Recientemente leí el libro de mi colega Roberto Samar, quien estudia y practica con noble dedicación las perspectivas de derechos humanos, promoviendo las mismas en los espacios que habita. Las líneas de su libro me recordaron mi tránsito por la carrera de Periodismo, donde confirmé que los medios en general desinforman, la televisión es -casi reglamentariamente- violenta y las redes agobian. Una conclusión tormentosa que se asemeja a una atmósfera envenenada de odios, un ambiente poco amigable para ser, un lugar donde casi no da el sol en pleno invierno.

El último trabajo de investigación colaborativo de Roberto nos introduce en la problemática de los medios de comunicación, en la cual incluimos no solo los tradicionales como la televisión, portales digitales, radio y medios gráficos, sino también a las mal llamadas redes sociales, que el escritor concuerda en nombrar digitales. “Cómo van a ser sociales si estás solo con tu teléfono scrolleando noticias segmentadas por el algoritmo. Para ser social paso por tu casa y conversamos, ¿no?”, dice el docente de la Universidad de Río Negro.

El libro cuenta con 145 páginas que responden a la siguiente postulación: si la comunicación es un derecho, por qué los medios no se enfilan tras ese propósito. En cambio son la banalidad, la falta de precisión, la estigmatización, la velocidad, el miedo y la generalización las características de la actual causa multimedial. “Miradas que jerarquizan, que subordinan a determinados colectivos afectando la vida de personas colocándolas y colocándolos en el lugar de sub-humanos”, expresa Samar. ¿Alguien sabe cómo vivió? ¿Cómo eran sus sueños? ¿Y cómo murió?

El libro está compuesto por una veintena de artículos, los cuales contienen oraciones sencillas y cortas. El autor logra con una prosa responsable, estructurar el discurso tan comentando y no por eso irreal de la violencia literal y tácita en los medios de comunicación y las redes digitales. Creando sentidos que circulan de un lado y otro retroalimentándose; donde los pueblos originarios, las mujeres, disidencias, las personas en situación de pobreza y las privadas de su libertad y los jóvenes, son acechados por dichos discursos.

El medio es la violencia ll, el último compilado de opinión del Licenciado en Comunicación Social Roberto Samar, es una crítica introspectiva desde y para el rol comunicacional que todxs -propios y ajenos- deberíamos tener oportunidad de leer. “Democratizar la palabra, defender las fuentes de información confiables y promover miradas atentas y críticas parecen pasos indispensables para salvar las democracias”, dice.

Un material sumamente recomendado para el aula, por constituirse como un portal a la discusión, un pasadizo al debate abierto y un sendero hacia el análisis crítico de medios entre jóvenes. Ellxs, quienes deseamos puedan elegir qué consumir en este ambiente mediatizado. O acaso preguntarse por el sentido que entrañan esos mensajes: ¿Para qué?

Y después, mejor, ir para el lado del sol.

* Licenciada en Comunicación Social