La legalización del matrimonio interracial en Estados Unidos cumplirá hoy 50 años al recordarse la sentencia del Tribunal Supremo conocida como “Loving contra Virginia”, que permitió el primer casamiento de una pareja con diferentes orígenes. 

Mildred Delores Jeter, una joven negra de ascendientes afroamericanos y nativos americanos, y Richard Perry Loving, de ancestros europeos, no podían casarse en su pueblo de Central Point, una comunidad rural del sureño Estado de Virginia, porque el matrimonio interracial estaba prohibido por una ley de 1924.

Decidieron entonces que la mejor opción era viajar a Washington para casarse, pero al volver a Virginia en 1958 fueron detenidos durante varios días, declararon ante un juez y admitieron “haber violado la ley que prohibía el matrimonio interracial”.

El magistrado les dio dos opciones: un año de cárcel o abandonar Virginia con la promesa de no volver juntos por un plazo de 25 años.

Pero en 1963 e inspirada por la lucha de Martin Luther King y las multitudinarias marchas en Washington, Mildred escribió una carta al fiscal general Robert F. Kennedy, quien puso su caso en manos de la Unión para las Libertades Civiles en América (Aclu), la entonces organización de derechos civiles más importante de los Estados Unidos.

Bernard Cohen y Philip Hirschkop, dos abogados de Aclu, se hicieron cargo del caso y lo llevaron hasta el Tribunal Supremo. Así, el 12 de junio de 1967, los nueve jueces fallaron por unanimidad a favor del matrimonio Loving y declararon inconstitucionales las leyes antimestizaje que prohibían el matrimonio interracial, vigentes en 16 de los 50 estados de Estados Unidos.

En su sentencia, los jueces consideraron que leyes como las de Virginia “estaban diseñadas para mantener la supremacía de la raza blanca” y, por tanto, iban en contra la Decimocuarta Enmienda a la Constitución americana, que declara que “todos los ciudadanos son iguales bajo la ley”. “Creo que todos los estadounidenses, sin importar su raza, sexo u orientación sexual, deberían tener la misma libertad para casarse”, declaró Mildred un año antes de morir, en 2007, en ocasión del 40º aniversario.