Hay un libro de Flaubert que es una autobiografía llamada “Memorias de un loco” donde, entre otros asuntos, el autor se ocupa de contarnos su despertar adolescente, a los 17 años se pregunta sobre una temática que lo concierne respecto al amor: “encierran toda un alma entera: ¿es la mía, es la del otro?”[1].

El tiempo puberal y la adolescencia implican problemáticas y complejidades donde, nos cuenta el autor, parecieran que las razones no son serias: “no es serio” dice Flaubert. En análisis podríamos preguntarle, si este fuera nuestro paciente, ¿por qué no sería serio lo que te sucede?

Escuchamos de parte de nuestrxs pacientes que en el campo del Otro, sus razones, sus motivos, sus problemas de amor, de amistad, sus temas vinculares, sus cuerpos en ebullición, etcétera, no son serios. Pareciera que los únicos problemas serios son los que competen a la bolsa, los mercados, el capital. Sin embargo, la adolescencia, la pubertad y la infancia están plagadas, repletas de situaciones inéditas, nuevas, cambiantes, que hacen que la vida dé vuelcos y giros constantemente. En los tiempos puberales y adolescentes de Flaubert --y en los actuales, por supuesto-- se despierta en el cuerpo varios impulsos que si habían sido acallados en la etapa previa (latencia) se refrescan y vienen “por más” a buscar en el mundo exterior aquello que no pudo satisfacerse endogámicamente. A esto se le suma el aburrimiento, estados de melancolía, así como también la alegría desmesurada, la excitación --casi-- sin límites. Una total revolución del sujeto, podríamos decir, que busca de algún modo incluirse en algún grupo de pertenencia, en alguna idea de “ser”, en un otre que lo abrace y lo aloje como un sujeto en-serio.

En los últimos días se ha escuchado una noticia que nos dejó perplejos, un puber de 12 años de edad llevó un arma a una escuela pública en Caba. La escuela tomó medidas y a su vez informó que el arma era inofensiva, intervino la policía y se comunicaron rápidamente con la familia del alumnx.

A su vez, no me parece menor otra noticia, también de las últimas semanas, la censura por parte de la ministra Acuña respecto al lenguaje inclusivo en las aulas.

Ahora bien, ¿por qué deberíamos tomarnos el tiempo de al menos pensar una situación en relación a la otra? Acuña podría decir "¿qué tengo que ver yo con eso?". Otrxs podrán decir "la juventud está perdida", como se viene diciendo hace décadas.

No estoy diciendo que una cosa sea condición de la otra pero sí digo que son solidarias. Recortes en el presupuesto educativo de Caba y censuras en el lenguaje inclusivo son medidas del Ministerio con las que tenemos que lidiar en lo social, económico, cultural y que tienen efectos en lo subjetivo. Este evento podría ser un ejemplo de ello, si un niñx, puber o adolescente no encuentra dónde incluirse buscará hacerse un lugar a como dé lugar, de la manera que sea en lo social. Buscará que lo tomen “en-serio”.

Si las medidas del Ministerio de Educaciónde Caba son "recortar" y "censurar", ¿qué lugar “serio” les hacemos a lxs pibxs hoy en la escuela?

Sabemos que el primer agente de socialización es la familia y el que le sigue a este, es la escuela. ¿Cómo podríamos suponer que a partir de la censura y el recorte alguien podría incluirse en un grupo de pertenencia?

El lenguaje inclusivo es una manera actual de expresar lo diverso, entiendo que a muchos y muchas se nos haga complejo porque nos acompaña una diferencia generacional. Pero, ¿no es acaso una manera de incluir a todxs? ¿No es el lenguaje ese medio por el cual todxs estamxs representadxs? (más allá de que en psicoanálisis pensamos al “malentendido” como la base de toda comunicación).

Si en ese tiempo de la vida lxs adolescentes no encuentran un lugar posible que habitar no habrá con qué ilusionarse y no olvidemos que tienen una tarea muy difícil: el desasimiento de los padres, que no es precisamente hacer un duelo ni deshacerse de ellos, sino una tarea mucho más engorrosa para el aparato psíquico. Desasirse, como verbo, es desprenderse de una cosa o una persona o un lugar al que la persona está sujeta. Incluso también implica una renuncia.

Desasirse de las figuras parentales, de aquellos ideales de la infancia, de aquellxs otres que nos sujetaron y nos otorgaron en-serio un lugar donde creer e ilusionarnos. Hace unos días escuché a Constanza Michelson, escritora y colega chilena, haciendo un comentario que me pareció fundamental: cuando las personas de mi generación pensábamos en un futuro nos imaginábamos autos voladores --como mínimo--. ¿Qué imagen del futuro tienen hoy lxs niñxs, púberes y adolescentes? En verdad, como dice el Indio Solari, “el futuro llegó hace rato” y más adelante agrega “¿qué podría ser peor? (eso no me arregla...) Eso no me arregla a mí”.

Y no, no nos arregla. Algo que no pronunció el Indio es que peor podría ser no contar con la disponibilidad psíquica y creativa de ilusionarnos con un futuro, ¿pero cómo lograrlo si el segundo agente socializador más importante de las personas, es decir, la escuela, no podrá contar con el lenguaje inclusivo, aquel que lxs pibxs nos enseñan a nosotrxs? ¿Cón qué ilusionarse y ser un joven “en-serio”? ¿cómo armar un puente con elles si rechazamos el lenguaje que se nos propone y que bien deberíamos tomar, repito, “en-serio”?

¿Hacia dónde miramos lxs adultxs cuando un pibe lleva un arma “inofensiva” --o de juguete, como se dijo después-- a la escuela? Recortes de presupuesto y exclusión del lenguaje no podrían ser los caminos posibles; “el alumno supera al maestro” se dice, pues entendamos que tenemos mucho que aprender de nuestrxs pibes y pibas. ¿Y si los escuchamos un poco más? ¡Miren que tienen cosas serias que decir! Quizás la clave esté allí, en ese decir, en ese lenguaje que lxs/nxs incluye, ¡porque es cosa seria che! Nos están incluyendo y por ahí, de tal manera, evitaríamos muchos de sus actings, tanto exceso del cuerpo que se les desborda.

Florencia González es psicoanalista. Investigadora UBACyT. Autora del libro “Lo incierto” (Ed. Paco)

[1] Flaubert, G. (2009). Memorias de un loco (1901). Ediciones del zorzal.