La Asignación Universal por Hijo, que otorga una transferencia monetaria para protección social por hijo menor de 18 años, ya lleva trece años de implementación: su efecto es significativamente fuerte en la indigencia, ya que redujo la incidencia en casi 16 puntos porcentuales en niños y adolescentes entre 2018 y 2020. Alcanza a más de un tercio de los y las niñas y adolescentes de niveles socioeconómicos más bajos del país y facilita las condiciones para fomentar la escolarización. La indigencia hubiese sido de 34 por ciento en el trienio 2018-2020, en lugar de 18,5 por ciento, de no mediar la existencia de esta transferencia monetaria.  Los datos fueron publicados en la Evaluación de impacto de la Asignación Universal por Hijo (AUH) en la infancia a diez años de su implementación, realizada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA.

El informe realiza un ejercicio del impacto positivo en la pobreza e indigencia dada la existencia de la AUH para el universo de quienes reciben la AUH, y el impacto es muchísimo mayor, sobre todo en las tasas de indigencia. Según la UCA, la AUH redujo la incidencia de la indigencia entre los niñas y adolescentes destinatarias en casi 50 por ciento en cada uno de los tres períodos analizados ( 2010-2013, 2014-2017 y 2018-2020). Detectó también una reducción de la intensidad de la pobreza extrema en la población destinataria de entre 30 por ciento y 40 por ciento entre 2010 y 2020, dependiendo del periodo estudiado.

Más cobertura

La AUH está dirigida a los niños y adolescentes que son hijos de trabajadoras informales o desocupadas. Dados los elevados números de informalidad en Argentina, cuenta con  un carácter masivo y su persistencia en el tiempo la ubica como una de las políticas de Estado más efectivas para mitigar el aumento de la indigencia y la pobreza.  En diciembre de 2020 había 2.5 millones de titulares de la AUH en todo el país por 4.4 millones de niños que recibían el beneficio. Entre 2009 y 2020 el número de niños y niñas beneficiarias se incrementó 28 por ciento, mientras que el de titulares lo hizo al 51 por ciento.

El monto de la transferencia por AUH se actualiza periódicamente de acuerdo con la fórmula de movilidad del resto de las prestaciones de la seguridad social. En el año 2009, la transferencia cubría 26 por ciento de una Canasta Básica Total por adulto equivalente, que determina la “línea de pobreza” y 67 por ciento de una Canasta Básica Alimentaria (“línea de indigencia”). La capacidad de compra de la AUH se redujo en 2010 y se mantuvo relativamente estable, alcanzando su mayor nivel en 2017 - cuando cubría un 66 por ciento de la Canasta Básica Alimentaria-. El poder adquisitivo de la prestación se debilitó a partir del año 2018, en un escenario de creciente inflación. Hacia el 2020, la AUH permitía adquirir 21 por ciento de la línea de pobreza o 51 por ciento de la línea de indigencia.

Por la prioridad que se otorga a la madre en el cobro de la AUH, el 96 por ciento de las titulares son mujeres. Por este motivo se la ubica también como una política tendiente a reducir las brechas de género. 

Condición: ir al colegio

Una de las condicionalidades que impone el programa AUH es el cumplimiento de la asistencia escolar entre los destinatarios de 5 años y más. De acuerdo al informe mencionado, la AUH implicó una reducción de 1,4 puntos porcentuales en el déficit de asistencia escolar en el período 2010-2013 y de 3,9 puntos porcentuales en el período 2014-2017.  En el período 2018-2020 el efecto se redujo a 1,6 puntos porcentuales. 

"El incremento del déficit en la población destinataria podría deberse en particular a lo ocurrido durante el período de la pandemia por covid-19", asegura el informe. Asimismo, se aprecia que la reducción del déficit educativo ha sido mayor, en términos absolutos, entre los niños con madres de menor nivel educativo y más jóvenes. Se advierte también que el efecto de la AUH en la reducción del déficit educativo fue mayor entre las niñas y adolescentes que viven en barrios informales.