TROMPERIE 6 puntos

Francia, 2021

Dirección: Arnaud Desplechin.

Guion: Arnaud Desplechin y Julie Peyr.

Duración: 105 minutos.

Intérpretes: Denis Podalydès, Léa Seydoux, Emmanuelle Devos, Anouk Grinberg, Rebecca Marder.

Estreno en MUBI.

La autoficción, ese género literario descripto por primera vez en los 70 por el francés Serge Doubrovsky, ante la ausencia de un término que se ajustara a los límites difusos, intenciones y alcances de su novela Hijos. Cuando Philip Roth publicó en 1990 Engaño, en cuyas páginas un personaje llamado Philip Roth conversa con un puñado de amantes del pasado y el presente, la deliberada confusión entre ficción y autobiografía, entre la creación pura y la posibilidad de la confesión, dio origen a infinitas notas en los suplementos de cultura, de lo amarillista a la lucubración académica. Difícil trasladar linealmente las páginas del volumen a la pantalla, desafío que el realizador francés Arnaud Desplechin (El primer día del resto de nuestras vidas, Reyes y reina) aceptó de manera frontal, sin eufemismos. Tromperie –a su vez el título en francés del original Deceptiondeja de lado desde un primer momento cualquier intencionalidad hiper-naturalista para acercarse al texto desde un formato episódico y consciente de los resortes narrativos, en varias ocasiones de tonos teatrales.

Si el interés por la obra de Roth ya estaba presente en títulos anteriores del cineasta (Los fantasmas de Ismael “robaba” diálogos completos de La mancha humana), el carácter oficial de adaptación de Tromperie lo lleva incluso a buscar en el personaje interpretado por Denis Podalydès un notable parecido físico con el autor estadounidense. Obviando aún más el concepto de fidelidad realista como imitación de la vida, los diálogos en francés no esconden su origen en personajes de habla y pertenencia cultural británica o norteamericana. Philip, el escritor “americano” engalanado con el éxito y el prestigio, le pide a su amante, una inglesa un par de décadas más joven que él, casada y con un hijo pequeño, que cierre los ojos y describa el cuarto en el cual acaban de tener sexo. Con el rostro y el cuerpo de Léa Seydoux, la “amante inglesa” de la novela adquiere una cualidad física y emocional imponente; a tal punto que, por momentos, ese personaje parece tomar el control del lugar central que, de otra manera, le corresponde ostensiblemente al hombre.

Los encuentros de Roth con la joven adúltera –para utilizar un término apropiado para la época en la cual transcurre gran parte de la acción, 1987– son entrelazados con un par de apuntes de la relación del escritor con su esposa. A ellos se suma el vínculo con una ex, enferma de cáncer, y el recuerdo de una exiliada del régimen comunista en Checoslovaquia. Tromperie organiza las diversas escenas de forma más o menos cronológica a partir de una serie de intertítulos que describen las estaciones del año, algunas ciudades y los nombres de las mujeres. El contacto del protagonista con sus amantes nunca es abusivo ni violento, pero el cambio de época pone en tensión cierto modelo de masculinidad que, apenas unas décadas atrás, era celebrado sin demasiada reflexión. Tampoco existía el término mansplaining, en el cual Roth, el personaje, parece caer en más de una ocasión, en su vertiente más filosófica. El viejo truco del escritor celebrado y sus fans.

Una escena extemporánea, jugada a la farsa onírica, encuentra a Philip en un juicio en el cual la fiscal, la jueza y un jurado integrado estrictamente por mujeres observa a Roth mientras es acusado de misoginia y destrato simbólico. Difícil comprender si se trata de algo parecido a una crítica en un film que, de otra manera, construye alrededor de su figura el centro gravitatorio. Irregular, aunque por momentos emocionalmente efectivo, el film de Desplechin es un objeto extraño y un tanto anacrónico, sustentado en actuaciones de primer nivel y un más que evidente interés por la complejidad de las relaciones humanas, en particular las sentimentales y las sexuales, pero también por la relación entre individuo y cultura, con el judaísmo como tema de reflexión recurrente.