En el Senado, el Frente de Todos comienza a respirar aliviado, casi satisfecho: la ruptura táctica del bloque, luego del desembarco de la Corte Suprema al Consejo de la Magistratura, les permitió pasar de una actitud defensiva a una ofensiva, empatando un resultado que daban por perdido y habilitándolos a intensificar la disputa política con los supremos. La convocatoria a debatir la composición de la Corte Suprema la semana que viene se inscribe en este contexto. De todos modos, a pesar de la momentánea (y relativa) victoria, en el frentetodismo parlamentario todes coinciden en que la vigencia de la ley actual -derogada en el 2006- es inconstitucional y deja un precedente institucional peligroso, por lo que tiene que ser modificada. "Hay que apostar a una salida política y esa salida es sancionar una nueva ley", afirma un legislador cercano a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, principal estratega de la maniobra que le permitió al oficialismo hacerse con uno de los asientos del Consejo de la Magistratura que iría para Juntos Por el Cambio. 

Cómo se cocinó la jugada

"Nos obligaron a ir con esta picardía, fue una maniobra de salvataje. No nos podíamos quedar paralizados, no podíamos dejarnos avasallar sin hacer nada", resume, sin eufemismos, Juliana Di Tullio a Página/12 a la hora de explicar los motivos detrás de la división del bloque. Esta ruptura, más práctica que ideológica, se oficializó el miércoles a la mañana con dos notas enviadas a la presidenta del Senado que daban cuenta de la creación del bloque "Frente Nacional y Popular" (comandado por José Mayans) y el bloque "Unidad Ciudadana" (liderado por la propia Di Tullio). La estrategia, sin embargo, había comenzado a ser planeada la semana anterior, cuando aún se desconocía qué decisión adoptaría la Corte Suprema. En una mesa chica compuesta sólo por Mayans, Di Tullio, la senadora Anabel Fernández Sagasti y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, la vicepresidenta barajó diferentes jugadas para resolver el conflicto que había generado la nueva integración de 20 miembros del Consejo, de acuerdo al fallo de la Corte Suprema. 

El menú fue amplio e incluyó la posibilidad de que el presidente emitiera un DNU que pusiera en vigencia una composición de 17 integrantes, pero fue rápidamente descartada por el propio Alberto Fernández. El presidente siempre estuvo al tanto de las opciones que se estaban barajando aunque, aseguran cerca suyo, "nunca fue consultado". El Ministro de Justicia, Martín Soria, participó también de las conversaciones y respaldó la decisión que, finalmente, se terminó tomando en el despacho de la propia CFK el lunes. Las matemáticas para dividir el bloque de una manera efectiva duraron varias horas, con bromas cruzadas sobre el lugar en el que quedarían algunes de les senadores oficialistas. "Mariano (Recalde) quedó con nosotros, los impuros", se rió un senador que forma parte del Frente NyP, haciendo referencia al grupo de senadores que había votado a favor del acuerdo con el FMI. En efecto, pese a que parecía una división ideológica, se organizó de manera tal que tanto Recalde como María Inés Pilatti Vergara - consejeros de la Magistratura y votantes en contra del acuerdo con el FMI - quedaran de lado del bloque mayoritario. "No hicimos nada que ellos (por JxC) no hubieran hecho 100 veces antes", se atajó una legisladora, aludiendo a cuando en el 2016 el macrismo logró incorporar a Pablo Tonelli en el CdM en un cargo que le correspondía al kirchnerismo a través de una serie de alianzas en Diputados.

En la Cámara de Diputados, por el contrario, se terminó decidiendo avalar la designación de Roxana Reyes (UCR) como representante, tal como había pedido la oposición. La diferencia de estrategias respondió a varios factores, el principal de ellos vinculado a que "en Diputados no daban los números para dividir el bloque", tal como sintetizó una fuente que participó de la mesa chica. La realidad es que Massa debe lidiar con un escenario de paridad mucho más complicado que el que hay en el Senado, lo que lo obliga a tener que estar negociando constantemente con la oposición para aprobar cualquier ley. Ponerse en pie de guerra con JxC era un lujo que no podía darse, menos aún cuando todavía necesita sumar votos para aprobar una nueva ley del CdM. Por otro lado, en el kirchnerismo destacaron también que la decisión de Massa le dio cierta "legitimidad" a la de CFK. La doble judicialización - del titular del bloque oficialista, Germán Martínez, a la de Reyes, y la senador Luis Juez (PRO) a la de Martín Doñate - funcionaba incluso como forma de "empate" entre ambas designaciones. 

Cómo sigue

En el Senado, el primer paso será avanzar en una reforma de la composición de la Corte Suprema de Justicia, que hoy tiene cuatro integrantes (todos varones) y una vacante. "Lo del CdM fue la gota que rebalsó el vaso, esto no da para más. Son tres locos que se pusieron a legislar. Tiene que haber una Corte más federal, paritaria y cuerda", ironizó una fuente legislativa. El miércoles se convocará a la comisión de Asuntos Constitucionales en la que el oficialismo buscará impulsar un proyecto de Adolfo Rodríguez Saa, que amplía de cinco a nueve el número de integrantes. También se tratará una iniciativa de Alberto Weretilneck, la cual incrementa a 13 el número de cortesanos y cortesanas bajo la premisa de cumplir un cupo femenino y federal. 

En la Cámara de Diputados, mientras tanto, se buscará avanzar con el proyecto de reforma del CdM que viene con media sanción del Senado. En el bloque oficialista esperan primero a que la Justicia se pronuncie sobre las presentaciones que hizo Germán Martínez en contra de la designación Reyes. Una vez resueltas las juras de les dos representantes parlamentarios, el objetivo será terminar de conformar las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia y empezar a tratar el proyecto. Para aprobarlo, Martínez necesita un mínimo de 129 votos (el FdT solo cuenta con 118), por lo que deberá ponerse a negociar modificaciones - como que la Corte esté presente en el Consejo, pero no presidiéndolo - para conseguir los números que le faltan.