le dijo a Macron que va a ir “hasta el final”. Una fuente cercana al jefe del Estado francés adelantó que Putin “mostró su determinación" y “nada de lo que dijo hoy puede tranquilizarnos”

Será entonces “hasta el final” y ese “final” puede implicar el control completo de Ucrania. Esa opción está lejos del horizonte que se calculó al principio cuando se pensó en función de dos situaciones: una operación limitada con el objetivo de reforzar la presencia rusa en las dos republicas independientes de Donetsk y Lugansk, seguida de un refuerzo administrativo del territorio y, después, un trabajo de usura para correr al presidente de Ucrania Volodímir Zelenski y reemplazarlo por otro teledirigido desde Moscú. La configuración que se presenta es muy distinta y se asemeja más a la invasión soviética de Afganistán (1979-1989) que a una guerra rápida en territorios limitados. 

Acuerdo limitado

Este intercambio telefónico se produjo el mismo día en que, por segunda vez, Ucrania y Rusia mantenían en la región bielorrusa de Gómel negociaciones directas. Las delegaciones no pactaron ningún alto el fuego ni otro medio para atenuar el conflicto que terminaba ya su Octavio día. Moscú y Kiev acordaron sin embargo la instauración de corredores humanitarios para que salgan los civiles, según explicó Mijaílo Podoliak, el consejero de Zelenski. En el acuerdo no entra todavía una tregua firme y necesaria para que los civiles abandonen las regiones azotadas por la guerra. El responsable de la delegación rusa, Vladímir Medinski, confirmó estas informaciones al tiempo que evaluó como “posible” la salida de los civiles. Las conversaciones ruso ucranianas continuarán en una tercera ronda que tendrá lugar a principios de la semana próxima. Amargo, el asesor de Zelenski admitió que “por desgracia no se logró lo que se esperaba”.

Les guste o nos les guste a quienes se postran ante el presidente ruso y diluyen en querellas semánticas la realidad de una guerra, el cuadro es una tragedia humana perfectamente organizada en la cual la población civil está encerrada en un antagonismo histórico entre dos bloques irresponsables que negocian sus exigencias con la sangre de los civiles como arbitrio. Putin tiene la ventaja militar de hacer el daño humano y en infraestructuras que le de la gana. Al igual que durante la primera ronda de negociaciones que se celebró el pasado 28 de febrero, ésta se desarrolló mientras Moscú atacaba ciudades como Kiev y Járkov y las bombas caían sobre zonas civiles.  Zelenski plantea condiciones como la suspensión de la ofensiva militar para que progrese el dialogo, pero no cuenta a su favor con un argumento de peso para negociar. El corredor humanitario es la condición mínima que siempre se negocia en los conflictos armados cuando éstos están diseñados para durar en el tiempo.

Crisis migratoria

Las Naciones Unidas y los organismos europeos calculan que esta guerra desencadenará la mayor crisis migratoria de la historia europea (dentro de sus fronteras) desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Ya hay más de un millón de refugiados, millones de desplazados y cientos de civiles muertos. La agencia de Naciones Unidas para los refugiados, ACNUR, estima en 4 millones el número de refugiados. Ante las urgencias, la Unión Europea sacó de los cajones un mecanismo adoptado hace más dos décadas mediante el cual se permite el ingreso sin limites a su territorio de refugiados. Ni siquiera en el peor momento de la crisis de los migrantes y la guerra en Siria (2015) se recurrió a esa directiva aprobada en 2001. Los candidatos de la extrema derecha francesa para las presidenciales de este abril de este año deberán comerse las palabras. El grosero ultraderechista y gran adorador público de Putin, Eric Zemmour, se opuso hace unos días a que los refugiados de Ucrania llegaran a Francia.

