María y Luis se mudan juntxs. Y lo primero que hacen en su nueva casa es colgar unos cuadros/retratos. María mide distancias desde el piso y el techo, usan el nivel para que queden parejos, pero chequean también con el metro, mientras Luis juega con los clavos y discuten la mejor forma de ponerlos en el lugar exacto, preciso, necesario. Quieren hacer de ese departamento su lugar, pero no lo logran del todo.

Encima, mientras intentan acomodarse, aparece Carina, la ex de Luis (que ahora pide que le digan Rina porque no le gusta mucho su nombre), angustiada porque su mamá está internada. Sabía que se habían mudado ahí, pasó por la puerta y quiso subir. No encuentra su lugar, y ese departamento a medio armar le resulta un refugio incómodo, pero refugio al fin. Y genera preguntas en esa pareja que está armando su propio mundo.

 ¿Cuál es la medida de una relación? Entre balanzas, quesos, una cama y gatitos transcurren estas vidas en Cerca tuyo o de ti, que tiene funciones los sábados a las 22.30 en Espacio Callejón, Humahuaca 3759.

► Un poco de amor tragicómico

Es la primera obra de Mía Miceli, quien le cuenta al NO que "tiene algo de las formas de vincularse y un componente generacional", porque esto sería como "el amor joven, del que no nos hacemos demasiado cargo pero está". Es una forma simple de posibilitar un juego escénico, explica. "Para mí fue eso, algo que tenía a mano", suelta.

Y Agustín Daulte (Luis sobre el escenario) considera que "apoyarse en los puntos de vista de cada personaje es una puerta abierta al ridículo, a lo corrido". Y reflexiona: "La premisa es que estamos con otro y a veces no sabemos por qué. No hay una razón que nos une, pero no por eso vamos a dejar de estar juntos".

Esas relaciones entre María, Luis y Rina son tensas, no terminan de fluir, las van construyendo a medida que pasa la obra. No parecen cómodxs, y sin embargo insisten en estar juntxs. Es que parece no haber etiquetas en los vínculos, ni estereotipos, y eso genera que los personajes deban encontrar sus propias formas de convivir.

La escenografía permite ese juego: retratos cubistas que configuran una pareja por estar uno al lado del otro, y una cama que cuando llega no encuentra ubicación y es ocupada por turnos son el marco en el que María, Luis y Rina se exponen a las miradas de lxs otrxs, sin las que no pueden (¿o no saben?) existir.

Son tensiones que Miceli resuelve desde un punto de vista cómico aunque sin plantear gags sobre el escenario. "La comedia un poco aliviana situaciones duras, hace que no queden en el drama o algo pesado. El final tiene esa cosa de que todo puede estar bien: no sé si es optimismo o inocencia", ríe la autora.

Y Daulte se suma: "Al final lo sentía como que en algún lugar estamos juntos, aunque no nos podamos poner de acuerdo en dos palabras. ¿Dónde vamos a hacer nuestro hogar? Simplemente no sabemos, nunca lo vamos a saber. Y es un momento de amor, con todo lo dramático y gracioso que puede ser eso, pero visto teatralmente".

Foto: Cecilia Salas

► La canción ya no es la misma

Miden, pesan, nivelan, acomodan y reacomodan, pero siempre falta algo. Miceli afirma que tomó la decisión de llevar esa obsesión por medir a toda la obra porque no se puede controlar y saber todo. "Hay una obsesión por la precisión y lo que vuelve es la imprecisión. Lo que les pasa a los personajes es ese deseo de controlar, de medir, de saber exactamente algo que no se puede precisar. Y eso me pareció gracioso", recuerda.

"La gente ve una forma de vincularse muy particular, y me hablan sobre los personajes como si tuvieran algún TOC, o si fueran muy introvertidos o neuróticos", detalla. "Me pueden decir que parecen personajes medio exagerados, pero eso existe en el mundo, y estamos hablando de eso. ¡Me dijeron que todos los personajes eran yo!", resalta Miceli.

Y Daulte tira: "El refugio de estos cuerpos que hablan es la palabra, que los puede llevar a cualquier lado. Y acá por debajo de las palabras se respira una libertad. Las palabras crean toda la vida que veo, y el cuerpo está ahí, no entiende nada. Como si fueran dos planos distintos", analiza. "Es algo en lo que escénicamente me apoyo, qué pasa con estos cuerpos. Aunque no se correspondan con todo lo que dicen, hay algo que les pasa. Y me hace gracia, aunque no haya nada explícito. Es un desfasaje muy real", destaca el actor.

El título de la obra es una forma de reconocimiento: además de permitir el desarrollo de escenas, fue el disparador para pensar Cerca tuyo o de ti. Miceli confiesa que, para ella "la canción tiene algo muy de la tensión, muy dislocado; es muy dulce, y debajo hay como algo medio sórdido, que está mal", profundiza sobre una escena musical que es central en la narración.

"Y la obra un poco es eso: hay algo que está mal y no podemos ubicarlo. Siempre me representó un poco eso, no sé por qué", admite. Y Daulte dice que ve una fragilidad demasiado exacerbada: "Tanto que toca el otro extremo, de la dulzura a algo totalmente feo".