La Policía Federal de Brasil confirmó este sábado que los restos hallados el miércoles en una remota región de la Amazonía corresponden al indigenista brasileño Bruno Araújo Pereira, desaparecido junto al periodista británico Dom Phillips desde el 5 de junio, y al mismo tiempo aseguraron que ambos fueron asesinados a balazos con un arma de fuego con munición típica de caza.

Ambas víctimas fueron identificadas mediante un estudio de la arcada dentaria en el Instituto Nacional de Criminalística. El informe policial detalló que las causas de muerte fueron por disparos de armas de fuego.

El examen médico legal estableció que la muerte de Phillips "fue causada por traumatismo toracoabdominal por disparo de arma de fuego con munición típica de caza, con múltiples balines, que provocaron lesiones, principalmente en las regiones abdominal y torácica (1 tiro)", según el comunicado.

Por su parte, la de Araújo Pereira, "fue causada por traumatismo toracoabdominal y craneano por disparos de arma de fuego con munición típica de caza, con múltiples balines, que provocaron lesiones en las regiones tórax/abdomen (2 tiros) y cara/cráneo (1 tiro)".

La dificultad en la identificación obedeció a que, como lo confesó uno de los autores del crimen, las dos víctimas fueron asesinadas a tiros y descuartizadas antes de que sus restos fueran incinerados y ocultados en un lugar de difícil acceso en medio de la selva.

Se entregó un tercer sospechoso

Este sábado fue detenido un tercer sospechoso por el asesinato del experto brasileño y del colaborador de The Guardian. El involucrado, Jeferson da Silva Lima, conocido como "Pelado da Dinha", quien se estaba prófugo de la Justicia, se entregó este sábado por la mañana en la comisaría de Atalaia do Norte.

Según todas las pruebas, todas las declaraciones recabadas hasta el momento, él estuvo en la escena del crimen y participó activamente en el doble homicidio que se produjo”, dijo el delegado de la Policía, Alex Perez Timóteo al portal brasileño G1.

Los dos hombres arrestados la semana pasada por las desapariciones confesaron este miércoles que los habían matado en la selva amazónica. Oseney da Costa de Oliveira, de 41 años, admitió ante la Policía que junto a su hermano Amarildo, mataron a Philips y Pereira el mismo día de su desaparición tras ser sorprendidos pescando ilegalmente.

Pereira trabajaba para la Fundación Nacional del Indio. Estaba de licencia en el cargo y asesoraba a la Unión de Pueblos Indígenas de la región del Vale do Javari, la principal asociación indígena local, en un proyecto para frenar las invasiones de territorio aborigen.

Phillips era colaborador de varios periódicos en el extranjero, incluido el británico The Guardian. Había vivido en Brasil durante 15 años y estaba casado con una brasileña. Viajó al Amazonas con Pereira para recopilar datos para un libro que estaba escribiendo sobre cómo salvar el bosque autóctono.

El caso conmovió a la política nacional e internacional. Por ejemplo, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos lamentó este jueves las muertes e hizo un llamado al gobierno brasileño para aumentar la seguridad de los activistas que trabajan en defensa de los pueblos indígenas y el medioambiente.

"Crimen político"

La Unión de los Pueblos Indígenas del Valle de Javarí (Univaja) calificó el doble asesinato como un crimen político y reclamaron al gobierno de Jair Bolsonaro no haber tomado medidas cuando ya se habían hecho denuncias por amenazas de muerte por parte de grupos que realizan actividades extractivistas en la Amazonía.

"El asesinato de Pereira y Phillips constituye un crimen político, porque ambos eran defensores de los derechos humanos y murieron desempeñando actividades en beneficio de nosotros por nuestro derecho al bienestar, el derecho al territorio y a los recursos naturales, que son nuestro alimento y garantía de vida, no apenas de nosotros, sino de nuestros parientes indígenas que viven aislados en la selva", dice un comunicado de la Univaja, que también participó en los esfuerzos de búsqueda tras la desaparición del periodista y del experto indigenísta.

Pereira trabajaba en la Univaja, en la región con mayor extensión de tierra indígena en el gigante sudamericano. Según la entidad de pueblos indígenas, era amenazado por las mafias locales de pesca industrial ilegal, minería ilegal, y contrabandistas vinculados al narcotráfico. También confirmaron que ya habían alertado al gobierno sobre la persecución al experto, y sin embargo “no se tomaron medidas con la rapidez necesaria para evitar la muerte de Dom y Bruno”.

Organizaciones como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional (AI) se sumaron al pedido de una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos.