Como parte de una tendencia global, las universidades afianzan lazos de cooperación y buscan compartir investigaciones y proyectos. Mientras las universidades de Buenos Aires y de Córdoba acordaron crear el Consorcio UBA-UNC en la Sociedad del Conocimiento –que incluirá tareas académicas, de investigación y extensión–, hoy se presentará una alianza entre universidades y sectores productivos de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos.

Entre la UBA y la UNC representan una parte importante del sistema universitario nacional: reúnen aproximadamente 450 mil estudiantes (más de 412 mil de grado y casi 35 mil de posgrado), tienen 40 mil cargos docentes y una oferta educativa que abarca casi 200 carreras de grado y más de 660 de posgrado, dictadas en 28 facultades. En materia de investigación cuentan con 24 mil investigadores y más de cien centros e institutos de investigación, así como incubadoras y aceleradoras de empresas y centros de transferencia tecnológica.

La idea es que toda esa capacidad se potencie en la unidad, a través del consorcio anunciado la semana pasada, y que contará con el apoyo de la provincia de Córdoba. Desde la UBA explicaron que la complementación académica, de investigación y de extensión tendrá como fin enfrentar en forma conjunta y colaborativa los desafíos que plantea la educación superior en el marco de las sociedades del conocimiento. Entre otras cosas, se buscará generar una oferta académica conjunta de cursos o carreras, cooperar en proyectos de investigación y transferencia tecnológica, así como promover el intercambio de docentes y estudiantes de posgrado, entre otras cuestiones. Aunque recién se están dando los primeros pasos, ya hay líneas de investigación conjunta, como las de “energía, biotecnología, problemas de las macro ciudades y enfermedades tropicales e infecciosas”. El 45 por ciento de los investigadores nacionales se reparten entre las dos universidades.

“Hoy marcamos el camino de lo que creemos que hay que hacer. Representamos a las universidades más importantes del país, no nos podemos dar el lujo de dejar de lado los recursos de ambas”, opinó el rector de la UBA, Alberto Barbieri, quien aseguró que “es necesario flexibilizar las estructuras de las materias, de las disciplinas, analizar qué es lo que se necesita y cómo lograr apoyarse en la fuerza docente. Va a ser una revolución muy importante. Los jóvenes de la era digital no pueden estudiar con reglas del siglo XIX”. 

Por su lado, la Oficina Regional de Innovación y Vinculación Tecnológica de la Región Centro, que se lanzará hoy, prevé integrar a las universidades públicas nacionales del Litoral, Rosario, Entre Ríos, Córdoba y regionales de la UTN, junto a instituciones privadas como la UCA, UAI y Siglo XXI; y por el sector empresarial, al Parque Industrial de Alvear.

Desde la pata académica del proyecto destacan que la experiencia de articular a universidades públicas y privadas junto con empresas, de “academias interviniendo en el desarrollo económico en polos productivos”, sólo tiene dos ejemplos en el mundo: Alemania y China. “No hay casos similares en América”, aseguran, y se entusiasman con “brindar soluciones tecnológicas productivas para el crecimiento económico y mejor competitividad en la región”. 

“Es una concreción interesante. Fomentar la interacción, vincular el conocimiento de ciencia y técnica con el sistema socioproductivo es

una de las aspiraciones más sentidas, es fundamental para la innovación y el desarrollo”, afirmó Héctor Floriani, rector de la Universidad de Rosario. “Queremos colmar un vacío –remarcó Floriani–, crear una relación donde no la hay”. Por la propia cercanía geográfica entre las universidades del centro, su articulación en investigaciones y proyectos es “muy fluida”, por eso Floriani apuntó a que “la relación entre empresas y universidades se profundizó poco, porque además hay reciprocidad, luego ese conocimiento vuelve en términos económicos, y sirve para volcarlo a la sociedad”.

Informe: Gastón Godoy.