El fiscal Fernando Cartasegna fue internado ayer en un hospital neuropsiquiátrico a raíz de una crisis emocional. La información fue confirmada por la familia a dos diarios de La Plata y coincide con la aparición de más y más elementos en su contra en la investigación que se le sigue por su actuación como fiscal. El rumor ya extendido en el ámbito judicial platense es que Cartasegna optará por renunciar a raíz de las pruebas incriminatorias que se van acumulando. En los últimos días se comprobaron faltantes de dinero y de drogas secuestradas en procedimientos; aparentemente desapareció el expediente por el asesinato del estudiante Miguel Bru y en el armario del despacho del fiscal se encontraron causas que, sospechosamente, tenían una demora de más de dos años. También se verificaron elementos de simulación –adelantados en exclusiva por Pagina/12– en los teatrales ataques con los que Cartasegna pretendió convertirse a sí mismo en una especie de héroe, algo así como un cruzado contra las mafias. El panfleto con el que se pretendió instalar que Cartasegna sería el próximo Nisman fue impreso en su propia fiscalía, prueba de una gravísima falsedad.

La familia de Cartasegna confirmó anoche a los diarios El Día y Hoy la internación, aunque se reservó el nombre de la institución en la que estaría convaleciente el funcionario. A este diario le hicieron llegar que el motivo de la internación es que el fiscal “sufre un fuerte estado depresivo”. El funcionario tiene un hermano que es médico y una hermana que trabaja en un ministerio y entre todos –según parece– tomaron la decisión. 

En los últimos días, las pruebas contra Cartasegna se fueron sumando y el fiscal –que está de licencia– ya aparecía contra las cuerdas. La evolución más grave del caso fue que Cartasegna le echó la culpa por las irregularidades a su secretario y a sus empleados, por lo cual se anunciaba una réplica feroz de los subalternos. En el edificio del Poder Judicial es un secreto a voces que la internación es la antesala de la renuncia.

Una rápida enumeración de las evidencias contra el fiscal son las siguientes:

  • Pretendió erigirse en héroe alegando que lo amenazaban. Aparecieron los panfletos en los que se decía que Cartasegna sería el próximo Nisman, dando por sentado que a Nisman lo mataron, cuando la causa judicial por la muerte de Nisman, al menos por ahora, dice que el fiscal se quitó la vida. El uso siniestro y teatral del caso Nisman no tuvo mucho recorrido: se probó que los panfletos se imprimieron en la impresora de la fiscalía y que la orden de impresión salió de una computadora de la fiscalía, ubicada a un par de metros de su escritorio. 
  • Denunció que lo atacó la mafia el sábado 29 de abril cuando regresaba de un operativo. La investigación demostró que venía del boliche Almendra y la agresión se habría debido a cuestiones personales.
  • El ataque más famoso ocurrió en su oficina, el miércoles 3 de mayo a las 17. Ya hay evidencias de simulación claras y una teatralidad hasta grosera: dijo que lo obligaron a escribir la palabra Nisman con una azucarera y a corregir alguna letra con la lengua. Un rato antes se había sacado de encima a su custodia, es decir que tal vez quiso recibir a alguien sin testigos y el encuentro derivó en una pelea. El resto, incluyendo que lo obligaron a escribir la palabra Nisman, lo dibujó después. A todo esto Cartasegna dijo que no pudo ver a su atacante, algo poco creíble.
  • En la fiscalía faltó dinero de procedimientos. Le echó la culpa a su secretario, aunque él mismo apareció con parte de la plata al día siguiente. También faltan drogas secuestradas. 
  • En la auditoría se encontraron en un armario causas judiciales sospechosamente retenidas. En su mayoría expedientes por abuso o pedofilia. 
  • No se encuentran los 11 cuerpos del expediente por el homicidio de Miguel Bru. No hay explicación por ahora, pero es difícil que alguien se lo haya podido llevar. Es otro elemento de confusión.
  • Se alegó que a Cartasegna le tirotearon la casa, pero las pruebas de balísticas demostraron que ningún atacante disparó. Los tiros únicamente salieron del arma de uno de sus custodios, tal vez asustado.
  • El fiscal se presentó a sí mismo como una víctima de persecución de una mafia policial, pero esta semana terminó designando como su abogado a Julio Beley, que estuvo en la defensa de policías en casos sonados. Incluso Beley fue el abogado de Julio César Carachico, mano derecha de Miguel Etchecolatz durante la dictadura.

El clima explosivo en la fiscalía 4 fue creciendo con los días. Por lo que averiguó este diario, sus empleados están indignados con esa derivación de responsabilidades hacia ellos. De manera que en cualquier momento empezarían las declaraciones contra el fiscal de sus ex colaboradores. A esto se suma que en todo el edificio ya se da por sentado lo que afirmó PáginaI12 en el último mes: que hubo maniobras, teatralizaciones y falsedades en los supuestos ataques. Por lo tanto, también había perdido el respaldo de los demás fiscales.

El final de la historia se preveía para la semana próxima: la firma por parte de Vogliolo de un dictamen lapidario sobre el trabajo de Cartasegna. El pronóstico es que ese documento, entregado al procurador Julio Conte Grand, derivaría en una situación insostenible para el fiscal. Antes de eso, acusó el cuadro depresivo, la internación y, casi seguro, se viene la renuncia. 

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