Los padres de Madeleine McCann, la niña británica desaparecida hace quince años en el sur de Portugal, dijeron este viernes que "no perdieron la esperanza" de encontrar a su hija, un día después de que la justicia portuguesa inculpara a un hombre en Alemania.

"Aunque la posibilidad sea remota, no perdimos la esperanza de que Madeleine siga viva y de que la encontremos", escribieron Kate y Gerry McCann en un comunicado publicado en la página web dedicada a su hija. Ambos subrayaron que el sospechoso "aún no fue acusado de ningún delito específico en relación con la desaparición de Madeleine".

La fiscalía portuguesa anunció el jueves que había solicitado imputar a un sospechoso en Alemania, sin precisar su identidad ni la naturaleza de las sospechas que pesan sobre él, en el marco de una investigación sobre la desaparición de Maddie realizada "en cooperación con las autoridades inglesas y alemanas".

Las reacciones recogidas por la AFP el viernes de la fiscalía de Brunswick y del abogado de un sospechoso alemán identificado como "Christian B." no dejan lugar a dudas de que también se ha convertido en el sospechoso número 1 de la fiscalía portuguesa.

"Christian B.", un pederasta multirreincidente, fue identificado por los investigadores alemanes en 2020 como el principal sospechoso del asesinato de la niña británica.

"Es obvio que Portugal también tiene sospechas sobre él", pero "me sorprendería que de la noche a la mañana estuvieran más avanzados en su investigación que nosotros aquí", dijo Hans Christian Wolters, portavoz de la fiscalía de Brunswick, encargada de la parte alemana del caso.

"No debemos sobrevalorar esta medida adoptada por las autoridades portuguesas", dijo Friedrich Sebastian Fülscher, abogado de Kiel (norte de Alemania), que representa a "Christian B.".

Riesgo de prescripción

"En Portugal, incluso un asesinato prescribe a los 15 años. En el caso de Maddie, si murió en mayo de 2007, esto será así dentro de unas semanas. Supongo que la prescripción se ha interrumpido con esta medida", añadió.

"Lo que ocurrió está relacionado con la prescripción. (...) En el fondo, se trata de un truco de procedimiento por parte de la fiscalía" para mantener el caso abierto, dijo Gonçalo Amaral, exinspector portugués encargado del caso, que fue despedido de la policía tras acusar a los padres de la niña de haberla matado por accidente y de haber ocultado luego su cadáver.

Madeleine McCann, a la que la prensa británica se refiere como "Maddie", desapareció el 3 de mayo de 2007, poco antes de su cuarto cumpleaños, en Praia da Luz, un balneario de la región del Algarve, donde estaba de vacaciones con su familia.

Su desaparición dio lugar a una extraordinaria campaña internacional de sus padres para intentar encontrarla.

Las fotos de la pequeña Maddie, con su pelo castaño y sus grandes ojos claros, dieron la vuelta al mundo.

Violación y agresiones sexuales a menores

Tras 14 meses de polémicas investigaciones marcadas por la imputación, y luego la exoneración, de los padres, Gerry y Kate McCann, la justicia portuguesa cerró el caso en 2008, antes de reabrirlo cinco años después por la aparición de "nuevos elementos".

Sin embargo, el caso no avanzó realmente hasta junio de 2020, cuando la fiscalía de Brunswick dijo que tenía la certeza de que la niña había muerto, y añadió que sus sospechas recaían en un hombre que entonces estaba detenido en Kiel por otro caso.

"Christian B.", que actualmente cumple una pena de prisión por la violación de una mujer estadounidense de 72 años en 2005 en el sur de Portugal, vivía en el momento de la desaparición de Maddie a pocos kilómetros del hotel de Praia da Luz donde desapareció, según los investigadores alemanes.

La fiscalía de Brunswick también ha iniciado procedimientos contra él en otro caso de violación, el de una mujer irlandesa, y por abuso sexual de menores en Portugal.

"Mis colegas están trabajando más bien en estos otros casos para que podamos cerrar este capítulo en un futuro próximo. Cuando esté terminado, nos ocuparemos exclusivamente de Maddie", dijo a la AFP Hans Christian Wolters, portavoz de la fiscalía de Brunswick.