Tras acusarla durante cinco años por la muerte de su bebé, la Justicia absolvió a Yamila S., la joven madre que en 2012 tuvo un parto "en avalancha" en su casa, mientras sus padres dormían. Luego de un acuerdo entre la Fiscalía y las abogadas de la mujer de 24 años, la Cámara Penal revocó la condena que había recibido por el delito de abandono de persona seguido de muerte, a nueve años de prisión, y señaló que no se puede condenar sin certezas de que haya existido delito (que abandonó una persona viva), cuando ella siempre dijo que vio a su bebé muerto, tras parir en medio de una descompostura, en el baño de su casa. En la audiencia oral frente a los jueces Carina Lurati, Alfredo Ivaldi Artacho y Bibiana Alonso, Yamila permaneció conmovida. Cuando escuchó que "por unanimidad" se la declaraba absuelta de culpa y cargo, soltó las lágrimas. "Hoy empiezo una nueva etapa, porque aunque ya no estaba presa, no quería salir de mi casa, no podía", dijo la joven, entusiasmada con nuevos proyectos junto a su hija, que todavía era pequeña cuando su mamá cayó presa.

Yamila tenía 19 años cuando ocurrió el episodio que le marcó la vida. Estuvo casi un año presa en la cárcel y tras recuperar la libertad, pasó otro año detenida en su casa, hasta noviembre pasado. Siempre fue acusada por la Fiscalía. La primera vez fue liberada por el juez Javier Beltramone, ya que había cumplido el plazo de nueve meses tras las rejas, sin procesamiento. Sin embargo, más de un año después fue procesada por la jueza Delia Paleari por el delito de abandono de persona seguido de muerte y cuando el fallo quedó firme debió volver a prisión; esta vez, domiciliaria.

El año pasado, la fiscal Magdalena Mazzini pidió la pena de 18 años de prisión para la mujer, y en un fallo "arbitrario" y lapidario, la jueza Marisol Usandizaga la condenó a nueve años de prisión. Fue entonces cuando organizaciones de mujeres se manifestaron en la puerta de Tribunal, para exigir perspectiva de género en la Justicia.

En su fallo, Usandizaga trató a la joven de "mentirosa" y "manipuladora", por haber ocultado su embarazo. También criticó a las ONG de mujeres que reclamaron su absolución, como Ampliando Derechos, que acompañó a Yamila en todo el proceso.

Las modificaciones en el Ministerio Público Fiscal del sistema de conclusión de causas llevaron a que la fiscal Cristina Herrera tomara el caso, después de la sentencia. Tras analizar el fallo, entendió que no había certezas para llegar a una condena, apeló la decisión y planteó que Yamila debía ser absuelta, tal como lo venían reclamando sus abogadas desde que tomaron la causa en 2015. Ante dicho recurso, la joven recuperó nuevamente la libertad, pero seguía condenada.

Entre los argumentos, Herrera consideró que no fue posible afirmar que el bebé haya estado vivo al momento de ser dejado en el lavarropas, donde atinó a ponerlo Yamila, mientras se desangraba. Para la fiscal, no podía achacársele el delito de abandono de persona, ya que para ello debía haber seguridad de que el niño estuviera vivo. A eso se refirió ayer el fiscal de Cámara Guillermo Corbella: "El forense dijo que el bebé alcanzó a respirar pero no se puede comprobar el tiempo de sobrevida". La teoría fiscal es que el recién nacido sufrió una lesión que le provocó una hemorragia en el cráneo, posiblemente ante el parto "en bloque" o "en avalancha".

Cuando quedó presa, Yamila tenía una nena de menos de dos años y se había separado del padre de su hijo por venir, por lo que ocultó el embarazo. En sus declaraciones, siempre dijo que se asustó al parir durante una descompostura, que vio "caer" al bebé envuelto en la placenta, que la rompió con sus manos y vio a su hijo sin vida; lo puso en una bolsa y lo dejó en el lavarropas (por no dejarlo en el suelo o en los sanitarios, según declaró), antes de desmayarse. Su papá la trasladó a un sanatorio, y recién allí reveló lo sucedido, cuando su madre la llamó para preguntarle qué había en el baño.

Tras la absolución, las abogadas Ingrid Plessen, María Noel Severo y Juliana Tagliatti, recordaron que les llegó la causa cuando Yamila ya estaba procesada y presa en su casa. "Siempre planteamos el mismo criterio, porque siempre nos basamos en el relato de Yamila, sin poner en duda lo que ella dijo: que vio a su bebé sin vida (tras el parto). En el camino, fiscales y juezas no la escucharon ni valoraron su relato". Sobre las duras manifestaciones de Usandizaga en la condena, sostuvieron: "El fallo fue arbitrario porque se excedió el marco de lo que tendría que haber resuelto. Se habló de cuestiones personales y se hizo un reproche moral, en lugar de jurídico", lamentaron.