Las sanciones occidentales que llueven sobre Rusia desde hace una semana no atenuaron en nada la ofensiva militar. Es, de toda evidencia, un mecanismo con efectos no convincentes. Occidente ya había aplicado un enorme paquete de sanciones a Rusia desde 2014 sin conseguir tampoco su propósito. Putin sigue su ruta con el dedo en el gatillo. El intercambio telefónico entre él y el presidente Macron dice mucho sobre la posición inamovible del mandatario ruso y lo completa la intervención de Putin en la televisión. Allí aseguró que estaba combatiendo a los “neonazis” en Ucrania y que “la operación militar especial se está desarrollando estrictamente según el calendario, según el plan”. 

Relatos

Las palabras arman cualquier contra historia. El mismo presidente Ucraniano (electo en 2019) proviene de una familia judía, su abuelo combatió en la infantería del ejército soviético y tres hermanos de su abuelo murieron en los hornos del nazismo durante el Holocausto que Hitler y sus secuaces ideológicos organizaron en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Zelenski ha sido objeto de una avalancha de calumnias en las redes sociales por parte de la ultraderecha francesa y europea (los verdaderos nazis), de fotos retocadas, de falsos videos, de declaraciones inventadas y de montajes oportunistas de sus actuaciones en la serie que protagonizó como actor cómico, “El servidor del pueblo”. La serie narraba las tribulaciones de un profesor de historia que se convirtió en presidente empujado por el azar. Hasta circula una foto manipulada de Zelenski mostrando una camiseta con la cruz gamada (los curiosos pueden encontrar fácilmente el original y luego la estafa visual).

La conversación telefónica entre Macron y Putin fija perfectamente el retrato de la situación actual y prefigura la espesura de la barbarie que se avecina. Los dos presidentes mantienen un dialogo tan fluido como de tono fuerte. Pese a sus encontronazos no han dejado de hablar y ambos se tutean. Fuentes cercanas al Palacio presidencial del Elíseo contaron que Macron le dijo a Putin que “dejara de mentir”. Según sus allegados, Macron le dijo:” estas contando historias, buscas un pretexto para cualquier cosa. Lo que me estás diciendo no es conforme a la realidad y no puede justificar ni las operaciones militares en curso, ni que tu país termine aislado, debilitado y bajo sanciones durante un período muy largo”.  El Kremlin también informó sobre esta conversación. Moscú admite que Putin le manifestó a Macron su intención “de continuar con su combate contra los grupos nacionalistas en Ucrania sin hacer compromisos”. Putin también amenazó con agregar “exigencias suplementarias” a la lista de demandas que le plantea a Kiev.  Luego de este cruce con Putin, Macron habló por teléfono con el presidente ucraniano. Zelenski le reiteró que los ucranianos “no se rendirían” porque no era posible “negociar con una pistola en la sien”. Zelenski también advirtió a los europeos que si Ucrania caía Rusia haría luego lo mismo con los países bálticos (Letonia, Lituania, Estonia) y Europa del Este. 

Orgullos heridos

La consolidación de la invasión rusa de Ucrania arrastra una calamitosa serie de arrogancias, orgullos heridos, desplantes, humillaciones y errores estratégicos cometidos por las grandes potencias y Moscú. En 2009, el hoy presidente estadounidense Joe Biden dijo en Alemania que había llagado el momento del “reset” para “reformular las relaciones” (con Moscú) porque debemos “trabajar con Rusia”. Nadie apretó el botón. La OTAN y sus sirvientes provocaron una catástrofe en Libia (Rusia se opuso). Luego vino la Guerra en Siria, donde Moscú sopló a los occidentales, más tarde la anexión de Crimea y, colmo de la tragedia, la elección, en Estados Unidos, de un presidente ignorante y fanático como Donald Trump. Fue el quien encarriló al mundo hacia el camino de hoy. Hizo de la confrontación contra las potencias supremas, China y Rusia, la razón de ser de su mandato. Ucrania paga sangre a sangre esa configuración, así como también paga el tributo de la arrogancia armada de Vladimir Putin.

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