Ahora que sí nos ven, la necesidad de ocupar ámbitos de poder es un derecho en deuda urgente, comprobada en cada foto institucional de los últimos días, en esa mesa contrastada de los gabinetes chileno-argentino el lunes en Casa Rosada, o en la tripartita de este martes entre el Gobierno nacional, la CGT y la UIA, un amontonamiento de varones “acordando acciones antiinflacionarias”. Para muestras, basta googlearle sin asco al asunto. Si mujeres, niñas, adolescentes, jóvenxs, lesbianas, travestis, trans y no binarixs constituyen el universo mayoritario sobre el que recaen las políticas de ajuste neoliberal, ¿por qué las mesas chicas no convocan las voces de referentas políticas, sindicales y territoriales para desarmar la precarización y la obediencia debida a la deuda organizada por el FMI? “Sacar del closet a la deuda”, nada menos, para concretar su interrupción voluntaria, como exponen Verónica Gago y Luci Cavallero (Una lectura feminista de la deuda. "Vivas, libres y desendeudadas nos queremos", ed. Fundación Rosa Luxemburgo).

Las diputadas bonaerenses que integran el bloque del Frente de Todxs, junto con la Dirección de Equidad de Género y Diversidad Sexual de la Cámara Baja, impulsan ese reclamo, que redobló la vicegobernadora Verónica Magario. “Ahora no solo exigimos el cupo, sino que, además, exigimos espacios de poder”, interpeló en la tercera edición del Parlamento de las Mujeres y Diversidades “8M Construyendo Igualdad”, creado en 2018 por iniciativa de la ex diputada Lucía Portos, actual subsecretaria de Políticas de Género y Diversidad del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades provincial, para pensar propuestas de gobierno con perspectiva de géneros. Se escuchó en el encuentro a mujeres y diversidades que construyen y militan todos los días en los diferentes territorios, con sus tramas colectivas y transversales de una agenda pública a largo plazo.

“La idea del Parlamento es que las compañeras que transforman las realidades de todos los días en el territorio, vengan al recinto, y seamos nosotras quienes estamos en el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo provincial las que escuchemos sus trabajos y propuestas para elaborar políticas públicas e iniciativas legislativas”, dijo la diputada Mariana Larroque, del FdT, y señaló que “el año pasado votamos por primera vez en la historia de la provincia el primer presupuesto con perspectiva de género”.

Las y lxs representantes de los espacios territoriales repusieron la discusión de una reforma judicial transfeminista, del patriarcado, de las violencias por razones de géneros, los femicidios, del acceso a la salud, de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), la Educación Sexual Integral (ESI) y de las violencias hacia las niñeces. Pero tomaron centralidad los reclamos de políticas públicas y presupuestos con perspectiva de géneros, las demandas de abordajes precisos en las agendas de lxs adultxs mayores y de los cuerpos diversos, de la violencia obstétrica y los deudores alimentarios. “En esta Cámara hace muchos años que venimos peleando la paridad, por tener los mismos lugares, y así como conseguimos la paridad en las bancas, también la necesitamos en los lugares de poder”, advirtió la diputada Valeria Arata, del Frente Renovador (FR).

“Me acuerdo de aquellas compañeras con las que organizamos el primer paro feminista, que se lo hicimos a Mauricio Macri las mujeres, y dijimos hasta acá. Y logramos algunas cosas que todavía nos cuesta poner en valor”, subrayó Lucía Portos. “Logramos sostener la jubilación para amas de casa. Los varones perdieron la moratoria mientras que las mujeres sostuvimos la moratoria porque estábamos en la calle, organizadas, porque no especulábamos, porque nuestras dirigentas jamás especularon con lo que para nosotras era lo justo y necesario", sostuvo. "Y así le pusimos el cuerpo, nos comimos balas de goma, nos comimos gases. Todavía hay compañeras imputadas por resistir la política neoliberal de Vidal y de Macri.” Poner la lupa sobre aquellas imágenes que describen dónde se cuecen los acuerdos y las alianzas, devela quiénes deciden lo que va a nuestros bolsillos, la comida que ponemos sobre nuestras mesas y la persistencia de las tareas de cuidado como mandato y no como trabajo. En la Argentina, entre las personas con ingresos más bajos, 7 de cada 10 son mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binarixs. Las redes que se tejan desde los feminismos abren la posibilidad inmensa de tallar en los espacios de decisión, para poder discutir las violencias económicas y la materialización de una vida digna de ser vivida, sin endeudamientos.