Hace una semana se cumplió el 74° aniversario de la Nakba. Para los palestinos es el día de la “catástrofe”. El inicio de un éxodo que cientos de miles empezaron al día siguiente de la creación del estado de Israel en 1948. La sensibilidad que promueve la fecha se expandió porque cuatro días antes –el miércoles 11 de mayo– fue asesinada en Cisjordania la periodista de la cadena Al Jazeera, Shireen Abu Akleh. Los indicios más serios hasta ahora señalan como responsable al propio ejército de ocupación, que realiza incursiones en la zona de Jenin, casi a diario. Compañeros de trabajo de la víctima corroboraron esa hipótesis, incluso la dio como posible un organismo de Derechos Humanos israelí, B’Tselem, que visitó el lugar del asesinato. La represión que decidió el gobierno de Naftali Bennett al traslado del ataúd cubierto por una bandera palestina, derivó en una ola de repudio internacional. El fútbol no fue ajeno a ese contexto de opresión.

La sola posibilidad de que la Selección Argentina jugara un partido con la de Israel en ese país y bajo esas condiciones – después de enfrentar a Italia el 1° de junio en Wembley, Inglaterra – activó el rechazo a una iniciativa de ese tipo. No sería la primera vez. El 8 de junio de 2018, previo al Mundial de Rusia, se canceló otro amistoso en el Teddy Stadium, en Jerusalén. La iniciativa la tomaron los mismos jugadores que dirigía Jorge Sampaoli. Israel argumentó que lo hacían por amenazas palestinas al plantel. Esta vez no hizo falta una cosa ni la otra. El partido, por ahora, no tiene futuro.

De todas las manifestaciones críticas que se levantaron contra el comentado encuentro en la ciudad de Haifa el lunes 6, sobresalió la carta de un club palestino de fútbol: el Al Khader. Escrita en español e inglés, está dirigida al presidente de la AFA, Claudio Tapia y además al plantel y cuerpo técnico argentinos.

Fechado en Belén el 18 de mayo, el texto circuló por algunos medios –la prensa hegemónica lo ignoró por completo – y en uno de sus párrafos dice: “Escribimos esta carta porque todavía estamos sufriendo la pérdida de nuestro compañero de equipo, Mohammad Ghneim, de 19 años. Mohammad recibió un disparo en la espalda de soldados israelíes cerca de la casa de su familia, no lejos de donde el famoso muro del apartheid de Israel atraviesa nuestra tierra, robando granjas, recursos hídricos y separando las ciudades palestinas entre sí”.

Al Khader recuerda que el mismo día en que mataron a la periodista palestina con ciudadanía estadounidense, soldados israelíes le causaron la muerte a un joven y prometedor futbolista, Thaer Yazouri, de 18 años, en la ciudad palestina de al-Bireh. El club también cita otra caso, el de Saeed Odeh de 16 años, un jugador del Balata FC asesinado a tiros por las fuerzas de ocupación el año pasado.

La carta dirigida a Tapia se apoya en el informe más reciente de Amnistía Internacional sobre el conflicto, “que declara a Israel culpable del crimen de lesa humanidad del apartheid y describe los asesinatos de palestinos por parte de Israel como ‘sistemáticos, ilegales y arbitrarios’”.

El club explica que no puede “permanecer en silencio mientras una selección tan importante como Argentina hace planes para venir aquí a jugar un partido ‘amistoso’ que será utilizado por Israel para lavar su régimen de apartheid. Estos partidos de exhibición ayudan a garantizar la impunidad que permite a Israel seguir incluyendo el asesinato y la mutilación de jóvenes futbolistas palestinos entre sus muchos delitos”.

Los pedidos de solidaridad del fútbol palestino a la comunidad internacional no son nuevos. En marzo de 2018 unos 134 clubes le exigieron a Adidas que dejara de patrocinar a la Asociación de Fútbol de Israel (IFA). Aducían que desde esa organización afiliada a la FIFA se permitía competir a sus equipos en la Cisjordania ocupada. “Los jugadores palestinos son atacados, encarcelados y asesinados de forma rutinaria. Se les niega la libertad de movimiento para asistir a sus propios partidos. Los estadios han sido bombardeados y destruidos. Israel incluso impide que los palestinos importen equipos de fútbol y desarrollen instalaciones de fútbol”, decían.

Hace cuatro años los apoyos a Palestina contribuyeron a que se cancelara el amistoso de Argentina previo al Mundial de Rusia. Nunca volvió a concretarse la posibilidad de un partido y mucho menos una serie como la que se dio en la previa a los mundiales de 1986, 1990 y 1994.

Antes de México ‘86, la selección campeona del mundo ganó 7 a 2. En 1990 retornó a Israel también dirigida por Carlos Bilardo y se impuso 2 a 1. En los días previos a Estados Unidos ’94 regresó con Alfio Basile como técnico y volvió a derrotar al equipo local 3 a 0. Pero la cábala bilardista para llegar a finales sucesivas de una Copa del Mundo se rompió. El equipo nacional se despidió de EE.UU en octavos de final. También quedó eliminado en los cuartos de final de Francia ’98 pese a que viajó de nuevo a Israel con Daniel Passarella como DT. Ese 15 de abril, el seleccionado perdió 2 a 1. Es la única derrota argentina en el historial de un partido con notables connotaciones políticas.

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