El español Juan Luis García –un profesor de 51 años que da clases en el Conservatorio de Música de León– hace poesía apilando libros. O, como él mismo los llama, “haikus de estantería”: poemas donde cada verso es el lomo/título de un ejemplar de su copiosa biblioteca. Poemas que fotografía y comparte en su cuenta de Instagram, deviniendo además literarias composiciones visuales. “Algunos hablan de actualidad, otros de sentimientos, también los hay humorísticos...”, cuenta el mentado escritor al periodista Emilio Sánchez Hidalgo, y recuerda su primera “obra”, de 2012: “Porno/ Correr/ Debería caérsete la cara de vergüenza”, donde un escocés, un francés y un catalán (Irvine Welsh, Jean Echenoz y Sergi Pàmies) se encontraron casualmente en un estante y acabaron por reprocharle que ande en bici pero no corra... “A partir de ahí, comenzó la travesura de buscar correspondencias afortunadas, poéticas o inevitables en los títulos de los libros”, anota el texto de la exposición Haikus de estantería, de la galería leonesa Kanya Enmarcación, que desde los pasados días exhibe –en formato físico– los tomos protagonistas, ofreciendo otro tanto para los visitantes “escriban” sus propias composiciones. Composiciones que -hay que decirlo- no respetan a rajatabla las reglas del haiku (por norma, deberían tener tres versos de cinco, siete y cinco moras respectivamente), pero encuentran en él su inspiración. “No son haikus como tal. Muchos son de cuatro libros, en vez de tres. Me lo tomo como un juego”, dice García, y comparte sus piezas favoritas: “Después que me miraste/ No quisiera morir/ Como si fuera una palabra/ Fuera de lugar”, y “Amar es dónde/ El día menos pensado/ Satán dice/ La palabra destino”.