Trabajadoras de la Maternidad Ramón Sardá denunciaron este jueves violencia por parte de los directivos del hospital. Aseguran que después de los actos por el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo pasado, aumentaron los aprietes y advirtieron que el objetivo final es despedirlas.

Marcela Aguilar, una de las pocas trabajadoras del Sardá que se animó a manifestarse este jueves en la puerta de la institución, afirmó en diálogo con AM750 que tanto ella como sus compañeras "tienen miedo" de nuevas represalias. “Estamos solas con mis compañeras. La gente tiene miedo. El 8M había una gran cantidad de compañeras y hoy somos dos o tres, nada más”, señaló.

Aguilar contó que fue sufrió violencia de parte de uno de sus jefes. "Tuve que llegar a hacer una denuncia en el Ministerio (de Salud), en el Comité de Violencia de la Mujer y en la Defensoría. Gracias a Dios, he tenido respuesta de parte de ellos”, detalló.

La trabajadora destaca que en estas organizaciones la “ayudaron mucho” y la asesoraron. Sin embargo, advirtió que no es la misma la suerte que corre el resto de las compañeras de la Maternidad.

“Hoy en día es otra compañera la que está siendo sancionada por haber estado en otra reunión el 8M, en la puerta del hospital. Supuestamente, la van a echar del trabajo por haber estado acompañándonos, siendo que a la llamaron para una reunión”, deununció.

Críticas al Gobierno porteño

Al ser consultada por la respuesta que recibieron desde el Gobierno porteño, Aguilar criticó: “No tenemos respuestas. Es lo único que puedo decir. Nadie se acerca para ayudarnos. Nadie se acerca para ver cuál es el problema y tratar de solucionarlo”.

Tenemos las puertas cerradas completamente. Estamos siendo amenazadas de que nos van a sacar con la policía. Pero vamos a esperar a ver qué es lo que pasa. Esperemos que no. Ojalá que no me pase nada cuando vuelva al servicio”. 

También en educación

Semanas atrás, Págnia/12 reveló que el Gobierno de la Ciudad le descontó el día a las trabajadoras de la educación que adhirieron al paro del 8M. Los recortes fueron de entre $1500 y $4000, tanto a docentes como personal de limpieza y las encargadas.

Además de la jornada de paro, hubo un recorte del presentismo. Gremios docentes lo consideraron un ataque a la lucha de las mujeres. 

“Es difícil medir a cuántas mujeres les descontaron, porque la adhesión al paro fue contundente. Como política, el Gobierno de la Ciudad siempre descuenta los días de paro”, lamentó en aquel entonces Amanda Martín, secretaria gremial de Admeys y legisladora porteña del Frente de Izquierda y los Trabajadores, ante la consulta de este diario.