Este domingo entró en vigencia en Estados Unidos una ley que prohíbe las cirugías y fármacos de transición de género infantil en el estado de Alabama. La norma había sido aprobada por la Cámara de Representantes local, de mayoría republicana, los primeros días de abril. 

Se trata del tercer estado estadounidense en impulsar este tipo de bloqueos, junto con los estados de Arkansas y Tenessee, y el primero en promulgarlo, al punto de criminalizarlo.

Al firmar la ley, que sanciona con hasta 10 años de prisión a quien suministre tratamientos hormonales, cirugía de transición o bloqueadores de la pubertad a cualquier menor de 19 años, la gobernadora republicana Kay Ivey, sostuvo: “Si Dios te hizo un niño, eres un niño, y si te hizo una niña, eres una niña”.

Y dijo que la importancia de la misma es “proteger especialmente a nuestros hijos de estos medicamentos y cirugías radicales que alteran la vida cuando se encuentran en una etapa tan vulnerable de la vida”.

“Sus mentes no están completamente desarrolladas para tomar estas decisiones sobre estos medicamentos y cirugías”, agregó por su parte el representante republicano estatal Wes Allen, quien patrocinó el proyecto. 

La postura de la Casa Blanca

El 7 de abril, cuando se aprobó en Alabama la ley -que solo necesitaba la firma de la gobernadora para promulgarse-, la Casa Blanca apuntó contra los legisladores republicanos que "atacan a niños trans vulnerables por razones puramente políticas".

"Todo esto plantea una pregunta importante: ¿qué intentan resolver estas políticas? La gente LGTBQI+ no puede ser borrada o enviada de nuevo a un armario. Debería permitirse a los niños del país ser quienes son sin la amenaza de que sus padres o médicos vaya a la cárcel por ayudarles y quererles", había dicho la entonces portavoz del gobierno de Joe Biden, Jen Psaki. 

Asimismo, organizaciones sociales en defensa de los derechos de la comunidad LGTBIQ+ se manifestaron en contra y aseguraron que apelarán la normativa en la Justicia.