Claudio Gabis no hace distinción entre su rol como docente y su notable  desempeño en escena. Para el histórico guitarrista (el mismo que con Manal escribió uno de los capítulos fundacionales del rock argentino), cualquier instancia de encuentro significa una posibilidad de transmisión, de acercamiento al público, algo que viene ratificando en el marco de su novena gira argentina, ésa que terminará completándose con 35 shows y una buena cantidad de master classes como la que esta tarde, a las 19, ofrecerá en el Gran Salón de Plataforma Lavardén (Mendoza 1085). Organizada por la Escuela MusiMedios, y titulada "La epopeya del blues", la charla del notable guitarrista se complementará con el concierto que mañana, a las 22, brindará en ese mismo espacio acompañado por Frans Banfield (guitarra y voz), Lucas Russo (teclados), Pachi Castaño (bajo) y Pupe Barberis (batería).

En diálogo con Rosario/12, Gabis distinguió que ambas instancias forman parte de un mismo fin: el de "llegar a la gente". "No divido mi trabajo en faceta docente y artística, cada una tiene un poco de la otra. En general trato de transmitir algunos conocimientos específicamente musicales, técnicos, que están relacionados con el blues, con la armonía, el jazz y las otras músicas que me gustan", asegura.

Y, como si todo ello no fuera suficiente, Gabis redobla la apuesta: "Lo otro que trato de transmitir, con mucha humildad lo digo, es cultura. Vengo de una época en que la cultura estaba de moda, la época en que surgieron esos grupos que hoy en día se consideran fundacionales: Manal, Almendra, Los Gatos, etcétera. Había un fenómeno a nivel mundial en que la cultura se puso de moda. Es una cosa muy poco común, porque de repente el mercado te vende cualquier cosa. En ese momento se encontró con que a la gente le interesaban cosas con cierta calidad, sofisticadas, con vuelo. Vengo de esa época y trato, sin juzgar a la época que se vive ahora, hablar de lo que fue ese momento, sin nostalgia, sin melancolía. Vivo mi pasado con alegría. Trato que los jóvenes se den cuenta que el trabajo del artista es fantástico, pero que tiene además obligaciones, entre ellas transmitirles lo mejor a la gente".

‑-En relación a aquella época que mencionás, pienso en el sello Mandioca y lo que significó su irrupción con propuestas artísticas (como las de Manal) que no encuadraban con lo que dictaba entonces el mercado. Hoy en día abundan los sellos independientes, autogestivos, y muchos tienen ese espíritu de darle cabida a propuestas que no encuadran con lo que dicta el mercado, pero al mismo tiempo otros sólo son una vía para alinearse con esos códigos mercantiles. ¿Qué análisis hacés sobre el mercado de la música actual?

‑-Mirá, a lo largo de estas décadas el mercado se ha solidificado en su función de vender, que es lo que le interesa. La calidad, trascendencia y características del producto que venden no tiene demasiada importancia. Hay muchos sellos, muchísimos músicos y bandas de mucha calidad. Hay gente joven muy talentosa que hace cosas muy bien. Pero, como decía, el mercado se ha congelado en fórmulas, donde lo único que interesa es vender. Hay una gran brecha entre lo que el Mercado, con mayúscula, y todo lo que es la creación y producción independientes. Esa brecha es astronómica, galáctica. La gente que produce de forma independiente, o crea de forma independiente, consigue de alguna manera que su producto aflore, o se conozca, pero de ahí a pasar al circuito grande (el circuito donde se puede empezar a sobrevivir con lo que se hace), hay una brecha muy difícil de atravesar. Creo que se debiera trabajar para que haya alternativas intermedias, donde no se exija tanto éxito, tanto número y masividad, pero se pueda a pesar de ello sobrevivir. El mercado evolucionó y es más duro que en aquel tiempo, pero la lucha sigue siendo la misma: nosotros en aquella época también tuvimos dificultades. Hay que unirse, luchar y trabajar con mucha fuerza y esperanza. Pelear.

‑-En estos encuentros con el público, con quienes asisten a sus talleres, y en un marco donde cada vez es más difícil encontrar músicos que trabajen sobre géneros puros, ¿encontraste propuestas que te sorprendieran?

‑-En primer lugar, los géneros se han confundido. Llamar a lo que consideramos como movimiento el rock nacional, es de alguna manera un eufemismo, porque es una amalgama, una fusión de cosas en las que algunas tienen que ver con el rock y otras no tienen nada que ver con el rock. Es un movimiento ecléctico, rico, indudablemente propio. Es una de las cosas que me han sorprendido: a lo largo de estas giras voy escuchando grupos, músicos, y escucho cosas que son sorprendentemente variadas, ricas, que integran elementos musicales y culturales que en el pasado no se integraban de esa manera. Lo otro que me sorprende es el incremento de gente joven que estoy notando, especialmente en esta gira, hay un 60 o 70 por ciento de gente menor de 35 años. Eso es sorprendente y significa que hay una apetencia, unas ganas de la gente más joven de enterarse, nutrirse, de cosas que saben que en su momento tuvieron valor, importancia, y quieren rescatar porque les parece que hay elementos que le pueden servir para lo que están haciendo. Eso particularmente me alegra muchísimo, porque no quiero hacer un show nostálgico. Hay que conocer la historia, o por lo menos las cosas buenas que tuvo la historia. Esa es la tradición del arte, que se va enseñando de generación en generación. En el arte la continuidad, el cariño y el respeto por lo que ya pasó significan no solamente algo bueno, sino que significan la posibilidad de rebelarse contra lo que ya pasó.