El ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, invitado por el gobierno de la provincia de Salta, realizó una charla en el Centro de Convenciones de la ciudad capital ante más de 400 empresarios, industriales, productores, legisladores y funcionarios y acompañado por el gobernador Gustavo Sáenz y el ministro de Economía local, Roberto Dib Ashur.

Con cautela, en su panel que se tituló “El plan económico de Argentina. Desafíos, oportunidades y contexto internacional”, Guzmán respondió algunas de las críticas que recibe desde el mismo entorno gobernante en cuanto a la distribución del ingreso.

La apertura estuvo a cargo del gobernador, quien tras agradecer la visita y la mirada federal de esta gestión, transmitió públicamente su preocupación por los problemas de abastecimiento de gas y gasoil que está sufriendo el Norte. Insistió con la idea de diferenciar las tarifas de fletes de la producción exportable hacia los puertos, y la inequidad existente en los servicios con respecto a lo que pagan los ciudadanos del centro del país, “¿por qué tenemos que pagar la luz, el gas y el transporte más caro?”, inquirió poniendo el eje en las diferencias entre el interior y la capital del país.

“Hace falta discutir de una vez por todas cómo se distribuyen las riquezas en la República Argentina, para que dejen de tener la mirada puesta en Córdoba, Santa Fe y la provincia de Buenos Aires”, sostuvo el gobernador.

Tampoco dejó pasar la ocasión para solicitar la baja de las retenciones para el tabaco, que hoy es del 12% “y afecta a los grandes, medianos y pequeños productores locales”. Por último, utilizó una frase que quizá le quedó de la visita del economista hoy representante de la Fundación Mediterránea, Carlos Melconian, y que hoy repiten todos los sectores empresarios, “alivio fiscal”.

Más tarde, inaugurando el panel, Roberto Dib Ashur sostuvo que la Argentina tiene una oportunidad “extraordinaria”, ya que desde 2012 no crece dos años seguidos en materia de Producto Bruto Interno como lo hizo el país en 2021 y está sucediendo en 2022.

Tranquilidad y estabilidad

A su turno, Martín Guzmán explicó que no se puede trazar un plan sin tener en cuenta la situación global de guerra que genera inconvenientes pero también nuevas oportunidades. Para eso, explicó que se debe dar “tranquilidad” a la economía, “que no quiere decir falta de dinamismo, sino al contrario, requiere de dinamismo con una estructura distributiva inclusiva”, y la manera es, agregó, generando trabajo, “es la primera condición a la que la estructura productiva debe apuntar”.

Pero también habló de crecimiento productivo, “porque no alcanza redistribuyendo para poder establecer un sendero de progreso”, “necesitamos un país más equitativo, pero es también necesario crecer”.

Como tercer punto marcó la “estabilidad macroeconómica”, a la que consideró “fundamental” para las inversiones y para el consumo y para “que nos permitan salir de lo que históricamente han sido comportamientos cortoplacistas”. Y cuarto, casi para el aplauso de los comensales, el federalismo.

Recordó que desde 2016 a 2020, la economía estuvo en recesión, y en 2021 creció más de 10 puntos, “ningún organismo bilateral con Argentina esperaba semejante recuperación”, a lo que añadió que no es casualidad, “son acciones y decisiones políticas y económicas”, entre las que destacó las ATP, que luego se transformaron en Repro, y los IFE, “con los tan limitados instrumentos que teníamos se pensó en utilizar para reactivar algunos sectores para evitar que el país se sumerja aún más en la pobreza y que sea más difícil sacarlo”.

No dejó de lado la historia de la reestructuración de la deuda privada y con el FMI y subrayó que en todos los casos esos acuerdos se debatieron públicamente y por primera vez en el Congreso, consiguiendo el aval en ambas cámaras. Y la recuperación de más de 1.200.000 puestos de trabajo.

Pero aclaró que ese crecimiento productivo y de consumo, también trajo aparejado el crecimiento en la demanda de productos importados para los suministros, lo que genera la salida de divisas hoy escasas en el Banco Central.

El contexto mundial y las oportunidades

Sintéticamente, Guzmán explicó que el principal problema en el mundo hoy son la inflación, la energía y los alimentos, así como la distribución de los ingresos, “el mundo está viviendo una crisis en la distribución de los ingresos”, manifestó. Dijo que esto repercute en la Argentina y presenta desafíos como la falta de gas. Pero también genera oportunidades que en otros momentos del país “no teníamos el mismo espacio para aprovecharlas”.

