Azafato, masajista, profesor de guitarra, albañil, bachero, asistente de carpintero, mozo, repositor de artículos de limpieza y asistente de mago: más allá de su versatilidad curricular, y aunque ningún guitarrista de su generación sea tan conocido como él, Lolo admite que su salida de Miranda! fue un shock. A tal punto que en verano le propuso a su padre trabajar en el taller mecánico familiar: “No me dejó y me insistió en que siguiera con la música: un reconocimiento tremendo porque la resistencia cuando arranqué con la música era muy fuerte”.

Fue lógico hacer un duelo luego de que, en 2014, Juliana Gattas y Ale Sergi prescindieran de sus servicios: “Me fui seis meses a México, un poco con la idea de salir de la locura de haberme ido de la banda y para no tener que estar todo el tiempo explicando por qué ya no estaba más, pero también para concentrarme en empezar a preproducir mi disco”.

Aunque con Miranda! supo trabajar con productores como Cachorro López, Lolo se entusiasma cuando habla sobre el productor de su flamante disco, Ezequiel Araujo: “Es uno de los mejores del mundo, es increíble su capacidad para hacer encadenaciones: se baja una aplicación al iPad, manda todo por una aplicación inalámbrica por Bluetooth y eso al final lo pasa a una laptop. Solo lo puede mezclar él, pero las texturas y las estructuras de las canciones son increíbles, y además trabaja con una velocidad increíble. Se vino a vivir a casa, yo me iba a dormir y cuando me levantaba él capaz estaba sentado en la misma posición en la que se había quedado trabajando. La música lo quiere mucho a Ezequiel”, dice.

Lolo es un efervescente disco con canciones como Ultracomunicación (compuesta e interpretada junto a Brenda Asnicar), Fuego, Luna en Capricornio o el swing a go go de Desaniñada, que bien podrían haber sido parte del repertorio de su ex banda: “Mi ambición es ser el solista argentino más conocido del mundo, me gustaría poner a Argentina en el primer plano. No me gustan las letras de reggaetón, creo que apuntan a lo peor que tienen el hombre y la mujer”, dice Lolo, que también invitó en su disco a las glamorosas hermanas Blancanieves y Dulcinea Damevin de Kobra Kei para el hip-popero final de Artificio.

“Al no tener ahora una compañía que me respalde, todo es más artesanal, y yo siempre me adapto a cualquier situación. En este disco me tuve que convertir en frontman, compositor, productor y manager. Hay momentos en los que me siento desbordado: fue durísimo quedarme sin trabajo y me sentí desterrado pero, aunque me llamaran, en este momento no volvería. Sí tuve la necesidad de acercarme para cerrar bien la parte afectiva, porque fuimos muy amigos; de lo otro se encargan los abogados. Ellos siguen tocando ‘La guitarra de Lolo’ –por el hit Don–. Ojalá que el tiempo cure las heridas y sean súper felices porque eso también te retroalimenta. Si no me hubiese ido de Miranda! no habría hecho este disco.”