El VAR metió la mano y evitó que la Selección Argentina se llevara una victoria de Guayaquil. Sin jugar bien, pero con el partido prácticamente controlado durante la última hora del encuentro, la Scaloneta se llevaba la victoria con un tanto de Julián Álvarez, pero un polémico penal cobrado a instancias del VAR posibilitó que Ecuador llegara al empate 1-1. Como premio consuelo, a la Selección le quedó el orgullo de haber igualado el récord de 31 partidos invicto que sostuvo el equipo de Alfio Basile entre 1991 y 1993. 

Un buen examen tuvo el equipo de Scaloni en su último encuentro de las Eliminatorias rumbo a Qatar. Con varios jugadores de rotación, la Albiceleste supo revertir a tiempo un desarrollo que le fue muy desfavorable en la primera mitad del período inicial, se puso en ventaja en una de sus primeras ocasiones y luego mantuvo el control de las acciones durante casi todo el desarrollo del complemento.

Sólo una acción polémica y fuera de contexto le impidió ganar el partido, que fue más luchado que jugado y más conversado que pensado. Cuando el tiempo se moría, un cabezazo de Enner Valencia se desvió en la mano de Tagliafico antes de una gran tapada de Rulli y entonces entró en acción el VAR. Tras no menos de diez repeticiones, el casi imperceptible toque del ex lateral de Independiente motivó el llamado para el árbitro Raphael Claus, que casi obligado pitó el penal. Si bien Rulli se lo contuvo en gran forma a Valencia, el experimentado delantero ecuatoriano no falló en el rebote y selló el empate, que se celebró como una victoria por el aborozado público local.

Hasta ese momento, Argentina había justificado el triunfo sostenido en la firmeza de Otamendi, líder en una defensa que comenzó flaqueando por el sector derecho y que se fue solidificando con el correr de los minutos, en la presencia de Paredes y De Paul en la mitad de la cancha, y en algunas pinceladas de Messi, más importante en generar faltas y sostener la pelota que en provocar peligro. Y claro, en el oportunismo de Álvarez para convertir su primer gol en la Selección tras una excelente jugada colectiva, pese a fallar en primera instancia.  

La nota no tan positiva de la presentación de la Scaloneta estuvo en la generación de juego. Como hacía mucho que no pasaba, el equipo argentino no dispuso de muchas ocasiones de riesgo, porque le faltó organización en el centro del campo y profundidad en los últimos metros. Así dejó vivo a un rival intenso, que propuso mucho roce físico, que no se rindió por más que la posibilidad del empate se vislumbraba bastante lejana y que tuvo un excesivo premio por la injerencia externa del VAR.