Los vaivenes del presidente estadounidense, Donald Trump, sobre la participación o no de su país junto a Israel en la guerra contra Irán son tomadas con recelo y muchas veces con sorna en buena parte del mundo, vista su incapacidad para resolver ningún conflicto desde que llegó al poder. En China y Rusia, sin embargo, las campanas tocan a rebato. Sus intereses en Oriente Medio pueden sufrir mucho con esta guerra, como el resto del planeta, pero en el ca Moscú y PekínLondres y Bruselas

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