No es taan simple calcular cuántos intendentes de capitales de provincias tienen el mismo signo político que el gobernador. Porque según pasan los años hay cambios de posturas, en general. En esta coyuntura  porque los reacomodamientos dentro del peronismo crean matices o diferencias no vigentes o no rotundos en 2015.  Redondeando apenas puede decirse que en doce provincias concuerda y en once el alcalde es opositor local.

Corrientes representa ese caso. Su gobernador, Ricardo Colombí, es un radical aliado a Cambiemos aunque bastante autónomo.      

Los peronistas consiguieron la intendencia de la Capital en 2009, no accedían a ella desde el golpe de 1976. El primer alcalde fue la principal figura de ese espacio, el ahora senador y candidato a gobernador, Carlos Mauricio “Camau” Espínola. Lo sucedió Fabián Ríos, que ahora va por la reelección.

Su principal rival es Eduardo Tassano, un médico prestigioso del espacio que responde a Colombí.

Las encuestas, que deben tomarse siempre con pinzas esterilizadas, consagran favorito a Ríos aunque hay alguna (como es habitual) que pronostica lo contrario.

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Ambos candidatos son acompañados por frentes bastante amplios que ayudarán a llenar las mesas de boletas. Años atrás, se contó que hubo que habilitar baños ampliando los cuartos oscuros para que las mesas pudieran dar cabida a todas. Por ahí hoy no sea para tanto pero la política ayudará, contingentemente, a la industria del papel que, como casi todas, atraviesa una larga saga de malos semestres.

El peronismo oficialista no usa la sigla Frente para la Victoria (FpV), su lista se llama “Haciendo Corrientes”. Todo indica que ese criterio se expandirá en muchas provincias. Las motivaciones variarán en cada caso, el comportamiento se insinúa colectivo.

Otro común denominador  el de intentar un frente lo más amplio posible, algo que se repite en las PASO provinciales de Chaco.

La coalición  que lidera Ríos congrega 11 partidos, que llevan la fórmula gobernador-vice y la misma lista de  concejales. De todos modos, se muestran por separado como para “contarse las costillas” y mostrar cuánto aporta cada cual. El punteo, explica un baqueano local, asume (acaso adrede) el riesgo de ser impreciso: “si todos los candidatos son los mismos, habrá varios votantes que no perderán tiempo en determinar una boleta. Manotearán la que tengan más a mano”.

El diseño de la coalición de sus adversarios es más barroco. En algunas de las listas la nómina de concejales es diferente, las clásicas “colectoras”.

Los compañeros peronistas se ilusionan calculando que esa pueda ser una pequeña ventaja, que le haga traspapelar alguna banca a los rivales en el fárrago de su mini competencia intestina

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El justicialismo “contiene” a partidos añejos que casi no tallan en el ámbito nacional: la Democracia Cristiana y el Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), por caso. También a alguno de la nueva horneada como el Partido Renovador, que apoya al diputado Sergio Massa en el ámbito nacional. Suyo es el primer aspirante a concejal. El segundo es del Partido Nuevo, conducido por un taita provincial que está un poco de capa caída pero que (dicen los operadores de Ríos) conserva importantes adhesiones en la ciudad: el ex gobernador  Raúl “Tato” Romero Feris.

La  hospitalidad nunca complace a todos los compañeros de ruta posibles, es un dictado de la experiencia. Existe una lista de raíz kirchnerista, que se presenta como FpV. Entre otras agrupaciones expresa a Kolina y a Nuevo Encuentro que “quedaron afuera”: va por su lado. 

Los compañeros de las dos banderías cruzan reproches. Los kirchneristas puros y duros acusan a los otros de falta de generosidad para sumarlos, privilegiando a dirigentes de “otros palos”. Tildan a Ríos de sectario y de funcional a Cambiemos. 

La recriminación es simétrica, desde el otro lado. Se cuestiona que la división le restará votos “al peronismo”. Y que, en paradoja aparente, posibilitará que la prensa hegemónica diga mañana que el FpV sacó un porcentaje muy bajo de votos.

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En la cancha se verán los pingos, están condiciones de participar algo más de 276.000 personas.

Un desenlace relativamente sorpresivo daría oxígeno a Colombí tiene problemas para designar a su candidato-delfín. 

El otro resultado acrecentaría las ambiciones provinciales del peronismo que ya disputó palmo a palmo las elecciones a gobernador en 2013.

Corrientes es una de las pocas provincias que elige a su primer mandatario con ballotage. Todavía no se sabe cuándo lo hará porque Colombí reserva esa decisión, dicen que para la primavera: septiembre u octubre.