La inversión registró en junio un crecimiento de 18,5 por ciento medido en términos reales. Así lo estimó la consultora Orlando Ferreres & Asociados. Se acumuló de esta forma un aumento del 17,4 por ciento en el primer semestre. El documento del estudio de Ferreres indicó además que medida en dólares se calculó una inversión de 7991 millones mensuales.

Por maquinaria y equipos se indicó que en junio hubo un alza de 16,7 por ciento anual en la inversión del rubro, una cifra que también se observó durante el acumulado del primer semestre del año. En el detalle por origen, la inversión en equipos nacionales aumentó 5,2 por ciento anual, mostrando el mejor resultado del año, mientras que los de origen importado crecieron 27,7 por ciento, cifra menor a las registradas en los últimos dos meses.

Por el lado de la inversión en construcción, se computó en junio un avance de 20,2 por ciento interanual y del 18,1 por ciento en el primer semestre. “En una mirada de más largo plazo la serie se encuentra en valores similares a los que exhibía en 2017”, apuntó el informe de Ferreres.

A modo de conclusión, se indicó que si bien la inversión marcó una desaceleración respecto de mayo, cuando había crecido a un ritmo del 24,3 por ciento interanual, se mantuvo en junio como uno de los motores de la demanda.

Se explicó que “la desaceleración está vinculada en primer lugar con el menor crecimiento de las importaciones de bienes de capital, y en menor medida porque durante mayo del año pasado hubo un cierre por 8 días de los patentamientos de vehículos que se derramó a junio, distorsionando la base de comparación”.

El informe de la consultora, en tanto, adelantó que “para julio y hacia adelante la situación seguramente empeore en lo que refiere a los niveles de inversión, ya que veremos el impacto de las mayores restricciones que impuso el Banco Central sobre las importaciones”.

Se agregó además que “es clara la aceleración del deterioro macroeconómico y la falta de confianza en el gobierno, lo cual nos lleva a ser pesimistas para el mediano plazo”. Esta lectura se argumenta en la volatilidad sobre los activos financieros observado a partir de junio, cuando comenzó la corrida cambiaria.