La caravana federal en defensa del río Paraná y del canal Magdalena concluyó ayer en Rosario con un acto masivo que llenó plaza Pringles, a las puertas de la Bolsa de Comercio, símbolo de los intereses económicos que avanzan con el proceso licitatorio para renovar la privatización de la explotación del curso fluvial, la hidrovía Paraná - Paraguay por donde sale el 80% de la exportación agroaceitera. Un clamor popular, transversal entre agrupaciones políticas, gremios y organizaciones sociales, dirigidas al Gobierno nacional, al Poder Legislativo, para derogar el decreto 949/2020, con el que "se pretende volver a concesionar el río Paraná para mantenerlo en manos extranjeras", denunciaron desde el escenario montado en Paraguay al 700. 

Mientras por cientos de camiones y toda clase de vehículos llegaban desde provincias vecinas hasta el mediodía a Rosario en el tramo final de la caravana, la pantalla local de televisión, sus redes sociales, y micrófonos de radio azuzaban a la audiencia con apelaciones al fastidio público por los trastornos en el tránsito vehicular y no por la pérdida estratégica del país ante la re privatización del río. El lobby empresarial llegó al punto de continuar con una inusitada intervención de una funcionaria municipal –la secretaria de Control y Convivencia, Carolina Labayrú– que corrió vallas de seguridad por mano propia, en discusión abierta con militantes que las habían colocado porque temían alguna intromisión adrede para enturbiar la manifestación popular. 

Pese a todo, la procesión transcurrió masiva y en paz, cruzó bulevar Oroño hasta el río, llegó al Monumento, y avanzó por calle Santa Fe hasta la sede de la Bolsa de Comercio que había cerrado su portal de rejas detrás de un cordón de policías.

"Por aquí hay un montón de empresas extranjeras que se llevan nuestras riquezas y nos dejan el hambre de nuestro pueblo. Por eso decimos que no, que basta, porque el comercio exterior debe volver a ser argentino. Que el presidente y el Congreso se den cuenta de que no pueden vivir de espaldas al río, al pueblo", enfatizó el primer orador, Mempo Giardinelli. 

"Los medios no dicen una palabra, están pagados por los poderes extranjeros. Con esto hacemos visible a todo el país lo que ocurre. Es una causa nacional tan grande como las Malvinas, no podemos entregar el Paraná", continuó el escritor y periodista de Página/12.

"Las concesiones funcionaron como privatizaciones y hoy en 1300 kilómetros de río Paraná no hay una sola bandera argentina. Me enferma eso. No pagan impuestos, no permiten que entre Senasa, se burlan de la Afip, no entra ni Prefectura Naval. ¿Son los dueños del río acaso? En ningún lugar del mundo el río se privatiza, solo en Argentina. Es un disparate universal. En Estados Unidos nadie toca un río si no está autorizado por la Marina. Esta es la lucha que venimos dando, nos une el amor a la Patria", reforzó.

En la previa circulaban en redes datos extraídos del libro Argentina sangra por las riberas del río Paraná, de Luciano Orellano. Veintiún puertos (16 de propiedad extranjera) que atienden 2.400 buques al año, que facturan USD 35 mil millones, bajo sospecha de subfacturación, triangulación de operaciones para elusión fiscal, evasión y lavado en paraísos fiscales. El caso Vicentin como apoteosis de ese ganancioso ecosistema.  

Resistencia en Rosario, lobby en Chaco

Enfrente coexistieron banderas de la CTA y CTA Autónoma, el Sindicato de Camioneros como representación de la CGT, Corriente Clasista y Combativa y una heterogénea multitud de organizaciones que colmaron la plaza.

Como paradoja, en Chaco sesionó el Consejo Federal de la Hidrovía, donde Nación y los gobernadores litoraleños, más la voz y el voto de la corporación privada, negocian el perfil de lo que será la próxima concesión, por el momento, inexorable. El Ministerio de Transporte ahora le llama "vía navegable troncal" y le propone obras de infraestructura y más negocios fluviales a los gobernadores. La intención de fondo del lobby agroexportador es dragar el canal hasta 38 pies, lo que aumentaría la capacidad de exportar pero impactaría negativamente a nivel ambiental.

"En la Bolsa de Comercio de Rosario se congregan las grandes empresas multinacionales, la UIA, la Sociedad Rural, los agroexportadores, la megaminería, la industria del acero. Son 42 empresas que fijan el valor del dólar y de los alimentos, que manejan la nación. Son el enemigo del pueblo y dejan en la pobreza a millones de compatriotas", disparó Oscar Verón, delegado de ATE en Vías Navegables.

Oscar De Isasi (ATE - CTA Autónoma) dijo: "El dragado, balizamiento y peaje están en manos de una empresa multinacional. La estatización de la vía troncal del Paraná permitiría capturar gran parte de esa renta, que debería ser invertida en salud, educación, mejores salarios y creación de empleo", evaluó. 

De guantes blancos y quebrados 

A su turno, el diputado Carlos Del Frade repasó la historiografía obrera y política de Rosario para concluir en que es una "ciudad rebelde", y con el índice apuntado al edificio bursátil recriminó al empresariado local haber recibido "con alfombra roja" al general represor Genaro Díaz Bessone en el '77, y 40 años después haber ungido como presidente de la BCR a Alberto Padoan, ex CEO de Vicentin: "El fugaducto del macrismo que nos estafó a todos en USD 791 millones y domesticó a los partidos políticos de mayoría".

Acusó a la clase empresaria local de "robarnos el Paraná y bancar un sistema que mata a nuestros pibes con la droga y con balas". Del Frade reclamó la atención de Alberto Fernández: "Presidente, la riqueza está en manos extranjeras y de delincuentes", clamó.

No pasó por alto el incidente previo con la funcionaria municipal y le pegó sin nombrarlo a Pablo Javkin: "Esta ciudad que casi nos impide hacer el acto porque está gobernada por resignados, por quebrados ideológicamente". Siguió con el peronismo: "No es un gobierno popular si 9 de cada 10 trabajadores está bajo la línea de la pobreza".

Luciano Orellano exhortó a masificar el pronunciamiento popular en esta causa. “Estamos frente a la oportunidad de recuperar nuestro río y que no se vuelva a privatizar”, subrayó. "Hoy hay una riqueza inédita por los altos precios internacionales, pero eso no se traduce en felicidad para el pueblo sino en el calvario de la inflación. Y estos –dijo señalando a la sede de la BCR– son la usina ideológica. Falta voluntad política", dijo.

Cerró la lista de oradores Hugo Yasky. El secretario general de la CTA de los Trabajadores y diputado por el Frente de Todos advirtió que "no hay justicia social sin distribución de la riqueza y no hay soberanía si los argentinos no son los dueños de los resortes de la economía". En ese sentido, sintetizó: "El río Paraná es símbolo de esa soberanía que hay que recuperar”.

El acto terminó con miles de voces cantando el Himno Nacional, brazos en alto, algunos con el puño, otros con dos dedos en "V".