Desde este jueves y hasta el domingo, la ciudad de Ushuaia vivirá un periodo excepcional, pues a su amplio abanico de atractivos turísticos sumará la puesta en marcha de la primera edición del Festival Internacional de Cine del Fin del Mundo, cuya programación constará de 32 títulos –entre cortos, medios y largometrajes– en su mayoría provenientes de Latinoamérica que se verán en la pantalla de la Sala Niní Marshall de la Casa de la Cultura. Se trata de un evento que persigue la voluntad de “aunar paisaje y cultura”, según reza la información oficial, lo que implicar pensar un esquema de películas y actividades acorde a la comunidad a la que está dirigida. “Hay una relación entre el lugar y la actividad artística que uno se plantea”, cuenta la directora y productora Roxana Ukmar, y sigue: “Necesariamente tiene que haber una adaptación: no se puede llevar un festival 'envasado' con el mismo formato a cualquier parte, porque sería desconocer el entorno y a su gente. Hay que ser sensible al profundo amor de la gente por su tierra y su lugar en el mundo”.

Sin embargo, no será un festival “sólo” para los ushuaienses, ya que 28 de las 32 películas estarán disponibles para su visionado gratuito en todo el país en la plataforma Octubre TV desde el jueves 5 y durante una semana. Habla Ukmar: “Nos parece muy bueno que tanto el cine nacional que no tiene posibilidad de exhibirse en salas como las películas extranjeras que participan puedan ser vistas por cualquiera que lo desee. Es una forma de dar a conocer nuestro festival e incentivar a quienes están detrás de las producciones a que se animen y participen en las próximas ediciones o, simplemente, vengan como espectadores”.

“La programación intenta mostrar por dónde anda el cine de este momento a partir de las películas que se inscribieron. Es difícil llamarlo ‘panorama’, sobre todo porque la producción y, por ende, los festivales todavía arrastran las consecuencias de la pandemia. Por eso no nos ceñimos solamente a producciones de este año o del anterior, sino que buscamos recuperar aquellas películas que, pandemia mediante, en muchos casos se estrenaron solo de manera online y no tuvieron la posibilidad de mostrarse en una pantalla grande”, explica el programador Javier Luzi, quien destaca que, como ha hecho el Bafici en sus dos últimas ediciones, la Competencia Oficial –integrada por 23 títulos– tendrá cortos, medios y largos conviviendo bajo el mismo paraguas: “La idea es darles la misma entidad, más allá de la duración. Eso también ayuda a generar una mirada en el espectador que iguale los formatos para que en algún momento le resulte indiferente y no le parezca algo novedoso que todo esté en la misma sección”.

Otro rasgo de la competencia, siempre según el programador, es la apuesta por las comedias, “que son como los ‘patitos feos" del cine y les cuesta conseguir que la crítica o los académicos les den la importancia que tienen”. Al género de las risas pertenecen dos cortos. Uno se llama Área chica, infierno grande, está dirigido por Mariano Biasin y Federico Marcello y narra lo ocurrido en vísperas de uno de los partidos más importantes en la historia de un equipo de fútbol del pueblo de Maipú, cuando su presidente recibe un llamado con el aviso de que el árbitro ha sido sobornado por el rival. El segundo, Metele que son pasteles, de Gual Mostajo, presenta a dos hermanos que emprenden un viaje para encontrarse con sus amigos a pescar y durante el trayecto ponen en jaque el vínculo que los une.

Mateína

La comedia también llegará con el envoltorio de tres largometrajes. Mateína, una coproducción entre la Argentina, Uruguay y Brasil a cargo de Joaquín Peñagaricano y Pablo Abdala, imagina un Uruguay futurista con la peor de las pesadillas hecha realidad: la prohibición del consumo de yerba mate. Un contexto que empuja a dos vendedores ilegales a viajar a Paraguay tras el mito de la yerba pura, dando pie a una comedia absurda que combina elementos de la cultura popular regional con una historia de aventuras, amistad y sueños. La segunda, ya conocida por estas tierras, es El perro que no calla, de Ana Katz, y tiene a la comedia llegando de manera subrepticia, camuflada entre las situaciones que vivencia un joven con varios trabajos temporales que abraza el amor cada vez que encuentra una oportunidad en un mundo a punto de dar un giro de 180 grados. Katz, casualmente –o no–, forma parte del elenco la última integrante del terceto cómico. Comedia negra, en este caso, porque la narración de La muerte de un perro, del uruguayo Matías Ganz, gira alrededor de dos eventos muy distintos que perturban la apacible vida burguesa de un matrimonio montevideano.

La escuadra argentina de la Competencia Oficial -cuyo jurado estará integrado por el periodista y Presidente del Festival de Mar del Plata Fernando Juan Lima, la realizadora Sabrina Blanco y el productor y director fueguino Rodrigo Tenuta- se completa con los cortos Cruce del límite, de Lucas Concia, y Positivas, de Natalia Díaz, además de los largos Las mil y una Lemos, de Sabrina Parel; Los inventados, de Leo Basilico, Nicolás Longinotti y Pablo Rodriguez Pandolfi; Los que no quieren ver, de Graciela De Luca, y Nosotros nunca moriremos, de Eduardo Crespo. También estarán las coproducciones EAMI, de de Paz Encina; La leyenda del Rey Cangrejo, de Alessio Rigo de Righi y Matteo Zoppis, y Transoceánicas, de Meritxell Colell y Lucía Vasallo. También se verán Hoy se arregla el mundo, de Ariel Winograd, y Errante corazón, de Leonardo Brzezicki, ambas protagonizadas por Leonardo Sbaraglia, que estará en Ushuaia para presentar estas películas y dar una charla abierta ante el público.

Por fuera de la sección competitiva, vale destacar el Foco Tierra del Fuego, integrado por cinco producciones filmadas en esa provincia y elegidas por la Film Commission, un organismo creado para apoyar, incentivar y promover la realización de producciones audiovisuales de cualquier formato en tierras australes. En este contexto, se verán Abraxas, de Ramón Villarroel; Estepas, del colectivo Chulengo Films; Inefable, de Guido Riviere; La otra llave, de Luis Camargo, y Volver a Malvinas, de Carlos Echeverría.