Describió las situaciones de crisis que provocaron la pandemia de coronavirus y el actual conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, a lo que sumó un análisis de las últimas dos décadas en las que, a pesar de que las políticas económicas mundiales habían sido expansivas, no impactaron en la inflación, algo que comenzó a suceder a nivel global.

“Durante el principio de la pandemia no crecieron ni la demanda ni la oferta, pero a septiembre del 2020 el mundo comenzó a necesitar nuevamente expandirse, y la oferta no reaccionó de la misma manera porque estaban rotas las cadenas de producción, lo que generó alza en los precios”, expuso. “Y cuando estábamos saliendo de esa situación, surge el conflicto en Ucrania”, que generó nuevos problemas en las cadenas alimenticias, de la energía y los metales, volviendo a generar inflación de bienes y servicios en casi todos los países.

Es allí donde puso un paréntesis para expresar que hoy hay mucho interés en el mundo en que surjan otros lugares para garantizar esa oferta global en energía, minería y la agroindustria, y es un lugar que la Argentina puede aprovechar, y “hacia ahí apuntamos en nuestro plan con un bloque de políticas macroeconómicas y otro de las productivas”. “Esos temas hoy se hablan en las reuniones del G20”, confesó.

En ese contexto, según Guzmán, el gobierno planteó “dos líneas complementarias para que la Argentina siga en esta senda del crecimiento económico con inclusión”. Por un lado, el bloque de políticas macro económicas y por otro, el de las productivas.

Sobre las macro, relató que buscan que el país continúe “en la senda de la recuperación” con generación de trabajo “y construir condiciones para contener ahora y luego reducir la inflación, y eso se ataca con un enfoque macroeconómico integral que es el que discutimos en el Congreso de la Nación”, que incluye un bloque externo, un bloque fiscal, otro monetario y una complementariedad de esas políticas macro “con lo que son las políticas de precios e ingresos”, prosiguió.

En ese juego, para el ministro de Economía, el Estado debe cumplir un “rol coordinador” que busque fortalecer el salario real y “anclar expectativas”, ayudando a que se estabilicen “y eso permita atacar la inflación”.

Pero aclaró que es necesario que el país siga generando divisas y acumulando reservas para conseguir “mayor estabilidad cambiaria”. Y “adaptar” la economía y las regulaciones de capital para favorecer las inversiones, algo que, dijo, ya se está haciendo en el sector de la minería y de la energía.

En materia monetaria, sostuvo que será importante seguir reduciendo la emisión hasta llegar a cero, pero defendió, en contra de algunas ideas que estuvieron dando vueltas en el Congreso, que es “fundamental tener nuestra propia moneda, y trabajar para fortalecerla”. Así como tener una estructura de tasa de interés “que favorezca el crédito productivo”.

Por último, retomó los datos económicos en materia de crecimiento y capacidad instalada de los últimos dos años, y alertó que en la medida que se pueda seguir trabajando en forma programática, “llegaremos a un 2023 con posibilidades de seguir creciendo”.

El funcionario, criticado por el ala kirchnerista del gobierno, volvió a insistir con lo que denominó “Volatilidad del rumbo en el PBI”, en donde en las últimos dos décadas fueron pocos los años, que coinciden justamente con los que gobernaron Cristina Fernández y Néstor Kirchner, en los que se mantuvo el crecimiento del producto bruto. Aseguró que para salir del corto plazo e ir hacia el mediano y largo plazo “y así generar mejores condiciones y distribución”, se necesita paciencia para seguir cumpliendo con su plan programático “y lograr consistencia”.

“Hay que salir por arriba”, añadió, casi oponiendo esa frase a la que en algún momento utilizaron los funcionarios allegados a la ex presidenta, “es por abajo”, refiriéndose a la distribución social de los ingresos. “Tenemos que dejar de hablar de cuestiones fiscales, de una cosa o la otra, y así sí poder asentarnos en una tendencia de crecimiento, con inclusión social, con dinamismo y con oportunidades repartidas a lo largo de todo el territorio”, concluyó.

Por la tarde, el ministro se dirigió a la Universidad Nacional de Salta para dar allí otra charla sobre el rumbo económico de la Argentina.