Sonia Quiroga, es Psicopedagoga, docente universitaria, especialista en orientación vocacional y doctoranda en Humanidades y Artes. Mención Cs de la Educación y esta cargo de la cátedra de orientación vocacional de la UNLaR. Cada 11 de mayo se celebra en Argentina el Día del Orientador/a Vocacional en conmemoración la creación del Instituto de Psicotecnia y Orientación Profesional, en 1925. La docente habló con La Rioja/12 sobre los desafíos de elegir una carrera, la incertidumbre en el mundo del trabajo, como abordar la frustración cuando la carrera elegida está alejada de la vocación y las posibilidad de contar con una orientación que no siempre es accesible para todas las personas.

¿Qué es la Orientación Vocacional?

No podemos hablar de orientación vocacional por fuera de las condiciones socio históricas que dieron lugar a diferentes concepciones y a sus prácticas.

Desde el paradigma crítica, complejo y transdisciplinar, reconociendo en Rascovan su principal representante y al cual adhiero, considero a la orientación vocacional como un proceso de intervención profesional que acompaña a las/los sujetos ante situaciones en las cuales tiene que elegir estudiar y/o trabajar o bien pensar en un proyecto en términos de un hacer. Acudimos a intervenciones que promuevan experiencias creativas, emancipadoras, que subjetiven y que habiliten a las/los jóvenes a pensar sobre sí mismo, más allá de los mandatos sociales y familiares.

Como docente formadora de profesionales de la educación y de la salud considero que esta perspectiva crítica posibilita deconstruir aspectos de la realidad que muchas veces naturalizamos. Hoy, en plena pandemia, no podemos ignorar que los contextos sociales, políticos, económicos, culturales están en permanente dinamismo, son una trama compleja y deseante productora de subjetividades.

En este sentido, sostenemos la concepción de sujeto singular, sujeto de deseo y con derecho, por tanto acudimos a distintas modalidades de intervención, sea en instituciones educativas, como en nuestro caso que junto a estudiantes universitarios participamos en programas nacionales y provinciales dirigidos a las/los estudiantes del nivel secundario e ingreso a la universidad, como también aquellas intervenciones comunitarias dirigida a sectores vulnerados social y económicamente, sin desconocer la demanda de orientación vocacional a nivel individual en consultorios o centros de atención.

En nuestra sociedad, se acude principalmente a la orientación vocacional cuando los sujetos finalizan una trayectoria educativa, por ejemplo al concluir la escuela secundaria y “deben” decidir qué hacer, básicamente este hacer (objetos vocacionales) se vincula al estudio, a un oficio u ocupación.

¿Qué influencia tienen los contextos a la hora de elegir una carrera?

Apoyada en la idea que la vocación es un campo de problemáticas del sujeto, considero que la vocación no es algo certero, acabado, cerrado, en otras palabras, los sujetos no elegimos una carrera, una profesión, un trabajo para siempre y con garantías de no equivocarnos. Por el contrario, las experiencias educativas y de trabajo en el campo de la orientación muestran que los sujetos en su itinerario vital vocacional hacen distintas cosas, distintas actividades que permanentemente recrean, amplían, innovan, es decir, dan cuenta que la elección de una profesión, o trabajo realizada en determinado momento no se cierra, no culmina en esa instancia, sino que el sujeto puede cambiar, enriquecer la elección porque ésta varía según los escenarios sociales y los tiempos que vivimos. Por eso hablamos de lo vocacional como una búsqueda permanente, incesante, siempre abierta. Desde esta intricada trama de relaciones entre lo subjetivo, los contextos y las diversas propuestas educativas y laborales, las/los sujetos eligen un hacer.

¿Dejaron de ser carreras tradicionales medicina, abogacía, ciencias económicas y arquitectura? ¿Cómo hacemos para entrelazar la vocación con las necesidades del mundo actual del trabajo?

Como decíamos al principio, los jóvenes al finalizar sus estudios se encuentran ante una realidad compleja, variable y esta inestabilidad nos ubica a los profesionales de la orientación vocacional a investigar permanentemente en las modalidades singulares desde las cuales las/los jóvenes realizan sus decisiones, por eso insistimos en hacer una lectura situada del contexto donde vayamos a realizar las intervenciones, creando y recreando dispositivos dinámicos y ágiles en el acompañamiento.

En el momento de la elección se ponen en juego diferentes dimensiones, entre ellas, los aspectos subjetivos y el conocimiento que las/los sujetos tengan de su propia realidad, por ejemplo, las posibilidades de estudio, las demandas del contexto profesional y ocupacional, las nuevas organizaciones del trabajo, como también la creación de carreras. Muchas veces las representaciones sociales que tienen los jóvenes sobre los estudios y el mundo laboral son acotadas, suelen mostrar desconocimiento de profesiones nuevas y de sus incumbencias profesionales como de la interdisciplinariedad que los campos laborales hoy en día requieren. Frente a esto, la apropiación de nueva información puede, en ocasiones, desencadenar algún tipo de resistencia, de obstáculos para apropiarse de un pensamiento que posibilite cambiar las ideas que tenían. Por tanto terminan eligiendo lo más “seguro” y “familiar” como son las carreras tradicionales.

En este aspecto, los profesionales de la orientación intervenimos generando espacios de escucha, de espera para que las/los jóvenes puedan deconstruir las representaciones sociales o los prejuicios que tienen sobre las profesiones y los ámbitos laborales, para habilitar preguntas, que ellas/ellos puedan interrogarse en un marco de libertad y ante cada propuesta que la sociedad y el itinerario de vida ofrece.

¿Qué herramientas se utilizan para aquellos casos en que no encontrar la vocación no se transforme en una frustración?

Uno de los conceptos claves que sostiene la perspectiva crítica y acuñada por el Psicoanálisis, es la concepción de sujeto de deseo. Hace un momento decía que en el itinerario vital vocacional, las elecciones van cambiando porque el objeto de deseo (estudio/trabajo) nunca es absoluto, en la vida vamos en una búsqueda permanente de satisfacciones y en esa búsqueda incesante se instala algo del orden de la falta, la incompletud que permanece hace que ese proceso deseante sea interminable. En este sentido, el deseo también es incomodidad porque algo falta, por tanto nunca estamos satisfechos. Así, encontramos distintos posicionamientos subjetivos desde los cuales se lidia o vivencia la situación de la falta. Desde esta perspectiva, para intervenir en orientación vocacional ocupacional, no podemos pensar lo vocacional por fuera del circuito de la falta, del deseo, sabiendo que ninguna actividad satisface por completo.

Vivimos en una sociedad que se caracteriza por la desigualdad social y económica en el punto de partida desde el cual las/los sujetos eligen. Por tanto, no hay una sola herramienta, un solo tipo de intervención, sino que los mismos se crean, recrean a partir de analizar críticamente la realidad contextual productora de subjetividades, sosteniendo la idea de sujeto deseante, con derecho a elegir en libertad.