“Industria Nacional”. Con ese nombre, todo una declaración de principios, el Centro Cultural Borges anuncia un ciclo dedicado a compositores e intérpretes de música contemporánea. Serán seis conciertos, con la curaduría de Marcelo Delgado, que con cadencia mensual darán cuenta de las diversidades que componen una idea nativa de ese, todavía hoy, tan recelado cuanto poco visitado territorio de la producción sonora de este tiempo. La serie comenzará el domingo a las 18, en el auditorio de Viamonte 525, con la presentación de la Compañía Oblicua. Con dirección del mismo Delgado, el ensamble especializado en músicas actuales ofrecerá un programa con obras de Mariano Rocca, José Halac, Marta Lambertini, Patricia Martínez y Eva Lopszyc. Las entradas gratuitas se pueden reservar hasta agotar la disponibilidad de la sala en https://linktr.ee/reservas.ccborges.

“Sabemos que la Argentina presenta en la actualidad un riquísimo y variado panorama musical, en el que lo que seguimos llamando 'música contemporánea' vendría a ser una provincia pequeña, casi marginal”, comenta Delgado. “De todas maneras, ciclos como este resultan de vital importancia, porque pone en valor un trabajo de una actividad que mantiene el fervor de sus principios a partir de una abundante producción artística. Es una buena oportunidad para trazar un mapa de ese territorio expresado a partir de obras de compositores y compositoras de nuestro país, interpretadas por músicos locales. En este sentido nos guían dos propósitos: ofrecer al público un repertorio complejo, que no circula habitualmente por los canales masivos de difusión, y con eso mostrar lo que aquí se piensa, se siente y se traduce en música, hoy y desde hace décadas”, agrega Delgado.

Representativa de esa idea de “industria nacional” que moviliza el ciclo, la Compañía Oblicua mantuvo desde su creación, unos dieciocho años atrás, una particular sensibilidad hacia la obra de compositores de acá. “La idea para este primer concierto es proponer obras cuyas estéticas dialogan entre sí desde la diversidad de sus propuestas. En este sentido, el público asistirá a un recorrido pleno de sugestiones sonoras, un mosaico rico y diverso de la invención musical de nuestros días”, asegura Delgado. Entre el estatismo dinámico que presenta Plano, la obra de Rocca, hasta la profusión de múltiples y mínimos acontecimientos que organizan la trama de Caminos del espejo, de Halac, hay espacio para una gran variedad de estéticas. “Resulta muy interesante escuchar las correspondencias y los contrastes de estas obras con el acercamiento a la tradición medieval que establece Patricia Martínez en Tenue brillantez, la exquisita puesta en música de textos de Jorge Luis Borges en Tankas, de Marta Lambertini, o la minuciosidad tímbrica de Metatron, de Eva Lopszyc, que ofreceremos como estreno absoluto”, señala el director y compositor.

La soprano Graciela Oddone y la mezzosoprano Virginia Correa Dupuy, con Silvia Dabul en piano, protagonizarán el segundo concierto de la serie, el domingo 24 de julio, con un programa que incluirá composiciones de Susana Baron de Supervielle, Luis Mucillo y Delgado. La continuidad del ciclo, siempre de domingo y con entrada gratuita, estará a cargo de tres afirmadas formaciones activas en nuestro medio y especializadas en repertorios contemporáneos: el cuarteto de guitarras Numtemple Ensamble (21 de agosto), el cuarteto de percusión Tambor Fantasma (18 de setiembre) y el cuarteto de saxos Tsunami (16 de octubre). Para el cierre de esta primera edición de “Industria Nacional” se prevé la actuación de “Proyecto Manos a las obras”. El dúo que integran la pianista Haydée Schvartz y el violinista Elías Gurevich interpretará obras de Gerardo Gandini, Gabriel Valverde, Diana Rud, Valentín Pelisch y Natalia Salomonof.

Hablando de la posibilidad de que esta gran variedad de estéticas que delinean el panorama de la música contemporánea en la Argentina pudiese organizarse en movimientos o clasificarse en tendencias definidas por rasgos comunes, Delgado se muestra más bien cauto. “No veo que haya entre nosotros alguna tendencia fuerte, aglutinadora, con características comunes que, por ejemplo, pudieran dar cuenta de una línea estética común o una pertenencia cultural o geográfica”, asegura. “En realidad, vivimos en la coyuntura, y nos determinan y nos modelan en buena medida las condiciones de producción imperantes, con pocos estímulos a la creación, escasas posibilidades de profesionalización de la práctica -tanto creadora como interpretativa- y un evidente desdén entre los programadores de los organismos oficiales”, agrega el director y compositor, que sin embargo no pierde el optimismo. “A pesar de eso, el caldero de las músicas actuales que se producen aquí y ahora bulle de actividad y de deseo, propagándose de manera constante entre los músicos y un públicos preferentemente juvenil, que se deja interpelar del mejor modo posible por estas músicas. Seguimos encontrando ahí un estímulo y asumimos los desafíos”, concluye Delgado.