Si el coronavirus generaba incertidumbre y dividía las opiniones de la comunidad científica y médica al inicio de la pandemia, con la viruela del mono este hecho se refuerza. Este jueves, durante la reunión del Comité de Emergencia, el director de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, solicitó ayuda al equipo de expertos y expertas que lo acompaña para decidir si esta enfermedad merece la alerta máxima por parte del organismo. Se trata de una urgencia de salud pública de alcance internacional, cuya declaración ya se había barajado el mes pasado y finalmente no sucedió.

Según cifras del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, y el sitio Our World in Data ya se contabilizan más de 15.100 casos en 71 países. En efecto, una emergencia internacional puede ser declarada siempre que exista una enfermedad contagiosa que, de manera descontrolada, ya esté presente en muchas naciones; y la viruela del mono parece cumplir con este requisito. De comunicarse, los gobiernos deberán realizar adecuaciones y tomar medidas preventivas para frenar su expansión, de manera similar a como ocurrió a comienzos de 2020 cuando entró en vigor la emergencia por el avance de la covid.

“Este brote de viruela del mono fuera de África es completamente inusual. En los años previos, hubo otros fuera de ese continente pero nunca superaban los 10 casos. Las cifras de esta enfermedad endémica superaron todo lo imaginable, por lo que está bien que la OMS comience a considerar una planificación específica en todos los territorios afectados, para evitar aún más su dispersión”, señala el virólogo del Conicet Mario Lozano.

Si bien hay varios aspectos que conducen a pensar que no tendría un potencial pandémico --la transmisión interhumana es menos eficiente y, además, una buena cantidad de la población internacional recibió protección frente a la viruela en el pasado, con lo cual podría tener un grado de inmunidad-- la capacidad de transmisión de este virus aún resulta una incógnita que la comunidad de especialistas procura definir. Según el Ministerio de Salud argentino, a la fecha se registraron 13 casos de viruela símica, de los cuales 12 tenían antecedente de viaje a sitios con presencia del patógeno.

En conferencia de prensa, el titular de la OMS confirmó su preocupación por una enfermedad que se expande más de lo previsto. Frente a ello, mientras analizaba los indicadores epidemiológicos, expresó a sus colegas: “Necesito su consejo para evaluar las implicaciones inmediatas y a largo plazo para la salud pública de la evolución de esta situación”. El funcionario, quien además se manifestó “preocupado” y solicitó “más información” a su equipo, es quien tendrá la responsabilidad de tomar la decisión. El antecedente inmediato lo constituye la primera reunión con el Comité: el 23 de junio el grupo que lo asesora le había recomendado no decretar la emergencia de salud pública internacional.

Origen y solución

Las infecciones generadas por la viruela del mono se propagaron a un ritmo acelerado a partir de mayo pasado, cuando el virus se desplegó con virulencia en países en los que no había estado antes, como España, Alemania, Francia y Portugal.

Se trata de una zoonosis viral, provocada por un ortopoxvirus de la familia de la viruela, que fue descubierta a mediados del siglo XX en simios, aunque también puede ser hallada en roedores. Recién en los 70 fue reportado el primer caso en humanos, a partir del diagnóstico positivo de una persona de República Democrática del Congo. Desde allí, hubo brotes que lograron ser controlados sin extenderse. En el presente, la realidad es diferente.

La buena noticia es que para la enfermedad del simio hay algunas salidas. De hecho, ya existe una vacuna que puede servir: denominada Imvamune, fue elaborada por la farmacéutica danesa Bavarian Nordic y aprobada en diversos países. El martes pasado, el laboratorio informó que recibió un pedido de un millón y medio de dosis de un Estado europeo que se mantiene en el anonimato y se suma a Estados Unidos, que solicitó una partida de dos millones y medio de vacunas adicionales para 2023. En paralelo,  Moderna es la otra compañía que anunció el comienzo de ensayos preclínicos para desarrollar una tecnología específica que prevenga la viruela.

Los más afectados

De síntomas similares a los de la viruela --su período de incubación se prolonga entre 5 y 21 días y se presenta con fiebre, dolor muscular y erupciones cutáneas--, afortunadamente, su letalidad es muy baja: del orden del 1 por ciento. Aunque se trata de una enfermedad que principalmente se contagia de animales a humanos; también puede transmitirse entre personas. Para ello, requiere del contacto estrecho de fluidos corporales, mucosas y heridas; a través de gotículas respiratorias (actualmente se estudia si es por aerosoles); o bien, mediante el contacto con la ropa o los utensilios empleados por el paciente.

“Pienso que debemos ser sumamente precavidos con esta situación. El incremento de infecciones es lento, pero semana a semana, continúa creciendo y ello preocupa, por supuesto”, dice Lozano. Luego destaca: “Estamos en presencia de un virus que adquirió características nuevas, que se transmite con mayor facilidad entre personas, y que probablemente posea una transmisión comunitaria mucho más grande que la que estamos en condiciones de detectar. Con lo cual, tranquilamente puede haber virus contagioso en individuos con pocos o ningún síntoma”.

Según ha notificado la OMS, en la mayoría de los casos actuales, los pacientes de viruela símica son hombres jóvenes que habitan en zonas urbanas y tienen relaciones sexuales con hombres. “La comunidad que actualmente está más afectada es una de las más comprometidas, poderosas y responsables que tenemos, y que trabajó tan duro durante años para controlar un virus aún más mortal, el VIH", destacó Michael Ryan, quien se desempeña como jefe de emergencias de la OMS. 

El objetivo del organismo, en esta dirección, es informar de manera clara y precisa, pero sin estigmatizar.

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